La Iglesia de Santa Catalina, conocida localmente como Sint-Katharinakerk, es un impresionante ejemplo de arquitectura gótica tardía situada en el encantador pueblo de Hoogstraten, Bélgica. A menudo se la llama la Catedral de los Kempen o cariñosamente ons Katrien por los lugareños, esta magnífica estructura ha sido un símbolo de historia y cultura desde su construcción en el siglo XVI.
Construida entre 1525 y 1550, la Iglesia de Santa Catalina fue encargada por Antoon van Lalaing y Elisabeth van Culemborg, el Conde y la Condesa de Hoogstraten. El diseño de la iglesia fue obra del renombrado arquitecto Rombout II Keldermans, quien fusionó elementos del gótico Kempense y del gótico brabanzón. El resultado es una obra maestra arquitectónica que sigue cautivando a los visitantes con sus detalles intrincados y su imponente presencia.
La torre de la iglesia, que se eleva a unos impresionantes 104,7 metros, es una característica definitoria del horizonte de Hoogstraten. Construida con el característico ladrillo rojo de la región, la base cuadrada de la torre se transforma en una linterna octogonal coronada con una doble aguja en forma de pera cubierta de pizarra. El uso de bandas de piedra arenisca blanca añade un toque llamativo a la estructura, convirtiéndola en un deleite visual.
El sitio de la Iglesia de Santa Catalina tiene una rica historia que precede al edificio actual. Antes de la construcción de la iglesia actual, una pequeña iglesia románica se alzaba en el mismo terreno. Esta estructura anterior sufrió varias reconstrucciones en los siglos XIII y XIV, especialmente después de un devastador incendio en 1442. La decisión de construir una nueva y más grandiosa iglesia se tomó a principios del siglo XVI, dando lugar a la magnífica Iglesia de Santa Catalina que vemos hoy.
A pesar de la grandeza de la iglesia, su construcción no estuvo exenta de desafíos. Las restricciones presupuestarias llevaron a una pausa en la construcción entre 1534 y 1535, y la entrega de piedras blancas causó repetidos retrasos. No obstante, la iglesia fue consagrada el 5 de octubre de 1544 y la torre se completó en 1546. A lo largo de su historia, se han hecho esfuerzos para preservar la integridad arquitectónica original de la iglesia, asegurando que siga siendo un testimonio de su época.
La Iglesia de Santa Catalina no ha sido inmune a los estragos de la guerra. Durante los últimos días de la Segunda Guerra Mundial, las fuerzas alemanas en retirada dinamitaron la torre de la iglesia el 23 de octubre de 1944, temiendo que pudiera ser utilizada como puesto de observación por las tropas aliadas en avance. El colapso resultante destruyó gran parte de la nave y el ayuntamiento adyacente. Sin embargo, el coro, parte del transepto y las columnas y arcos de la nave sobrevivieron a la destrucción.
La reconstrucción de la iglesia comenzó en 1952 bajo la dirección de los arquitectos Jozef-Louis Stynen y Pol Berger. La restauración siguió los planes originales, aunque se utilizaron materiales modernos como el concreto para la estructura del techo. Para el 1 de junio de 1958, la restauración estaba completa y la Iglesia de Santa Catalina volvió a erigirse como un símbolo de resistencia y fe.
En años recientes, las preocupaciones sobre la integridad estructural de la iglesia han llevado a nuevos esfuerzos de restauración. Desde el año 2000, la caída de piedras de la torre se ha convertido en un problema frecuente, lo que ha llevado a reparaciones de emergencia y la instalación de redes para atrapar los escombros. En 2009, se descubrió que la torre se estaba inclinando lejos de la nave, resultando en grietas visibles en las paredes. El uso de materiales de menor calidad durante la reconstrucción posguerra ha sido citado como un factor contribuyente.
El plan de restauración, dividido en cinco fases, comenzó en 2017 y está previsto que se complete en 2026. Estos esfuerzos tienen como objetivo abordar problemas estructurales, reemplazar materiales deteriorados y asegurar la preservación a largo plazo de la iglesia.
La Iglesia de Santa Catalina no es solo una maravilla arquitectónica; también alberga numerosos tesoros históricos y artísticos. El interior de la iglesia presenta cinco elementos clave que datan del siglo XVI:
Además, la iglesia alberga un altar mayor de mediados del siglo XIX, un púlpito de 1735 y barandillas de comunión hechas de mármol y madera que datan de 1767. Cada uno de estos elementos contribuye al rico tapiz de historia y arte que define a la Iglesia de Santa Catalina.
La fecha exacta en que la iglesia fue dedicada a Santa Catalina de Alejandría es desconocida. El nombre Catalina, escrito con 'K' en Hoogstraten, se deriva de la palabra griega katharós, que significa puro. La veneración de Santa Catalina fue traída a la región por los cruzados que regresaban del Este. Su día de fiesta se celebra el 25 de noviembre. Curiosamente, la iglesia también está dedicada a la Santísima Trinidad, como lo indica la estatua sobre el portal.
En conclusión, la Iglesia de Santa Catalina en Hoogstraten es un notable testimonio de la rica historia de la región, su patrimonio arquitectónico y su fe duradera. Ya sea que seas un entusiasta de la arquitectura, un aficionado a la historia o simplemente un viajero curioso, una visita a esta magnífica iglesia promete un viaje a través del tiempo y una experiencia inolvidable.
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