El Fort des Hautes Perches, situado en el tranquilo paisaje de Pérouse cerca de Belfort, Francia, es un notable vestigio de la arquitectura y la historia militar. Esta fortificación, parte del cinturón defensivo conocido como Fester Platz Belfort, fue construida tras la Guerra Franco-Prusiana para proteger la frontera oriental de Francia. Hoy en día, se erige como un testimonio de la ingeniosidad militar estratégica del siglo XIX y ofrece una fascinante mirada al pasado.
Los orígenes del Fort des Hautes Perches se remontan a las secuelas de la Guerra Franco-Prusiana, un conflicto que provocó importantes cambios territoriales y aumentó la necesidad de estructuras defensivas robustas. La construcción del fuerte comenzó el 20 de abril de 1874 y fue oficialmente inaugurado el 1 de julio de 1877. El fuerte fue construido para reemplazar una estructura más antigua que había estado en el mismo sitio desde 1815 hasta 1870, reflejando la continua evolución de las fortificaciones militares.
Durante un breve período, el fuerte fue llamado Fort Rapp, en honor al General Jean Rapp. Este nombramiento fue parte de una iniciativa más amplia del Ministro de Guerra Georges Boulanger en 1887, que buscaba conmemorar a antiguos comandantes militares nombrando fuertes, instalaciones de artillería y cuarteles en su honor. Sin embargo, esta decisión fue revertida más tarde por el sucesor de Boulanger, Théophile Ferron, y el fuerte volvió a su nombre original, Fort des Hautes Perches.
El Fort des Hautes Perches jugó un papel crucial en la red defensiva que rodeaba Belfort. Junto con sus fuertes hermanos—Fort de Roppe, Fort des Basses Perches, Fort de Bessoncourt, Fort de Vézelois y el Ouvrage de Chèvremont—formaba el segmento oriental del anillo de fortificación de Belfort. La misión principal de estas fortificaciones era vigilar y defender los accesos orientales a Belfort, particularmente las rutas desde Basilea y Mulhouse, impidiendo así que las fuerzas enemigas accedieran a la ciudad fortificada.
El fuerte es un modelo ejemplar del tipo à cavalier del sistema Séré de Rivières, una red de fortificaciones ideada por el General Raymond Adolphe Séré de Rivières. Situado a una altitud de 433 metros, el fuerte está rodeado por un foso seco y presenta una estructura de mampostería de arenisca reforzada con cubierta de tierra para resistir bombardeos de artillería. La zona central alberga los cuarteles y los almacenes, con emplazamientos de armas en el techo.
Las capacidades defensivas del fuerte fueron mejoradas por tres caponeras—estructuras fortificadas que se extienden hacia el foso para permitir el fuego de flanqueo a lo largo de su longitud. El foso frontal estaba protegido por una caponera doble en el ápice del fuerte, accesible a través de la carretera del parapeto y un pasaje desde los cuarteles. El foso trasero era defendido desde una posición abierta similar a un bastión, que también servía como entrada a través de un puente levadizo. La artillería del fuerte estaba principalmente posicionada en emplazamientos abiertos en los parapetos, protegidos por parapetos y traviesas.
El Fort des Hautes Perches fue diseñado para alojar una guarnición de hasta 226 personas, incluyendo 2 oficiales, 8 suboficiales y 216 soldados. La infraestructura del fuerte incluía un almacén de municiones con una capacidad de 48 toneladas de pólvora negra, así como una cámara de cartuchos capaz de almacenar 5,324 proyectiles de 138mm y 2,696 proyectiles de 70mm. A pesar de sus formidables defensas, el fuerte carecía de ciertas comodidades como una panadería, aunque sí contaba con un área médica con 20 camas.
El suministro de agua estaba asegurado por un pozo y una cisterna con una capacidad de 142 metros cúbicos. Curiosamente, el fuerte no tenía una estación de señal óptica, pero mantenía conexiones telegráficas con otros fuertes de la red. Aunque no se llevaron a cabo modernizaciones significativas, el fuerte fue integrado en la red ferroviaria estratégica en 1893, mejorando sus capacidades de apoyo logístico.
A pesar de su importancia estratégica, el Fort des Hautes Perches no fue testigo de combates directos durante los grandes conflictos del siglo XX. Permaneció intacto durante la Primera y la Segunda Guerra Mundial. Sin embargo, durante la ocupación alemana en la Segunda Guerra Mundial, los componentes de acero del fuerte fueron desmantelados y reutilizados, marcando un período de declive para la otrora poderosa fortificación.
Hoy en día, el Fort des Hautes Perches se erige como un recordatorio conmovedor del pasado, aunque en un estado de deterioro. El fuerte es propiedad del Ejército Francés y el acceso público está restringido. Con el paso de los años, el fuerte ha sucumbido a los estragos del tiempo y la naturaleza, con sus muros de piedra ahora cubiertos de vegetación. A pesar de su condición deteriorada, la imponente estructura y la importancia histórica del fuerte continúan atrayendo el interés de historiadores y entusiastas militares por igual.
En conclusión, el Fort des Hautes Perches no es solo un vestigio de la arquitectura militar; es un símbolo de resistencia y previsión estratégica. Sus muros, aunque desgastados, resuenan con las historias de una época en la que se erigía como un centinela guardando los accesos orientales a Belfort. Aunque ya no sirva su propósito original, el fuerte sigue siendo un testimonio perdurable de la ingeniosidad y determinación que moldearon la historia militar de Francia.
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