El Palacio del Infantado, conocido localmente como Palacio del Infantado, es un magnífico testimonio de la grandeza arquitectónica e histórica de Guadalajara, España. Este espléndido palacio, con su combinación única de elementos góticos y renacentistas, invita a los visitantes a retroceder en el tiempo y explorar el rico patrimonio de la familia Mendoza, que desempeñó un papel significativo en la historia de España.
Los orígenes del Palacio del Infantado se remontan a finales del siglo XV, cuando Íñigo López de Mendoza y Luna, el segundo duque del Infantado, encargó su construcción. El palacio se erigió en el sitio de las antiguas casas principales de Pedro González, el primer Mendoza en la región. Para 1483, la fachada del palacio estaba terminada, y el resto de la estructura se completó poco después, mostrando todo el esplendor de la arquitectura gótica a finales del siglo. El diseño se atribuye al renombrado arquitecto Juan Guas.
A lo largo de su historia, el palacio ha sido testigo de numerosos eventos significativos. En 1560, albergó la boda de Felipe II de España con Isabel de Valois. Más tarde, en 1569, el quinto duque del Infantado inició una serie de renovaciones para incorporar elementos renacentistas, con el objetivo de alinear el palacio con la grandeza de las residencias reales que se estaban construyendo cerca de Madrid. Estas renovaciones incluyeron la adición de nuevas ventanas, la elevación del patio y la decoración de los techos de la sala baja con frescos de artistas italianos, incluyendo a Rómulo Cincinato.
En el siglo XVIII, el palacio sirvió como residencia de Mariana de Neuburg, la viuda de Carlos II, quien falleció allí en 1740. Con el tiempo, la familia Mendoza fue abandonando Guadalajara, dejando el palacio en deterioro. A finales del siglo XIX, el palacio fue parcialmente vendido al gobierno local y más tarde utilizado como orfanato militar. Desafortunadamente, el palacio sufrió daños significativos durante la Guerra Civil Española en 1936, perdiendo gran parte de su antigua gloria.
Hoy en día, el Palacio del Infantado ha sido meticulosamente restaurado y alberga el Museo de Guadalajara, el museo provincial más antiguo de España. Los visitantes pueden explorar la impresionante arquitectura del palacio, incluida la icónica fachada adornada con patrones en forma de diamante y los intrincados emblemas heráldicos de la familia Mendoza.
La entrada principal, ubicada en el lado izquierdo de la fachada, está flanqueada por dos columnas cilíndricas con diseños entrelazados en forma de cuerda. Sobre la entrada, el escudo de armas de la familia Mendoza se muestra prominentemente, coronado por una corona ducal y un águila que simboliza la soberanía. Este elaborado emblema está sostenido por dos figuras y rodeado por veinte escudos más pequeños que representan los diversos títulos y territorios de la familia Mendoza.
Una de las características más notables del palacio es el Patio de los Leones. Este patio rectangular está rodeado por una doble arcada, con siete arcos en los lados más largos y cinco en los más cortos. La arcada inferior presenta arcos intrincados con diseños entrelazados, mientras que la arcada superior muestra arcos más complejos y rotos. Las columnas que sostienen las arcadas son del orden toscano, y los espacios sobre los arcos están adornados con varios motivos decorativos, incluyendo pares de leones, el emblema de Diego Hurtado de Mendoza, y los escudos de armas de las familias Mendoza y Luna.
Las paredes de la galería superior están decoradas con pares de grifos alados y escudos de armas adicionales, creando un entorno visualmente impresionante y rico en historia. El patio también cuenta con una larga inscripción en escritura gótica, que añade al sentido de grandeza e importancia histórica.
Aunque gran parte de la decoración interior original se perdió durante la Guerra Civil Española, algunos de los frescos encargados por el quinto duque del Infantado a finales del siglo XVI han sobrevivido. Notables entre estos son los frescos en la Sala de Cronos, que representan al dios Cronos y varios símbolos del zodiaco, y la Sala de las Batallas, que muestra escenas dinámicas de la historia militar de la familia Mendoza. Otra sala impresionante es la Sala de Atalanta, que presenta cinco escenas de la leyenda de Atalanta e Hipómenes, junto con una magnífica chimenea de mármol de Carrara realizada por los artistas italianos Juan Bautista y Domingo Milanés.
En años recientes, el Palacio del Infantado ha experimentado más restauraciones y ahora sirve como un centro cultural en Guadalajara. En 2019, el Ministerio de Cultura llegó a un acuerdo con la actual duquesa del Infantado para comprar sus derechos de uso, haciendo que el palacio sea completamente público. Los jardines del palacio albergan el anual Maratón de los Cuentos, un festival de narración, y en 2022 se firmó un acuerdo para convertir el palacio en una filial del Museo del Prado, exhibiendo obras que no están actualmente en exhibición en Madrid.
El Palacio del Infantado no es solo un monumento histórico; es un testimonio vivo del rico patrimonio cultural de España y un símbolo del legado duradero de la familia Mendoza. Sus paredes resuenan con historias de grandeza, arte e historia, haciendo de él un destino imprescindible para cualquier persona que explore la hermosa ciudad de Guadalajara.
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