La Basílica de Santa María, conocida localmente como Basílica de Santa María, se erige majestuosamente en el corazón de Alicante, España. Esta joya arquitectónica es la iglesia más antigua de la ciudad, con una rica historia que abarca siglos. Situada en el centro histórico, la basílica es un impresionante ejemplo de los estilos gótico y barroco, ofreciendo a los visitantes una ventana al pasado y la oportunidad de admirar su intrincado diseño.
Los orígenes de la Basílica de Santa María están profundamente entrelazados con la historia de Alicante. El sitio originalmente albergaba una mezquita durante la ocupación musulmana de España. Tras la Reconquista, el rey Alfonso X de Castilla consagró la mezquita a la Virgen María alrededor de 1248. La construcción inicial cristiana comenzó alrededor de 1280 bajo el dominio castellano y se completó bajo la Corona de Aragón en 1308. Sin embargo, esta primera iglesia fue destruida por un incendio a finales del siglo XIV o principios del XV, dejando solo restos de sus bóvedas.
La estructura actual comenzó a tomar forma alrededor de 1417, con los maestros constructores Vicente Cubelles y Rufes, quienes habían trabajado previamente en la Iglesia de Santiago en Orihuela. La presencia del escudo de armas de los Reyes Católicos en la bóveda sugiere que la construcción del ábside se completó alrededor de 1480. Desafortunadamente, otro incendio en 1484 destruyó la imagen de la Virgen María. El coro y la sacristía se completaron alrededor de 1530, incorporando elementos de la arquitectura renacentista.
En el siglo XVIII, se realizaron importantes renovaciones en el presbiterio y las ventanas en estilo rococó. Se construyó una nueva torre en 1713, y las fachadas barrocas reemplazaron a las góticas originales. Entre 1992 y 2005, la basílica experimentó una extensa restauración, incluyendo una renovación completa de los techos. En 2007, la iglesia fue elevada al estatus de basílica, tras una solicitud del Ayuntamiento de Alicante al Vaticano.
La Basílica de Santa María presenta un diseño arquitectónico único que refleja su larga y variada historia. La iglesia cuenta con una sola nave con capillas laterales entre los contrafuertes, conectadas por un ábside poligonal. Este diseño sigue el estilo gótico catalán o mediterráneo. La fachada está adornada con dos torres, cada una con su propio carácter distintivo. La torre más antigua, que data del siglo XIV, tiene forma de L, mientras que la torre rectangular más nueva fue construida en 1713.
Los portales principal y laterales son obras maestras de la escultura barroca, creadas por Juan Bautista Borja. En el interior, la bóveda del ábside es particularmente notable, con cuatro claves centrales y claves terciarias adicionales. Las nervaduras que se intersectan forman un patrón de diamante, creando una bóveda estrellada. Este diseño recuerda a la Catedral de Murcia y la Catedral de Orihuela, ambas pertenecientes a la Diócesis de Cartagena en el siglo XV. Las claves están hechas de piedra policromada, representando a la Virgen María, los cuatro evangelistas, el escudo de armas de los Reyes Católicos y las armas heráldicas de un benefactor local no identificado.
El coro de la basílica, ubicado en el lado derecho del ábside, fue construido a principios del siglo XVI. Presenta un plano rectangular con una bóveda estrellada sostenida por ocho arcos cruzados, reminiscentes de la Sala Capitular de la Catedral de Valencia. Los elementos escultóricos en el coro insinúan la transición al lenguaje clásico, con molduras clásicas, rosetones y guirnaldas de laurel, posiblemente inspirados en los diseños de Diego de Sagredo.
La Basílica de Santa María alberga varias obras de arte valiosas. Entre las más notables se encuentran una imagen gótica de piedra de Santa María y un panel pintado que representa a San Juan, atribuido a Rodrigo de Osona. La basílica también posee una pila bautismal de estilo renacentista hecha de mármol blanco de Carrara y un portal de piedra barroca que conduce a la capilla de la Inmaculada Concepción, que presenta una imagen del siglo XVIII de Esteve Bonet.
Uno de los elementos más intrigantes de la basílica es la capilla sepulcral ubicada junto a la puerta de la torre más antigua. Esta capilla está adornada con un arcosolio flamígero enmarcado por dos pináculos que descansan sobre ménsulas en forma de león. El arco conopial trilobulado está coronado por un remate y un friso de vides. Esta obra, que data de finales del siglo XV y principios del XVI, se atribuye a la escuela de Pere Compte y su círculo.
Una visita a la Basílica de Santa María es un viaje en el tiempo, ofreciendo una oportunidad única para explorar el rico patrimonio cultural y arquitectónico de Alicante. Al entrar, quedarás cautivado por los detalles intrincados y la atmósfera serena de esta histórica iglesia. Ya seas un entusiasta de la arquitectura, un aficionado a la historia o simplemente busques un momento de reflexión, la Basílica de Santa María es un destino imprescindible en Alicante.
En conclusión, la Basílica de Santa María se erige como un testimonio del espíritu perdurable de Alicante. Sus muros han sido testigos de siglos de historia, desde sus orígenes como mezquita hasta su transformación en una magnífica basílica. Hoy en día, continúa inspirando asombro y reverencia, invitando a los visitantes a descubrir la belleza y la historia que yacen dentro de sus antiguas piedras.
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