San Barnaba apostolo, conocido localmente como la Basílica de San Barnaba, es un impresionante ejemplo de arquitectura religiosa ubicado en el corazón de Marino, Italia. Esta majestuosa basílica, con su rica historia y diseño deslumbrante, es un testimonio de la devoción de la familia Colonna y la fe de la comunidad local. Como una de las iglesias más grandes e importantes de la diócesis suburbicaria de Albano, San Barnaba apostolo es una visita obligada para cualquiera que explore la región.
La historia de San Barnaba apostolo está llena de leyendas y tradiciones. Originalmente, la patrona de Marino era Santa Lucía, y una iglesia dedicada a ella todavía existe en la parte medieval baja del pueblo. Sin embargo, el patronazgo del pueblo se trasladó a San Bernabé tras una serie de calamidades naturales. Entre 1615 y 1617, el campo de Marino fue devastado repetidamente por violentas tormentas de granizo el 11 de junio, día de la fiesta de San Bernabé. En un intento por poner fin a este flagelo, los habitantes del pueblo convocaron una asamblea plenaria y solicitaron al Cardenal Francesco Sforza venerar a San Bernabé como su santo patrón. El Cardenal accedió, y desde el 4 de junio de 1619, la fiesta de San Bernabé comenzó a celebrarse solemnemente.
A principios del siglo XVII, Marino estaba dividido en dos parroquias: Santa Lucía y San Juan Bautista. Esta última era la parroquia más antigua, ubicada en lo que ahora es el distrito de Castelletto. Para unificar a la comunidad y poner fin a las frecuentes disputas entre las dos parroquias, el Duque Filippo I Colonna y su hijo, el Cardenal Girolamo Colonna, decidieron disolver ambas parroquias y crear una única parroquia dedicada a San Bernabé. Esta decisión, respaldada por las autoridades eclesiásticas, llevó a la fundación de la nueva iglesia parroquial.
El 28 de octubre de 1636, Mons. Giovanni Battista Altieri, vicario general de la sede suburbicaria de Albano, abolió oficialmente las dos parroquias y amalgamó sus recursos en la nueva parroquia de San Barnaba. A pesar de algunos problemas iniciales de gestión financiera, la primera piedra de la nueva iglesia se colocó el 10 de junio de 1640 con gran ceremonia. El Papa Urbano VIII más tarde confirmó la supresión de las antiguas parroquias y elevó la nueva iglesia al estatus de iglesia colegiada y abadía nullius, completa con un capítulo de doce canónigos y seis benefactores.
La construcción de San Barnaba apostolo fue una tarea monumental, que tomó quince años en completarse. Para el 5 de junio de 1642, los pilares y las bóvedas de las ocho capillas estaban en su lugar, y para 1655, la iglesia estaba en gran parte terminada. Con una longitud de 58,75 metros, 24 metros de ancho en el crucero y 36 metros de altura hasta la linterna de la cúpula, la basílica es una estructura imponente. Sin embargo, debido a una devastadora plaga en 1656, la consagración de la iglesia se retrasó y la población de Marino se redujo gravemente.
La primera misa cantada en la nueva iglesia se celebró el 22 de octubre de 1662, y la consagración oficial tuvo lugar el 14 de mayo de 1713. A lo largo de los siglos, la basílica ha experimentado varias mejoras y restauraciones, incluyendo trabajos de refuerzo tras el terremoto de 1902 y esfuerzos de modernización a principios del siglo XX.
Hoy en día, San Barnaba apostolo se erige como un faro de fe e historia en Marino. Su fachada, adornada con estatuas y tallados intrincados, da la bienvenida a los visitantes a un espacio lleno de arte religioso y artefactos históricos. En su interior, la basílica alberga numerosas capillas, cada una dedicada a diferentes santos y adornada con hermosos altares y frescos.
Uno de los artefactos más preciados de la basílica es la imagen de Nuestra Señora del Rosario, trasladada desde la antigua iglesia de Santa Lucía en 1662. La basílica también desempeñó un papel significativo durante varios eventos históricos, incluyendo la República Romana y el campamento de las tropas de liberación napolitanas en 1799.
En 1851, el Papa Pío IX elevó la iglesia al estatus de basílica menor, consolidando aún más su importancia en la región. A pesar de períodos de sentimiento anticlerical y agitación política, San Barnaba apostolo ha permanecido como un símbolo constante de la fe y la resiliencia de la comunidad.
Una visita a San Barnaba apostolo ofrece una visión única de la rica historia y el patrimonio cultural de Marino. Mientras exploras la basílica, tómate un tiempo para admirar la impresionante arquitectura, desde la grandiosa cúpula hasta los intrincados detalles de las capillas. La atmósfera serena de la basílica proporciona un escenario perfecto para la reflexión y la apreciación del arte y la devoción que han dado forma a este lugar notable.
Ya seas un entusiasta de la historia, un amante del arte o simplemente busques un momento de tranquilidad, San Barnaba apostolo es un destino que promete dejar una impresión duradera. Sus paredes resuenan con las historias de siglos pasados, invitándote a ser parte de su legado perdurable.
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