En el corazón de Manacor, una localidad en la hermosa isla de Mallorca, se encuentra el histórico Molinar de Fartàritx. Esta singular colección de molinos de viento, que data del siglo XVII, ofrece una fascinante visión de la rica historia agrícola de la isla y la ingeniosidad de sus antiguos habitantes. Los molinos de Fartàritx, que en su día estuvieron llenos de actividad, ahora se erigen como silenciosos guardianes, cada uno con su propia historia que contar.
Los molinos de Fartàritx fueron construidos estratégicamente en terrenos elevados en el siglo XVII, aprovechando las condiciones ventosas de la zona. Esta elevación los convertía en un lugar ideal para moler grano, una actividad crucial para la comunidad local. Para 1634, los molineros de Manacor habían logrado independizarse del gremio de Ciutat, y para 1684, habían formado su propio gremio, subrayando la importancia de la molienda en la región.
Sin embargo, con el avance de la tecnología, los molinos de viento tradicionales comenzaron a perder su protagonismo. A finales del siglo XIX surgieron los molinos a vapor, y para la década de 1920, la mayoría de los molinos de viento en Mallorca habían dejado de operar. A pesar de este declive, los molinos de Fartàritx experimentaron un breve resurgimiento durante y después de la Guerra Civil Española debido a la escasez de recursos. Hoy en día, 11 de estos históricos molinos permanecen en Fartàritx, sirviendo como testimonio del industrioso pasado de la región.
Cada molino en Fartàritx tiene su propio encanto y carácter único. El Molí d'en Roca, ubicado en el número 51 de Carrer de na Comptessa, es uno de los molinos más jóvenes, construido a principios del siglo XIX sobre las ruinas de un molino más antiguo. Después de caer en desuso, fue restaurado en 1988 por la Cofradía de Tastavins de Manacor. Entre sus características notables se encuentran su torre a nivel del suelo, una cisterna con una pequeña capilla y un patio bien conservado.
Otro molino significativo es el Molí d'en Sabina en el número 53 de Carrer del Remei. Aunque ahora forma parte del paisaje urbano, permanece aislado, rodeado de terrenos vacíos. El molino se distingue por un motivo solar con la inscripción IHS sobre su dintel. Sin embargo, enfrentó cierta controversia en 2020 debido a trabajos de construcción no autorizados.
El Molí d'en Barretina, que se encuentra en la extensión de Carrer de na Comptessa, 51, se erige solo en medio de un terreno, siendo gradualmente rodeado por edificios modernos. De manera similar, el Molí de na Blanca en el número 28 de Carrer de na Comptessa está aislado y rodeado de terrenos no desarrollados, lo que lo hace altamente visible. Es el único molino en Fartàritx con una torre y caperuza.
El Molí d'en Miquel Pastoreta, en el número 57 de Carrer de na Comptessa, es notable por su horno de pan y cisterna. Está aislado con un patio y corral al frente. El Molí d'en Pastoreta, situado en la esquina de Carrer de na Comptessa, 61 y Passeig de Fartàritx, es notable por su bien conservado suelo del pasaje central.
El Molí d'en Cabana, ubicado en el número 9 de Passeig de Fartàritx, está en el borde del área urbana, rodeado de terrenos vacíos. Es conocido por su horno de pan y cisterna capilla, a pesar de que el edificio muestra signos de desgaste y erosión. El Molí d'en Cotà, en el número 5 de Plaça de la Concòrdia, se beneficia de su ubicación en una plaza, lo que realza su atractivo visual.
El Molí d'en Cusset, en el número 18 de Carrer sa Coma, está integrado en el tejido urbano, alineado con la calle y los edificios vecinos. Una apertura en la calle frente a él mejora su visibilidad. El Molí d'en Suau, en el número 2 de Carrer dels Enagistes, también forma parte de la red urbana, notable por su base con dos portales redondos, una cornisa moldeada y un patio al frente.
El Molí d'en Rafeló, en el número 31 de Carrer dels Enagistes, es el molino de viento más antiguo documentado en Fartàritx, que data de 1630. Está integrado en el paisaje urbano, alineado con otras casas de baja altura siguiendo patrones arquitectónicos tradicionales. Una característica distintiva es un arco de bloques de arenisca que forma una pequeña capilla sobre el área de entrada.
El Molinar de Fartàritx es una zona protegida, asegurando que estos históricos molinos de viento se conserven para las futuras generaciones. Al caminar por las calles de Fartàritx, los visitantes pueden apreciar la mezcla de historia y modernidad, donde antiguos molinos de viento se alzan junto a edificios contemporáneos. Esta yuxtaposición única resalta el legado perdurable del patrimonio molinero de Manacor.
Visitar el Molinar de Fartàritx es como retroceder en el tiempo. Cada molino cuenta una historia de innovación, resiliencia y espíritu comunitario. Ya sea que seas un entusiasta de la historia, un amante de la arquitectura o simplemente alguien que busca explorar las joyas ocultas de Mallorca, los molinos de Fartàritx ofrecen un viaje cautivador a través del rico pasado de la isla.
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