En el corazón de Marino, un pintoresco pueblo situado en la zona de Castelli Romani, justo a las afueras de Roma, se encuentra el Santuario de Santa Maria dell'Acquasanta. Este santuario no es solo un lugar de culto, sino también un testimonio de siglos de fe, milagros y evolución arquitectónica. Es una joya escondida que atrae a los visitantes con su fascinante historia y su ambiente sereno.
Los orígenes del Santuario de Santa Maria dell'Acquasanta están envueltos en la bruma del tiempo. Se cree que la imagen de la Madonna, el punto focal del santuario, fue creada entre los siglos IV y IX, aunque la tradición popular se inclina hacia el siglo VI. Esta antigua imagen fue colocada inicialmente en un pequeño altar al borde del camino que conducía a Castel Gandolfo y Albano Laziale, actualmente conocido como Via Antonio Fratti.
El nombre del santuario, Acquasanta, que significa Agua Santa, proviene de los eventos milagrosos asociados con la imagen de la Madonna. Una de las leyendas cuenta que un hombre perdió el control de su caballo en las empinadas carreteras y fue salvado de una caída fatal por la intervención divina de la Madonna. A lo largo de los siglos, se han atribuido numerosos otros milagros a la Virgen de Acquasanta, consolidando la reputación del santuario como un lugar de gracia divina.
Originalmente, la imagen de la Madonna se encontraba en un simple altar al borde del camino. Sin embargo, para el siglo XVI, este altar se había incorporado a la primera estructura del santuario. Entre 1693 y 1720, el santuario experimentó importantes transformaciones, resultando en la estructura de una sola nave que vemos hoy, tallada en la piedra local de peperino.
Uno de los aspectos más llamativos del santuario es su fachada neoclásica, diseñada por el arquitecto Matteo Lovatti en 1819. La fachada, hecha enteramente de piedra peperino, se caracteriza por sus columnas toscanas y un arquitrabe modillón. La puerta de hierro que una vez cerraba el nártex ha sido reemplazada por una puerta de vidrio, permitiendo a los visitantes vislumbrar el interior del santuario incluso desde el exterior.
Entrar en el Santuario de Santa Maria dell'Acquasanta es como ingresar a una gruta sagrada. El lado derecho de la nave está completamente tallado en la roca de peperino, lo que le da al interior un encanto único y rústico. La única ventana del santuario se encuentra en la pared izquierda, sobre el altar del Santo Crucifijo, el único altar lateral del santuario.
El altar principal, una magnífica obra maestra rococó que data de 1759, alberga la venerada imagen de la Madonna. El altar está adornado con festones y volutas de estuco, y dos pequeñas estatuas de niños de cabello rizado. Sobre el altar, una inscripción en latín dice, apud Te est fons vitae (Contigo está la fuente de la vida), del Salmo 35. Esta inscripción, junto con la imagen de la Madonna y el Niño, simboliza el papel del santuario como fuente de renovación espiritual y protección divina.
El Altar del Santo Crucifijo, financiado por dos sacerdotes calabreses, Giovanni Andrea y Nicola Fico, en 1788, es otra característica significativa del santuario. El altar originalmente albergaba un crucifijo de madera de tamaño natural, un regalo del canónigo Francesco Fumasoni Biondi, quien también encargó un marco pintado para el crucifijo al artista Massimo d'Azeglio. Aunque el crucifijo y la pintura originales se han perdido, el altar sigue siendo un recordatorio conmovedor de la rica historia del santuario y la devoción de sus benefactores.
La sacristía, accesible a través de una puerta de bronce creada por el artista local Stefano Piali en 2005, es una habitación rectangular con un techo abovedado adornado con estuco del siglo XVIII. Fuera de la sacristía hay un pequeño jardín, que se cree que es el orto original que dio al santuario su primer nombre, Santa Maria dell'Orto. Aquí, los visitantes pueden encontrar la antigua escalera de peperino que una vez proporcionó acceso a la imagen de la Madonna antes de que se construyera el santuario.
Sobre el santuario se alza una torre, añadiendo al encanto histórico del edificio. Esta torre, que data del siglo XVI, fue ampliada a finales del siglo XVIII. Aunque el campanario original fue demolido en 1926, la torre sigue siendo una característica prominente del santuario, simbolizando su presencia duradera en el horizonte de Marino.
El Santuario de Santa Maria dell'Acquasanta es más que un sitio religioso; es un lugar donde convergen la historia, la fe y la arquitectura. Ya sea que seas un peregrino devoto en busca de consuelo espiritual o un viajero curioso deseoso de explorar los tesoros escondidos de Marino, el santuario ofrece una experiencia única y enriquecedora. Sus antiguas paredes y espacios sagrados te invitan a detenerte, reflexionar y conectarte con una tradición que ha inspirado a innumerables generaciones. Así que, la próxima vez que te encuentres en los Castelli Romani, asegúrate de visitar el Santuario de Santa Maria dell'Acquasanta y descubre la belleza intemporal de este refugio sagrado.
¡Compre sus entradas ahora!
¡Con myCityHunt descubre miles de ciudades de todo el mundo en emocionantes gymkanas, búsquedas del tesoro y juegos de escape!
¡Los vales de myCityHunt son el regalo perfecto para cualquier ocasión! ¡Sorprende a tus amigos y a la familia con este extraordinario regalo! Los vales de myCityHunt tienen una validez de 2 años a partir de la fecha de compra y pueden ser utilizados dentro de este período para una ciudad y un tour de libre elección del portafolio de myCityHunt.
Cupones de regalo