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Concatedral de Santa María de Guadalajara

Concatedral de Santa María de Guadalajara Guadalajara

Concatedral de Santa María de Guadalajara

La Concatedral de Santa María de la Fuente la Mayor, conocida localmente como la Concatedral de Santa María de Guadalajara, es un testimonio de la rica historia y esplendor arquitectónico de Guadalajara, España. Esta majestuosa estructura, con raíces que se remontan al siglo XIV, es un excelente ejemplo de la arquitectura mudéjar, un estilo que fusiona elementos artísticos cristianos e islámicos, creando una estética única y cautivadora.

La Importancia Histórica

La Concatedral de Santa María de la Fuente la Mayor no es solo una maravilla arquitectónica; también es un monumento histórico significativo. Sirve como una de las sedes episcopales de la Diócesis de Sigüenza-Guadalajara, compartiendo este honor con la Catedral de Santa María de Sigüenza. La construcción de la iglesia en el siglo XIV marcó una era importante en la historia de la región, reflejando la amalgama cultural y religiosa que caracterizó a la España medieval.

Maravillas Exteriores

El exterior de la Concatedral conserva gran parte de su estructura original, mostrando la belleza perdurable del diseño mudéjar. La entrada principal, ubicada en la fachada que da a la Plaza de Santa María, es un magnífico ejemplo de este estilo. Las puertas, adornadas con arcos de herradura apuntados de tradición siria, están enmarcadas por elaborados trabajos en ladrillo. Los arcos están acentuados con radiaciones de ladrillo y diseños simples de lazos que contienen fragmentos de cerámica verde, creando un efecto visual impresionante.

Las paredes sur y oeste están bordeadas por un pórtico sostenido por altas columnas coronadas con capiteles de estilo renacentista, añadidos a principios del siglo XVI. Las paredes en sí son una mezcla de ladrillo y mampostería, con varios tipos de acabados de yeso, lo que añade al encanto histórico de la estructura. Una linterna cuadrada hecha de ladrillo, añadida a principios del siglo XVII, corona el crucero de la iglesia, añadiendo un rasgo distintivo al horizonte.

La Torre

La torre de la Concatedral, adosada a la pared sur cerca de la cabecera de la iglesia, es una característica llamativa. Evidencia histórica sugiere que alguna vez fue una estructura independiente. La torre cuadrada, con sus gruesas paredes de mampostería cubiertas de ladrillo, está punteada por estrechas saeteras en sus secciones inferiores. Estas saeteras iluminan una intrigante escalera que asciende hasta la cámara de las campanas, donde las campanas están alojadas dentro de altos arcos semicirculares enmarcados por intrincadas decoraciones de ladrillo. La torre está coronada con una cornisa y una adición posterior del siglo XVI, culminando en una aguja de estilo madrileño.

Grandeza Interior

El interior de la Concatedral es igualmente impresionante, compuesto por tres naves separadas por robustos pilares y arcos semicirculares. La nave central está cubierta con un techo de yeso, bajo el cual se encuentra un artesonado mudéjar original. El presbiterio elevado y el coro alto al pie de la iglesia añaden a la grandeza del espacio interior.

La iglesia alberga varias capillas a ambos lados. La nave de la Epístola cuenta con la Capilla de las familias Figueroa y Torres, que ocupa el sitio de la antigua sacristía. Esta capilla contiene las tumbas de la noble familia, un fino altar de mármol del siglo XIX y varias lápidas sepulcrales. La Capilla de la Visitación, fundada en 1480 por Alonso Yáñez de Mendoza, pariente del Cardenal Mendoza, se encuentra en la cabecera de esta nave. Aunque gran parte de la estructura original de la capilla ha sido alterada, permanece la estatua reclinada de alabastro de su fundador, vestido con atuendo religioso y representado en oración.

En la nave del Evangelio, los visitantes pueden encontrar dos lápidas sepulcrales incrustadas con escudos de armas, pertenecientes a Juan Sánchez Hurtado, comisario de la Inquisición y párroco de Santa María en 1636, y a Manuel de Albornoz y Sotomayor, también párroco que financió el altar mayor a principios del siglo XVII. Un cuadro de la Virgen de la Varga adorna la pared, añadiendo a la significancia histórica de la nave. La Capilla del Santísimo Sacramento, fundada por la familia Guzmán a principios del siglo XVI, contiene las tumbas de la familia y está decorada con sus coloridos escudos de armas y un nicho neoclásico añadido por un descendiente en el siglo XVIII.

El Presbiterio

El presbiterio es un punto focal de la Concatedral, con un retablo ricamente decorado de principios del siglo XVII. Esta obra maestra renacentista, de autor desconocido, está estructurada en dos niveles y tres secciones, adornada con exquisitas escenas en relieve que representan eventos de la vida de la Virgen María, como la Natividad y la Epifanía. La sección central está dominada por una magnífica representación de la Asunción de María, con una escena del Calvario en la parte superior. El retablo es un testimonio de la habilidad artística y devoción de sus creadores, con su vibrante policromía y elegantes elementos estructurales.

Además, el presbiterio alberga un frontal de altar bellamente decorado y un púlpito con abundante decoración plateresca. La tumba de Juan Morales, un nativo de Guadalajara, también se encuentra aquí. Su estatua arrodillada, vestida con atuendo de finales del siglo XV, está situada bajo un arco moderno, con una escena en relieve medio de la Resurrección y un escudo de armas encima.

La Concatedral de Santa María de la Fuente la Mayor no es solo un lugar de culto; es una joya histórica y arquitectónica que ofrece una visión del rico tapiz cultural de la España medieval. Su mezcla de elementos mudéjares y renacentistas, junto con su rica historia, la convierte en un destino imprescindible para cualquiera que explore Guadalajara. Ya seas un entusiasta de la arquitectura, un aficionado a la historia o simplemente un viajero curioso, esta concatedral promete una experiencia inolvidable.

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