La Basílica de Santa María la Mayor, conocida localmente como Basílica de Santa María la Mayor, es una joya arquitectónica situada en el corazón de Pontevedra, España. Esta impresionante basílica, que data del siglo XVI, es un reflejo del rico patrimonio cultural e histórico de la región. Su mezcla de estilos gótico tardío y renacentista, junto con sus detalles arquitectónicos intrincados, la convierten en un destino imperdible tanto para los amantes de la historia como para los turistas ocasionales.
La historia de la Basílica de Santa María la Mayor está profundamente ligada a la historia de Pontevedra. Aunque Pontevedra no es sede episcopal, la basílica a menudo se considera la catedral de la ciudad debido a su grandeza y relevancia. La estructura actual se construyó sobre los restos de una antigua iglesia románica, demolida a principios del siglo XV. La construcción de la nueva basílica fue liderada por los arzobispos de Santiago de Compostela, Alonso II de Fonseca y Acevedo y Alonso III de Fonseca y Ulloa, con el apoyo significativo de familias nobles y diversos gremios, incluyendo el influyente Gremio de Mareantes, el gremio marítimo más antiguo de España.
La construcción de la basílica fue un esfuerzo colaborativo que involucró a varios maestros constructores, como Juan de los Cuetos, Diego Gil, Cornielles de Holanda, Mateo López, Sebastián Barros, Domingo Fernández y Juan Noble. La fachada principal plateresca, que asemeja un retablo de piedra, se completó en 1541, mientras que la bóveda final se cerró en 1559. La torre a la derecha de la entrada fue añadida por Mateo López en 1605. En 1962, el Papa Juan XXIII elevó la iglesia al estatus de basílica, consolidando aún más su importancia en la región.
El exterior de la Basílica de Santa María la Mayor es impresionante. La fachada principal, orientada al oeste, cuenta con una gran escalera que conduce a una entrada ricamente decorada. Diseñada en estilo plateresco, esta fachada es un tapiz de detalles escultóricos, incluyendo escenas en alto relieve, estatuas y motivos decorativos. La entrada está flanqueada por dos contrafuertes imponentes, y sobre la puerta, los visitantes pueden admirar un relieve que representa la Dormición de la Virgen María, rodeado de medallones en forma de conchas, estatuas de santos e incluso figuras históricas como Cristóbal Colón y Hernán Cortés.
En el lado sur de la basílica, otra fachada presenta un gran arco decorado en estilo barroco y un crucifijo prominente. Los remates en estilo manuelino que coronan las paredes y el ábside, junto con una gran ventana adornada en el mismo estilo, añaden esplendor arquitectónico a la basílica.
El interior de la Basílica de Santa María la Mayor es igualmente impresionante, con una disposición basilical que comprende tres naves y varias capillas laterales. La nave central muestra influencias renacentistas, mientras que las naves laterales y las capillas reflejan estilos góticos tardíos. Los techos están adornados con bóvedas de nervaduras, incluyendo una notable elaborada por Diego Gil en 1522.
La capilla principal, conocida como la Capilla Mayor, alberga un retablo moderno de madera de castaño y nogal, creado entre finales del siglo XIX y principios del siglo XX por el escultor gallego Máximo Magariños. Esta capilla también cuenta con un púlpito y catorce paneles en bajorrelieve que representan las Estaciones de la Cruz.
Varias capillas dentro de la basílica merecen una visita:
La contra-fachada occidental de la basílica, que abarca el ancho de la nave central, es una de las características más notables del templo. Ricamente decorada con figuras y alegorías, representa una lucha simbólica entre virtudes y vicios, intercalada con escenas bíblicas, mitológicas y cotidianas. Este retablo de piedra, concebido como un espejo de enseñanzas bíblicas, servía para recordar a los fieles las doctrinas de la iglesia, enfatizando la dualidad de la salvación y los peligros del alma al salir del templo. Con el tiempo, modificaciones han alterado su apariencia original, haciendo su interpretación desafiante. En 1571, se añadió un coro alto, probablemente cambiando la contra-fachada original, que se erigió entre 1541 y 1546, posiblemente con contribuciones de Cornielles de Holanda.
En conclusión, la Basílica de Santa María la Mayor no es solo un monumento religioso; es un símbolo de la rica historia y patrimonio cultural de Pontevedra. Sus paredes y capillas resuenan con historias de siglos pasados, convirtiéndola en una atracción imprescindible para cualquiera que visite esta hermosa ciudad.
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