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Basílica de Santa Clara

Basílica de Santa Clara Asís

Basílica de Santa Clara

Situada en el corazón de Asís, la Basílica de Santa Clara, conocida localmente como basilica di Santa Chiara, es un testimonio de la rica historia y el legado espiritual de esta encantadora ciudad italiana. Esta notable estructura gótica, construida entre 1257 y 1265, es más que un lugar de culto; es un monumento a la vida y devoción de Santa Clara de Asís. Al recorrer sus sagrados pasillos, te transportas a una época de profunda fe y esplendor artístico.

La Historia de la Basílica de Santa Clara

La basílica se erigió poco después del fallecimiento de Santa Clara, alrededor de la antigua iglesia de San Giorgio, que albergó los restos de San Francisco hasta 1230. La solemne consagración de la Basílica de Santa Clara tuvo lugar en 1265, en presencia del Papa Clemente IV. El genio arquitectónico detrás de esta venerada estructura fue Filippo da Campello, quien diseñó un espacio que resonara con el viaje espiritual de Clara y su profunda conexión con San Francisco.

Inicialmente creada para servir a la comunidad religiosa de las Clarisas Pobres, que vivían en la cercana iglesia de San Damiano, la basílica ha experimentado diversas transformaciones a lo largo de los siglos. La cripta, que ahora alberga la tumba de Santa Clara, se añadió en 1850, proporcionando un sereno lugar de descanso para la santa.

Esplendor Arquitectónico

La Basílica de Santa Clara es un impresionante ejemplo de la arquitectura gótica, que refleja el estilo de la cercana Basílica de San Francisco. Su exterior está adornado con bandas alternas de piedra rosa y blanca, creando una fachada visualmente cautivadora. Tres robustos contrafuertes volantes en el lado izquierdo del edificio añaden tanto fuerza como elegancia a la estructura.

La entrada está marcada por un gran portal, flanqueado por leones en reposo, que conduce a una luneta con un fresco desvanecido de Giacomo Giorgetti. Arriba, una magnífica ventana de rosetón con anillos concéntricos de columnas y arcos atrae la mirada hacia arriba, culminando en un frontón triangular con un óculo central. Al lado, una capilla con paneles rosas sobre fondo blanco, añadida a principios del siglo XIV, complementa la estética de la basílica. El ábside poligonal y el campanario de base cuadrada, con sus ventanas bíforas y majestuosa aguja, completan esta obra maestra arquitectónica.

El Interior: Un Viaje a Través del Tiempo

Al entrar, te recibe un diseño de cruz latina con una sola nave, un crucero y un ábside poligonal. Los arcos de la bóveda descansan sobre pilares agrupados, con paredes desnudas animadas por una galería sobre la cual ventanas esbeltas dejan entrar una luz suave y difusa. Aunque muchos de los frescos originales que representaban la vida de Santa Clara se perdieron con el tiempo y los terremotos, los restos aún susurran historias de su devoción.

La Nave y las Capillas

Dentro de la nave, la Capilla de Santa Inés, dedicada a la hermana de Clara, destaca por su forma pentagonal y los frescos de principios del siglo XX de Girolamo Marinelli. A la derecha, la Capilla de San Jorge, parte de la iglesia original de San Giorgio, está dividida por un vitral en dos espacios, uno de los cuales es ahora la Capilla del Sacramento. Esta capilla está adornada con frescos de artistas como Pace di Bartolo y Puccio Capanna, que representan escenas como la Anunciación y la Natividad.

Adyacente a esta se encuentra el Oratorio del Crucifijo o de las Reliquias, hogar del Crucifijo original de San Damiano, que habló a San Francisco. Aquí también se pueden encontrar reliquias de Santa Clara y San Francisco, incluyendo prendas y objetos personales, ofreciendo una conexión tangible con estas figuras veneradas.

La Cripta y el Transepto

La cripta, añadida en el siglo XIX y remodelada posteriormente en estilo neogótico, alberga la urna con los restos de Santa Clara. Un pequeño templo con un altar se encuentra en el centro, donde los visitantes pueden contemplar el sarcófago de piedra que una vez guardó su cuerpo.

En el transepto izquierdo, una Natividad de mediados del siglo XIV de un maestro desconocido cautiva a los visitantes, junto a un panel de la Madonna con el Niño del Maestro de Santa Chiara. El presbiterio, con sus columnas góticas y reja de hierro forjado, presenta un crucifijo del mismo maestro, mientras que los expresivos frescos en las bóvedas representan escenas alegóricas con pares de santos, inspiradas en las alegorías franciscanas de la Basílica inferior de Asís.

El Órgano y el Monasterio

Detrás del altar mayor, el órgano de la basílica, fabricado en 1935 y restaurado en 1951, llena el espacio con sus tonos armoniosos. La caja de madera, en estilo neogótico, refleja el esplendor arquitectónico de la propia basílica.

El adyacente Protomonasterio de Santa Clara, un convento de clausura, es una parte integral de la historia de la basílica. Ampliado a lo largo de los siglos, alberga obras preciosas como la Crucifixión y Cuatro Santos de Puccio Capanna, añadiendo a la riqueza espiritual y artística de este lugar sagrado.

La Basílica de Santa Clara es más que un monumento histórico; es un testimonio vivo de la fe duradera y el patrimonio artístico de Asís. Una visita aquí no es solo un viaje a través de la historia, sino una invitación a experimentar la belleza serena y la profunda espiritualidad que continúan inspirando a peregrinos y visitantes de todo el mundo.

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