Al caminar por las encantadoras calles de Tongeren, en Bélgica, te sentirás atraído por la fascinante Sint-Catharinakerk. Esta antigua iglesia, situada en el corazón del Beguinaje de Tongeren, es un testimonio de la rica historia y belleza arquitectónica de la ciudad. Rodeada de pintorescas calles como Brouwersstraat y Sint-Catharinastraat, la iglesia se erige como un monumento protegido, ofreciendo a los visitantes una mirada a una época pasada.
La historia de Sint-Catharinakerk comienza en el período gótico temprano, con sus orígenes que se remontan al siglo XIII. Originalmente construida como un edificio de estilo basilical, la iglesia cuenta con una nave de seis tramos con tres naves laterales y un coro de un solo tramo. Las partes más antiguas de la iglesia, hechas de pedernal, reflejan el estilo gótico temprano, mientras que las naves laterales de piedra caliza con revestimientos de piedra dura se añadieron a mediados del siglo XIV. A lo largo de los siglos, la iglesia experimentó varias renovaciones y ampliaciones, notablemente en los siglos XV, XVIII y XX, cada una añadiendo capas a su tapiz histórico.
Sint-Catharinakerk cuenta con varios aspectos arquitectónicos destacados que cautivan a los visitantes. La fachada oeste de la iglesia presenta un portal rectangular coronado por un pequeño dosel de piedra. Sobre él, dos ventanas estrechas y altas de tres luces y un óculo añaden un toque de elegancia. A la izquierda, una hornacina de madera alberga una estatua de Cristo, ofreciendo una bienvenida serena a todos los que entran. El techo a dos aguas cubierto de pizarra y la torre con cúpula y linterna añaden a su encanto pintoresco.
Dentro de Sint-Catharinakerk, los amantes del arte encontrarán una colección de pinturas y esculturas que reflejan la importancia histórica y religiosa de la iglesia. Entre las pinturas destacadas se encuentra una representación del martirio de Santa Catalina del siglo XVII y una representación de Santa Rosa de Lima. Las esculturas de madera, como la estatua de Santa Catalina del siglo XVII y la estatua de madera policromada de Cristo en descanso del siglo XV, añaden un toque artístico al espacio sagrado.
El interior de la iglesia está adornado con cinco altares barrocos del siglo XVII, ofreciendo un vistazo a los estilos artísticos de la época. Los bancos del coro, fechados en 1655, y el púlpito de roble de R. Verbrugh en estilo Luis XIV de 1711, muestran la artesanía de la era. Los visitantes también pueden admirar un confesionario barroco de 1675 y dos confesionarios clasicistas del siglo XVIII. Una pintura mural que representa el Árbol de Jesé, restaurada a principios del siglo XX, añade un toque de estilo gótico, mientras que una ventana de vidrio emplomado de 1721 baña el interior con luz colorida.
Los aficionados a la historia apreciarán la colección de lápidas conservadas dentro de la iglesia. En la nave sur, la lápida gótica del sacerdote Joannes de Miskem, que data de antes de 1350, y las piedras góticas tardías de dos beguinas de finales del siglo XV a principios del XVI, ofrecen una conexión tangible con el pasado. Fuera, en la pared norte, se encuentran las lápidas de figuras notables como N.N. Dunbiers (1483) y Catharina van Soens (siglo XV), cada una contando su propia historia de la rica historia de Tongeren.
Como parte del Beguinaje de Tongeren, Sint-Catharinakerk ha sido reconocida como un Sitio del Patrimonio Mundial de la UNESCO desde 1998. Esta designación destaca la importancia cultural e histórica de la iglesia, asegurando su preservación para que las generaciones futuras puedan explorarla y apreciarla.
En conclusión, Sint-Catharinakerk es más que una antigua iglesia; es una ventana al pasado, ofreciendo a los visitantes la oportunidad de sumergirse en la rica historia y belleza arquitectónica de Tongeren. Ya seas un amante del arte, un entusiasta de la historia o simplemente un viajero curioso, esta encantadora iglesia es un destino que no te puedes perder y que promete dejar una impresión duradera.
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