Escondido en la tranquila ciudad de Königs Wusterhausen en Brandeburgo, Alemania, se encuentra una joya oculta de gran relevancia tecnológica e histórica: el transmisor de radio de Königs Wusterhausen, conocido localmente como Sender Königs Wusterhausen. Este impresionante lugar, ubicado en la colina de Funkerberg, es un testimonio de los primeros días de la radiodifusión en Alemania y ofrece un fascinante recorrido por la historia de la comunicación.
La historia del transmisor de radio de Königs Wusterhausen comienza en 1908, cuando se realizaron los primeros experimentos de radio utilizando estaciones móviles en lo que entonces se conocía como Windmühlenberg, más tarde renombrado como Funkerberg. Para 1916, el lugar se había convertido en una estación de radio militar, equipada con cuatro transmisores de arco y operando bajo el indicativo LP. Esta fase inicial marcó el papel crucial del transmisor durante la Primera Guerra Mundial, sirviendo al ejército alemán hasta el final de la guerra.
En 1919, la Deutsche Reichspost adquirió la instalación, transformándola en un centro para la telegrafía inalámbrica. El sitio se convirtió en la principal estación de radio para servicios de telegramas, tanto a nivel nacional como internacional, llegando a países como Italia, Austria y varios estados en Europa del Este y Sudeste. Los indicativos del transmisor, AFL a AFT, y AFV, AFW y AFY, se hicieron bien conocidos en el naciente mundo de la comunicación inalámbrica.
El 22 de diciembre de 1920 marcó un hito en la historia de la radiodifusión. En esta fecha, el transmisor de radio de Königs Wusterhausen acogió la primera transmisión pública de radio en Alemania. El evento fue un concierto de Navidad, con trabajadores postales que tocaron instrumentos, cantaron canciones y recitaron poemas. Esta transmisión anunció el nacimiento de la radio pública en Alemania, estableciendo a Funkerberg como un sitio histórico en el mundo de la radiodifusión.
Las décadas de 1920 y 1930 fueron un período de rápida expansión e innovación para el transmisor de radio de Königs Wusterhausen. El sitio vio la construcción de numerosos transmisores, incluyendo la icónica torre de celosía de acero de 243 metros de altura, cariñosamente conocida como der Dicke (el Gordo). Esta era también presenció la introducción de conciertos regulares los domingos, donde los trabajadores postales continuaron entreteniendo al público con sus talentos musicales.
Las capacidades del transmisor crecieron significativamente durante este tiempo. Para 1925, albergaba 20 transmisores de varios tipos, desde transmisores de arco hasta transmisores de tubo, con potencias de salida que iban desde 0.2 kW hasta 50 kW. El alcance de la instalación se amplió aún más con la construcción de nuevas instalaciones en la cercana Zeesen, incluyendo el poderoso Deutschlandsender II con 60 kW y el primer transmisor de onda corta.
La Segunda Guerra Mundial trajo cambios significativos al transmisor de radio de Königs Wusterhausen. Muchas instalaciones fueron desmanteladas, pero el sitio vio una nueva vida en los años posteriores a la guerra. En 1946, se instaló un transmisor de onda larga de 100 kW, que sirvió como reserva para el transmisor de Zehlendorf hasta 1992. El sitio también se convirtió en un centro de radiodifusión para el programa militar soviético Wolga hasta 1985.
A pesar de los desafíos, el transmisor de radio de Königs Wusterhausen continuó innovando. La construcción de un transmisor de onda larga en 1959, completado en 1963 con una potencia de salida de 70 kW, ejemplificó la importancia duradera del sitio en el mundo de la radiodifusión. Sin embargo, la tormenta Quimburga de 1972 provocó el colapso de la icónica torre de 243 metros, marcando el final de una era.
Con la reunificación de Alemania, el transmisor de radio de Königs Wusterhausen vio una reducción gradual en sus actividades de radiodifusión. Para el verano de 1995, las transmisiones regulares habían cesado, excepto por una torre de telefonía móvil de 67 metros de altura erigida en 1994 y algunas transmisiones restantes en frecuencias de onda media y FM.
Hoy en día, el sitio se ha transformado en el Sendermuseum Königs Wusterhausen, un museo dedicado a preservar la rica historia de la radiodifusión. Los visitantes pueden explorar las instalaciones técnicas restantes, incluyendo el mástil de 210 metros de altura, que fue renovado en 2009, y las tres torres de celosía de acero de 29 metros de altura conocidas como los Kontertürme. Estas torres, una vez esenciales para soportar cables de antena, ahora se erigen como centinelas silenciosos de una era pasada.
El transmisor de radio de Königs Wusterhausen ganó reconocimiento internacional en julio de 2016 cuando el IEEE honró el sitio con una placa conmemorativa por la histórica transmisión de Navidad de 1920. Este reconocimiento ha cimentado el estatus del transmisor como un hito de importancia global en el campo de la tecnología de la comunicación.
En conclusión, el transmisor de radio de Königs Wusterhausen es más que una colección de torres de acero y transmisores; es un museo viviente que cuenta la historia del nacimiento y la evolución de la radiodifusión en Alemania. Una visita a este sitio histórico ofrece una visión fascinante de los avances tecnológicos que han dado forma a nuestro mundo moderno, convirtiéndolo en un destino imprescindible para los entusiastas de la historia y la tecnología.
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