En el corazón de Manacor, una encantadora localidad en la isla de Mallorca, España, se encuentra la majestuosa Església i convent de Sant Vicenç Ferrer, conocida localmente como Iglesia y Convento de San Vicente Ferrer. Este histórico convento dominico, con su iglesia barroca y su claustro, data de los siglos XVII y XVIII y sigue siendo uno de los conjuntos históricos y artísticos más emblemáticos de la región.
La historia de la Església i convent de Sant Vicenç Ferrer comienza en 1576 cuando la Orden de los Dominicos se estableció oficialmente en Manacor. Con la autorización del Rey Felipe II, la primera comunidad de dominicos se asentó en el pueblo, erigiendo una modesta capilla dedicada a San Vicente Ferrer, quien había predicado en la zona un siglo antes. Los dominicos adquirieron tierras adyacentes y, a lo largo del siglo XVII, el complejo del convento tomó forma. Para 1627, la iglesia estaba terminada, aunque su decoración seguía en progreso. La construcción del claustro comenzó en 1617 y la Capilla del Rosario se inició en 1692.
La Església i convent de Sant Vicenç Ferrer es un espléndido ejemplo de la arquitectura conventual barroca en Mallorca. La iglesia sigue los rasgos básicos de una iglesia conventual barroca, con una nave única con capillas laterales, cinco a cada lado, y un ábside trapezoidal. El coro, ubicado al pie de la iglesia, está sostenido por un gran arco y una bóveda de nervaduras. El techo de bóveda de cañón, sostenido por arcos transversales, descansa sobre un entablamento que corre por encima de las pilastras con capiteles compuestos adosados a las paredes laterales. Cada capilla se abre bajo un arco de medio punto.
La fachada de la iglesia se destaca por su pronunciada planitud, con un portal enmarcado en un arco de medio punto y, alineado sobre él, una combinación de una ventana geminada y un rosetón. El frontón triangular está coronado con una estatua de San Vicente Ferrer, aunque actualmente la estatua carece de una mano debido al vandalismo. El campanario de la iglesia, con su base rectangular y corona piramidal, rompe la simetría de la estructura general. Un reloj de sol se muestra prominentemente en el lado suroeste de la torre.
El claustro de la Església i convent de Sant Vicenç Ferrer es un espacio rectangular rodeado por una doble galería con un piso inferior y un piso superior. La galería está articulada con arcos segmentales que descansan sobre pilares octogonales adornados con estrías en espiral. El patio central cuenta con un espacio ajardinado con una cisterna coronada por una estructura de hierro y una cruz dominica.
A lo largo de su historia, el claustro ha sufrido numerosas modificaciones. Tras la desamortización de Mendizábal en 1835, el claustro pasó a manos del estado y fue reutilizado para diversos usos administrativos, educativos y penales. La transformación más significativa fue la construcción de una prisión dentro del claustro. A pesar de estos cambios, el claustro fue declarado monumento nacional en 1919, lo que evitó su demolición. Hoy en día, sirve como una plaza abierta, un espacio de tránsito y comunicación para la gente de Manacor.
La Capilla del Rosario, o Capella del Roser, fue construida en 1692 y está alineada estilísticamente con la tradición barroca. Esta capilla, ubicada entre dos contrafuertes de la iglesia, introduce un sentido de monumentalidad con su único espacio cubierto por una cúpula hemisférica sostenida por pilares compuestos. El diseño ornamentado de la capilla refleja la estética barroca que prevalecía en Manacor durante la era moderna.
Un elemento destacado de la iglesia es su órgano de tubos barroco, adornado con pinturas de varios instrumentos de cuerda y viento. La propuesta para construir un órgano para el convento dominico se hizo el 14 de agosto de 1600. En los últimos años, el convento ha acogido un festival de música de órgano, destinado a recaudar fondos para la restauración de este instrumento histórico.
La percepción barroca de la iglesia conventual se enfatiza aún más por los objetos litúrgicos, como los retablos que llenan las capillas. Estos retablos desarrollan un programa iconográfico dedicado a la veneración de los santos y las devociones de la Orden de los Dominicos. El retablo principal está dedicado a San Vicente Ferrer, ocupando todo el ancho y la altura del espacio del altar. Cuenta con esculturas exentas, relieves y pinturas al óleo sobre lienzo, todo dorado y policromado, convirtiéndolo en un importante instrumento litúrgico y un testimonio de la estética barroca en Manacor.
Cuando el ayuntamiento se trasladó al antiguo claustro, se llevaron a cabo una serie de renovaciones, incluida una nueva configuración exterior. La fachada cuenta con una entrada de arco redondo adornada con una guirnalda y el escudo de armas de Manacor. Una ventana con balcón prominente se encuentra sobre la entrada. El diseño de la fachada combina elementos regionalistas y barrocos, creando un estilo arquitectónico distintivo.
Hoy en día, la Església i convent de Sant Vicenç Ferrer se erige como un testimonio de la rica historia y el patrimonio cultural de Manacor. Su belleza arquitectónica, su importancia histórica y su uso continuo como espacio público lo convierten en un destino imprescindible para cualquiera que explore la isla de Mallorca.
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