El Colegio de Santo Domingo, conocido originalmente como Convento de Santo Domingo, es una joya arquitectónica fascinante ubicada en la histórica ciudad de Orihuela, España. A menudo llamado el Escorial del Levante, este complejo monumental es una mezcla armoniosa de estilos gótico, renacentista, barroco y rococó, reflejando la rica diversidad cultural de la región.
Los orígenes del Colegio de Santo Domingo se remontan a 1512, cuando la Orden de los Dominicos se estableció en el área. El visionario detrás de este gran proyecto fue el Cardenal Fernando de Loazes, oriundo de Orihuela, quien soñó con un centro de aprendizaje que pudiera competir con las grandes universidades de la época. En 1546, puso los cimientos de lo que se convertiría en una institución clave, inicialmente destinada a enseñar artes, derecho, medicina y teología.
En 1552, una bula papal otorgada por el Papa Julio III elevó la institución a colegio pontificio, marcando el inicio de su transformación en universidad. La construcción del convento comenzó en 1553, bajo la supervisión del arquitecto Juan Inglés, y continuó incluso después de la muerte del cardenal.
Para 1610, el edificio fue inaugurado como un Estudio General, y en 1646, fue declarado Universidad Real, General y Pública por el Rey Felipe IV, a pesar de la oposición de la Universidad de Valencia. Esto marcó la era dorada de la universidad, que prosperó junto con la floreciente agricultura de la región en el siglo XVII.
El Colegio de Santo Domingo es famoso por sus dos grandes fachadas, cada una adornada con portales intrincadamente tallados y majestuosas ventanas. La fachada principal es particularmente impresionante con su lujoso diseño, mientras que la fachada lateral muestra con orgullo el escudo de su fundador, Fernando de Loazes.
El interior del complejo es igualmente impresionante, albergando valiosas obras de arte de renombrados artistas como Antonio de Villanueva y Nicolás Borrás. En un tiempo, incluso albergó la Tentación de Santo Tomás de Aquino, una obra maestra de Velázquez, que ahora se encuentra en el Museo Diocesano de Orihuela.
Dentro de sus amplios terrenos, el Colegio de Santo Domingo cuenta con dos magníficos claustros. El Claustro del Convento de estilo renacentista, diseñado por Agustín Bernardino, presenta un sereno jardín y elegantes arcos sostenidos por pilastras y semicolumnas. El Claustro Universitario Barroco, construido entre 1727 y 1737, está adornado con decoraciones heráldicas, mostrando los escudos de España y la Iglesia Católica.
La iglesia barroca dentro del Colegio de Santo Domingo es una obra maestra del diseño de Pedro Quintana. Su única nave está coronada con una bóveda de cañón y está ricamente decorada con intrincadas pinturas y detalles dorados de Bartolomé Albert. El opulento interior de la iglesia es un testimonio del patrimonio artístico y espiritual de la región.
A lo largo de su historia, el Colegio de Santo Domingo ha desempeñado muchos roles. Fue hogar de la primera Biblioteca Nacional Pública de España y sirvió como convento dominico y universidad durante casi tres siglos. Sin embargo, tras la supresión de las órdenes religiosas y la desamortización de Mendizábal en 1836, el edificio pasó a estar bajo el cuidado de la Diócesis de Orihuela.
Hoy en día, se erige como el Colegio Diocesano de Santo Domingo, una institución educativa que ofrece una variedad de estudios desde la educación infantil hasta la secundaria. Continúa siendo un faro de aprendizaje y cultura, preservando el legado de su ilustre pasado mientras abraza el futuro.
En conclusión, el Colegio de Santo Domingo no es solo una maravilla arquitectónica, sino un monumento viviente a la rica historia y evolución cultural de Orihuela. Sus muros resuenan con las historias de eruditos, artistas y visionarios que han recorrido sus pasillos, convirtiéndolo en un destino esencial para cualquiera que visite este encantador rincón de España.
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