La Iglesia de San Juan Bautista, ubicada en el encantador pueblo de Vélez-Málaga en España, es un impresionante testimonio del rico patrimonio histórico y artístico de la región. Esta iglesia católica, que ha experimentado numerosas transformaciones desde su creación, es una hermosa síntesis de varios estilos arquitectónicos que han evolucionado a lo largo de los siglos. Sus orígenes se remontan a 1487, cuando fue construida por primera vez bajo el estilo gótico-mudéjar, una mezcla única de influencias góticas y moriscas. A lo largo de los siglos, la iglesia ha sido ampliada, renovada y adornada con elementos de diferentes períodos artísticos, convirtiéndola en un sitio cautivador tanto para los entusiastas de la historia como para los visitantes casuales.
La estructura original de la Iglesia de San Juan Bautista fue construida a finales del siglo XV, siguiendo el estilo gótico-mudéjar. Este estilo arquitectónico se caracteriza por su intrincada mampostería, arcos apuntados y azulejos decorativos, reflejando la influencia morisca en la arquitectura española de esa época. La iglesia experimentó renovaciones significativas en el siglo XVI, particularmente entre 1541 y 1564, bajo la dirección del obispo Fray Bernardo Manrique. Durante este tiempo, la iglesia fue ampliada y se construyó la icónica torre, añadiendo a su grandeza.
El período barroco trajo más modificaciones a la iglesia, con varios elementos de esta era aún preservados hoy en día. Una de las adiciones más notables de finales del siglo XVIII es la sacristía, un espacio extraordinario construido en 1789 y atribuido al renombrado arquitecto José Martín de Aldehuela. La sacristía presenta exquisitas decoraciones de estuco con elementos vegetales y símbolos apocalípticos, proporcionando un contraste sorprendente con el interior austero y clásico de la iglesia.
Al entrar en la Iglesia de San Juan Bautista, los visitantes son recibidos por una espaciosa nave dividida en tres secciones por grandes arcos sostenidos por robustos pilares. La nave central, más grande y ancha que las laterales, está cubierta por una bóveda de cañón con lunetos y arcos transversales, que descansan sobre un entablamento simple. Este diseño oculta inteligentemente el techo de madera mudéjar original, preservando una pieza de la historia temprana de la iglesia.
Al fondo de la nave central se encuentra el presbiterio, elevado sobre el resto de la iglesia y cubierto por una cúpula semiesférica que descansa sobre pechinas. El presbiterio alberga los coros, elaborados en el siglo XIX con madera de caoba. Estos coros están dispuestos en forma de U, con tres sillas más grandes en el centro flanqueadas por grupos de sillas más pequeñas a ambos lados, creando un espacio impresionante y digno para el clero.
Una de las características más cautivadoras de la iglesia es la sacristía, una sala rectangular adornada con pilastras corintias, elaboradas decoraciones rococó y una cornisa denticulada que recorre la parte superior de las paredes. El techo es una obra maestra del arte rococó, con una cúpula esférica con intrincados medallones, guirnaldas y rosetones. La sacristía también contiene una mesa de altar de mármol del siglo XVIII, decorada con un cordero apocalíptico, añadiendo a la rica iconografía de la sala.
La torre de la Iglesia de San Juan Bautista es una de sus características más distintivas. Se accede a ella desde la primera sección de la nave de la Epístola y consta de cinco salas superpuestas conectadas por una escalera. La sala más alta, que data de finales del siglo XVIII, está decorada con estucos rococó y presenta una cúpula octagonal única sostenida por trompas. El exterior de la torre está pintado en color ocre, con la sección superior presentando una serie de arcos ciegos y pilastras rematadas con pináculos. El campanario alberga tres campanas de bronce del siglo XVIII, cada una adornada con bandas e inscripciones que añaden a su valor histórico.
La construcción de la torre se remonta a 1541, con trabajos de restauración significativos llevados a cabo en 1742. Se erige como un testimonio de la presencia duradera de la iglesia en Vélez-Málaga y ofrece a los visitantes una visión de la ingeniosidad arquitectónica del pasado.
La entrada principal de la Iglesia de San Juan Bautista es un portal grandioso estructurado en dos secciones. La sección inferior presenta un arco semicircular flanqueado por columnas toscanas sobre pedestales, que sostienen un entablamento. Por encima de esto, la sección superior contiene una hornacina central con un arco semicircular, flanqueada por pilastras jónicas y rematada con un frontón curvo. La entrada está adornada con una puerta de madera de doble hoja de 1781, con paneles simétricos e inscripciones decorativas, incluyendo la fecha de su creación.
Otra característica notable es la capilla del Cristo de los Vigilantes, ubicada al pie de la nave del Evangelio. Esta capilla alberga una imagen renacentista de Cristo del siglo XVI, originalmente parte del retablo de la iglesia de Santa María la Mayor. La capilla es un espacio sereno y contemplativo, invitando a los visitantes a detenerse y reflexionar.
La Iglesia de San Juan Bautista no es solo un monumento histórico; es un testimonio vivo del rico patrimonio cultural y religioso de Vélez-Málaga. Sus paredes resuenan con las historias de siglos pasados, desde sus orígenes gótico-mudéjares hasta sus transformaciones barrocas y neoclásicas. Al explorar esta magnífica iglesia, no solo se presencia la evolución de los estilos arquitectónicos, sino que también se experimenta el espíritu perdurable de una comunidad que ha valorado y preservado este espacio sagrado durante generaciones.
Ya seas un entusiasta de la historia, un aficionado a la arquitectura o simplemente un viajero curioso, la Iglesia de San Juan Bautista ofrece un viaje cautivador a través del tiempo, invitándote a descubrir la belleza y el significado de este notable monumento en el corazón de Andalucía.
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