La Casa Tervoort, también conocida como Castillo Tervoort o Haus ter Voorth, es una antigua finca de caballeros situada en la pintoresca ciudad de Moers, en Renania del Norte-Westfalia, Alemania. Este tesoro histórico, con raíces que se remontan al siglo XII, ofrece una fascinante visión del pasado medieval de la región. Aunque gran parte de la estructura original está en ruinas hoy en día, los restos de la Casa Tervoort aún susurran historias de su pasado, convirtiéndola en un destino fascinante para los entusiastas de la historia y los viajeros curiosos.
Documentada por primera vez en 1443 como una finca de caballeros, los orígenes de la Casa Tervoort probablemente se remontan al siglo XII. Ubicada a lo largo del Moersbach, un arroyo que antiguamente llevaba mucha más agua, la finca estaba estratégicamente situada cerca de un antiguo lecho del Rin. El nombre ter Voorth se traduce como en el vado, destacando su importancia histórica como punto de cruce para los viajeros que se desplazaban al norte desde Moers.
A lo largo de los siglos, la Casa Tervoort experimentó numerosos cambios de propiedad y propósito. Inicialmente un feudo común de Colonia, la finca se heredaba exclusivamente por la línea masculina. Frecuentemente cambiaba de manos entre varias familias nobles, a menudo otorgada como feudo por la casa gobernante del Condado de Moers al Drost (mayordomo) en funciones del condado.
A mediados del siglo XV, la finca pertenecía a los hermanos Hinrich e Ysbrandt de la familia von Merwich. Ellos empeñaron la finca de caballeros a Friedrich von Pelden, quien la recibió como feudo del Conde Vincenz de Moers en 1464. La finca siguió cambiando de manos, con propietarios notables como Elbert von Wrede, Caspar Lappe y Jost Wirich von Pelden, quien fue nombrado Drost del Condado de Moers por Mauricio de Orange en 1600.
Para el siglo XVIII, la finca había pasado a ser propiedad de la familia Kinsky. Borchard Wilhelm von Kinsky, nombrado Drost del Condado de Moers en 1677, amplió y renovó los edificios, transformando la casa principal en una estructura similar a un castillo. La finca incluía dos edificios auxiliares, varios establos para ganado, graneros y una fragua.
Las dificultades financieras enfrentadas por la familia Kinsky a finales del siglo XVII llevaron a la venta de la finca en 1793 a Carl Freiherr von Raesfeldt. Posteriormente pasó al industrial Max Haniel y luego a sus descendientes, la familia Liebrecht. A pesar de estos cambios, las fortunas de la finca continuaron fluctuando, con el tamaño de las tierras asociadas variando significativamente a lo largo del tiempo.
En 1837, bajo Carl von Raesfeldt, la finca fue nuevamente reconocida como una finca de caballeros por el Rey Friedrich Wilhelm III. Sin embargo, este estatus fue de corta duración, y para 1854, la finca había perdido sus privilegios, incluyendo el derecho de su propietario a servir como representante en los parlamentos de distrito y estatal prusianos sin elección.
A mediados del siglo XIX, la familia Liebrecht apoyó el establecimiento de un hospital en la finca. La Fundación Bethanien estableció una estación médica en algunas de las habitaciones de la finca en 1856, atendida por diaconisas de Kaiserswerth. Este hospital operó hasta 1859, cuando se trasladó a un nuevo edificio en Moers.
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El edificio principal de la Casa Tervoort fue gravemente dañado por una bomba durante la Segunda Guerra Mundial y posteriormente devastado por un incendio en 2004, dejando solo ruinas. Sin embargo, tres edificios auxiliares, incluida la antigua fragua, siguen en uso hoy en día. En 1992, el club de motoristas Globetrotter Homeless e.V. reutilizó uno de estos edificios, incorporando las paredes exteriores restantes en su sede y área de fiestas al aire libre. El sitio también acogió el final de la Magical Mystery Ruhr Tour en 2010, consolidando su reputación como un castillo encantado entre los entusiastas del misterio.
A pesar de los estragos del tiempo y el conflicto, la Casa Tervoort sigue siendo un lugar de intriga y significancia histórica. Sus ruinas son un testimonio del rico y variado pasado de la finca, invitando a los visitantes a explorar los ecos de la historia que perduran en sus muros. Ya seas un aficionado a la historia, un amante de la arquitectura medieval o simplemente un viajero curioso, una visita a la Casa Tervoort ofrece una visión única y memorable de las épocas pasadas de Moers.
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