Ubicado en el corazón de Santa Cruz de Tenerife, el Templo Masónico de Santa Cruz de Tenerife (Templo Masónico de Santa Cruz de Tenerife) se erige como un testimonio de la rica y enigmática historia de la masonería en España. Esta joya arquitectónica, situada en la calle San Lucas, es una visita obligada para cualquier persona intrigada por los misterios de la tradición masónica o simplemente interesada en explorar sitios históricos únicos.
Los orígenes del Templo Masónico se remontan a finales del siglo XIX. La primera piedra se colocó en 1899 y el templo fue diseñado por el talentoso arquitecto local Manuel de Cámara y Cruz. Aunque la construcción del templo llevó más de dos décadas, su interior se completó a principios del siglo XX, permitiendo su inauguración y uso por la Logia Añaza. La Logia Añaza, fundada el 8 de agosto de 1895, rápidamente se convirtió en el taller masónico más importante de las Islas Canarias durante el siglo XX, desempeñando un papel crucial en la reorganización de la masonería canaria.
La construcción del templo fue un trabajo de amor, financiado por la Logia Añaza. El presupuesto inicial era de 15,000 pesetas, pero el costo final se elevó a 20,008 pesetas. El edificio no era solo un lugar de culto y ritual, sino que también servía a la comunidad. La Logia Añaza estableció un centro educativo gratuito, la Escuela Añaza, e incluso vendió el actual Centro de Formación Ireneo González al municipio por un precio simbólico, con la condición de que continuara proporcionando educación gratuita.
El Templo Masónico es un ejemplo impresionante de simbolismo masónico y grandeza arquitectónica, principalmente inspirado en motivos egipcios. La fachada es un espectáculo para la vista, con sus tres secciones distintas. La sección central presenta dos columnas colosales con fustes lisos y capiteles de hojas de palma, que sostienen un gran frontón triangular. Este frontón alberga el ojo que todo lo ve, una representación del Ser Supremo o el Gran Arquitecto del Universo en el simbolismo masónico.
Flanqueando las columnas centrales hay cuatro esfinges, cada una acostada sobre su vientre y adornada con un claft, un tocado tradicional egipcio. Estas esfinges fueron esculpidas por el renombrado artista Guzmán Compañ Zamorano. La entrada principal está intrincadamente tallada con patrones geométricos, y sobre ella, el dintel está decorado con hojas de palma y un disco solar con alas de águila, simbolizando a Horus, el dios egipcio del cielo. El edificio descansa sobre una base robusta conocida como estereobato, lo que añade a su presencia imponente.
Al entrar al templo, los visitantes son recibidos por un vestíbulo que conduce al salón principal, conocido como el Salón de Tenidas. Este salón es una maravilla de diseño, con un suelo de mosaico, columnas en relieve y un espacio elevado que una vez presidió la sala. Aunque los frescos originales del techo han sido repintados en blanco y la estructura de madera ahora está cubierta por un falso techo de aluminio, la sala aún exuda un aire de solemnidad y grandeza.
Una de las características más intrigantes del templo es la Cámara de Reflexiones, ubicada en el sótano. Esta cámara, excavada en un tubo volcánico natural, se utilizaba para rituales masónicos e introspección. En el segundo piso, los visitantes pueden explorar el Salón de Banquetes, que ofrece una visión de los aspectos sociales de la vida masónica. El piso superior alberga varias salas que una vez fueron utilizadas para diversos propósitos por los miembros de la logia.
La historia del templo tomó un giro oscuro el 15 de septiembre de 1936, cuando fue confiscado por el régimen franquista. El edificio fue reutilizado para diversos fines, incluyendo servir como almacén para la Farmacia Militar y más tarde como centro óptico para el ejército. Incluso albergó soldados hasta que finalmente fue cerrado en 1990. Los archivos de la Logia Añaza fueron confiscados y ahora forman parte de la Sección de la Guerra Civil del Archivo Histórico Nacional en Salamanca.
En 2001, el gobierno español vendió el edificio al municipio de Santa Cruz de Tenerife por más de 470,000 euros. Después de años de abandono, se lanzó un proyecto de restauración en noviembre de 2021, liderado por el alcalde de la ciudad, José Manuel Bermúdez, y la arquitecta María Nieves Febles. Con un presupuesto de más de 3 millones de euros, la restauración busca revivir la antigua gloria del templo, con la finalización esperada en dos años.
En reconocimiento a su importancia histórica, el Templo Masónico de Santa Cruz de Tenerife fue declarado Bien de Interés Cultural en 2007. En 2023, fue honrado además como Monumento a la Memoria Histórica por el Gobierno de Canarias, sirviendo como un memorial para las víctimas perseguidas por el régimen franquista, tanto masones como no masones.
Hoy en día, el Templo Masónico de Santa Cruz de Tenerife se erige como un faro de historia, cultura y resiliencia. Sus paredes resuenan con historias de una era pasada, ofreciendo a los visitantes una visión única del mundo de la masonería y la tumultuosa historia de España. Ya seas un entusiasta de la historia, un aficionado a la arquitectura o simplemente un viajero curioso, este templo es un destino imprescindible que promete dejar una impresión duradera.
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