Situada majestuosamente en el punto más alto de la colina que alberga la antigua ciudad de Huesca, la Santa Iglesia Catedral de la Transfiguración del Señor es un impresionante ejemplo de la arquitectura gótica y un faro de importancia histórica y espiritual. Esta magnífica catedral, comúnmente conocida como la Catedral de Santa María, invita a los visitantes a retroceder en el tiempo y maravillarse con su grandiosidad arquitectónica y su profunda historia.
La Santa Iglesia Catedral de la Transfiguración del Señor se erige en un lugar que ha sido testigo de siglos de evolución religiosa. Inicialmente, este sitio albergaba la principal mezquita de Huesca. Tras la conquista de la ciudad por el rey Pedro I de Aragón en 1096, la mezquita fue transformada en una catedral cristiana dedicada a Santa María de los Gozos. Aún hoy se pueden observar vestigios de este legado islámico, como un arco de herradura en el área del claustro, que se cree era la entrada al minarete original.
La construcción de la actual catedral gótica comenzó a finales del siglo XIII, bajo el reinado del rey Jaime I de Aragón. La decisión de construir una nueva catedral surgió de la percepción de que no era decoroso realizar el culto cristiano en la antigua mezquita. El diseño inicial proponía una estructura con tres naves, cinco capillas en el ábside y un crucero. A lo largo de los siglos, la catedral ha experimentado numerosas mejoras, resultando en la impresionante edificación que se puede admirar hoy en día.
La Santa Iglesia Catedral de la Transfiguración del Señor es una obra maestra de la arquitectura gótica. Su planta en forma de cruz latina presenta capillas laterales y tres naves, cada una dividida en cuatro tramos. La fachada occidental de la catedral está adornada con un grandioso portal de arco apuntado, construido entre 1302 y 1307. Este portal está embellecido con intrincadas tallas de mártires, vírgenes, ángeles y profetas, ofreciendo un festín visual para los visitantes.
En el centro del tímpano se encuentra una escultura de la Virgen María sosteniendo al Niño Jesús, flanqueada por dos ángeles turiferarios. A la derecha, se representan los Reyes Magos, mientras que en el lado izquierdo se muestra la escena del Noli me tangere. El dintel lleva los escudos de armas del Reino de Aragón y del obispo Martín López de Azlor, bajo cuyo episcopado se completó el portal. Un alero de madera de estilo renacentista, típico de la arquitectura aragonesa, protege este portal.
La torre del campanario de la catedral, construida entre 1369 y 1423, es otro punto destacado de la arquitectura. Inicialmente edificada hasta el cuarto piso por los maestros constructores Juan de Alguiñero y Juan de Quadres, la torre fue completada con una aguja pentagonal por el maestro Pere Jalopa. Trágicamente, esta aguja fue destruida en 1937 durante una celebración de la captura de Santander por el ejército de Franco. La aguja no ha sido reemplazada, aunque existen planes y registros fotográficos para su restauración.
Al entrar en la catedral, los visitantes son recibidos por una serie de maravillas artísticas y arquitectónicas. El altar mayor, elaborado por el renombrado escultor Damián Forment a principios del siglo XVI, es un magnífico tríptico de alabastro que representa escenas de la Pasión de Cristo. La catedral también alberga exquisitas pinturas barrocas del siglo XVII, que adornan las cúpulas de las capillas del Santo Cristo de los Milagros, San Joaquín y Santos Orencio y Paciencia.
La Santa Iglesia Catedral de la Transfiguración del Señor ofrece a los visitantes una oportunidad única para explorar siglos de historia y evolución arquitectónica. Desde sus orígenes como mezquita hasta su transformación en una catedral gótica, este sitio sagrado refleja el rico tapiz cultural de Huesca. Cada piedra, arco y escultura cuenta una historia de devoción, arte y resistencia.
Los visitantes de la Santa Iglesia Catedral de la Transfiguración del Señor pueden sumergirse en su atmósfera serena y contemplativa. La ubicación elevada de la catedral proporciona impresionantes vistas de la ciudad circundante, añadiendo al sentido de asombro y reverencia. Ya sea que seas un entusiasta de la historia, un aficionado a la arquitectura o un buscador espiritual, esta catedral promete una experiencia inolvidable.
En conclusión, la Santa Iglesia Catedral de la Transfiguración del Señor no es solo un monumento religioso; es un símbolo del espíritu perdurable y el rico patrimonio de Huesca. Su esplendor gótico, su importancia histórica y sus tesoros artísticos la convierten en un destino de visita obligada para cualquiera que explore la hermosa región de Aragón. Al pasear por sus sagrados pasillos y contemplar sus intrincados detalles, sin duda sentirás una profunda conexión con el pasado y una gran apreciación por la belleza atemporal de esta joya arquitectónica.
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