El Palazzo Colonna, una joya histórica situada en el corazón de Marino, Italia, es un testimonio del rico patrimonio cultural y arquitectónico de la zona de los Castelli Romani. Este magnífico palacio, que ahora sirve como sede municipal de Marino, ofrece un fascinante recorrido a través de siglos de historia, desde sus orígenes medievales hasta su grandeza actual.
La historia del Palazzo Colonna comienza en la era medieval, en los terrenos de lo que una vez fue una fortificación que probablemente data del siglo XI. El sitio, estratégicamente ubicado justo fuera del antiguo perímetro del Castelletto, jugó un papel crucial en la expansión de Marino durante la Baja Edad Media. Se cree que los Condes de Tusculum, que gobernaron la zona en el siglo X, construyeron una torre o estructura fortificada en esta colina.
A medida que los siglos pasaron, la fortaleza vivió numerosos asedios y batallas, reflejando su importancia militar. La familia Orsini, que adquirió el castillo, lo fortificó aún más, reforzando las murallas y añadiendo nuevas defensas. La fortaleza, conocida como Rocca Orsini, se convirtió en un punto focal durante los tumultuosos tiempos de los siglos XIII y XIV, soportando ataques de fuerzas romanas, del tribuno Cola di Rienzo y de ejércitos papales.
En 1417, la familia Colonna compró el feudo de Marino, marcando el inicio de una nueva era para la fortaleza. Esta adquisición coincidió con la elección del Papa Martín V, un miembro de la familia Colonna, quien jugó un papel crucial en la reunificación de la Iglesia Católica después del Cisma de Occidente. La familia Colonna, bajo el liderazgo de figuras como Ascanio I Colonna y Marcantonio II Colonna, emprendió un ambicioso proyecto para transformar la fortaleza medieval en un grandioso palacio renacentista.
Los diseños iniciales fueron encargados al renombrado arquitecto Antonio da Sangallo el Joven. El plan imaginaba una estructura cuadrangular con cuatro torres en las esquinas, reminiscente de una fortaleza, pero encarnando la elegancia y sofisticación de la arquitectura renacentista. Aunque el proyecto sufrió varias modificaciones y quedó incompleto en dos frentes, el palacio comenzó a tomar forma, reflejando la visión y aspiraciones de la familia Colonna.
A medida que avanzaba la construcción del palacio, la familia Colonna también inició importantes proyectos de renovación urbana en Marino. Se creó una nueva vía, la Via Roma, para conectar el palacio directamente con la carretera principal que conduce a Roma, mejorando la accesibilidad y prominencia de la ciudad. Los Jardines Colonna, concebidos inicialmente como un espacio verde sereno fuera de las murallas de la ciudad, añadieron a la grandeza del palacio, aunque más tarde fueron reemplazados por la expansión urbana.
El palacio en sí presentaba una imponente escalera de piedra peperino, que conducía desde la Piazza della Repubblica hasta el gran atrio. El patio interior, adornado con elegantes arcos y columnas, mostraba la destreza arquitectónica de la época. El diseño del palacio, aunque incompleto, aún exudaba un aire de majestuosidad y poder, acorde con el estatus de la familia Colonna.
El siglo XVII vio un nuevo estallido de actividad arquitectónica bajo la guía de Filippo I Colonna y su hijo, el Cardenal Girolamo Colonna. Se encargó al arquitecto Antonio Del Grande diseñar la grandiosa Basílica Collegiata di San Barnaba, mejorando aún más el paisaje arquitectónico de Marino. La basílica, completada entre 1640 y 1662, se convirtió en un punto focal de la ciudad, complementando la grandeza del Palazzo Colonna.
Durante este período, los Jardines Colonna fueron ampliados y embellecidos con estatuas, fuentes y bóvedas frescadas, creando un espléndido retiro señorial. El Barco Colonna, otro espacio verde cerca de los bosques de Ferentano, añadió a las propiedades privadas de la familia. A pesar de los desafíos y conflictos, incluyendo una revuelta popular contra el autoritario Cardenal Ascanio II Colonna, el palacio y sus alrededores florecieron, reflejando la opulencia y grandeza de la era barroca.
El siglo XX trajo cambios significativos al Palazzo Colonna. En 1916, la familia Colonna cedió el palacio al Municipio de Marino, marcando el fin de su propiedad privada. Durante la Segunda Guerra Mundial, el palacio sufrió graves daños por un bombardeo angloamericano en febrero de 1944. Sin embargo, el espíritu resiliente de la comunidad llevó a su reconstrucción, completada en 1958, asegurando la preservación de este hito histórico.
Hoy en día, el Palazzo Colonna se erige como un símbolo del rico patrimonio y legado perdurable de Marino. Sus muros resuenan con historias de batallas medievales, transformaciones renacentistas y esplendor barroco. Los visitantes del palacio pueden explorar sus maravillas arquitectónicas, pasear por la histórica ciudad de Marino y sumergirse en la cautivadora historia de este sitio notable.
En conclusión, el Palazzo Colonna no es solo un edificio histórico; es un testimonio vivo de la resiliencia y grandeza del pasado de Marino. Su viaje desde una fortaleza medieval hasta un palacio renacentista y su supervivencia a través de las pruebas de la guerra y el tiempo lo convierten en un destino imprescindible tanto para los entusiastas de la historia como para los turistas ocasionales. Al caminar por sus pasillos y patios, no solo se presencia arquitectura; se entra en una historia que ha moldeado el tejido mismo de esta encantadora ciudad italiana.
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