Ubicado en el corazón de Bad Homburg vor der Höhe, el Kurpark Bad Homburg es un oasis verde que se extiende por unos impresionantes 44 hectáreas. Este exuberante parque, con su mezcla de flora nativa y exótica, ofrece una escapada serena del bullicio de la vida urbana. Ya seas un entusiasta de la naturaleza, un aficionado a la historia o simplemente buscas un retiro tranquilo, el Kurpark tiene algo para todos.
El Kurpark es un tesoro botánico, con una variedad de especies de plantas de América del Norte y Asia. Al pasear por el parque, te encontrarás con vastas extensiones de césped intercaladas con majestuosos árboles antiguos. El parque está delimitado por el Paul-Ehrlich-Weg y Weinbergsweg al norte, la Kaiser-Friedrich-Promenade al sur, el Seedammweg/Im Rosengarten al este y el Schwedenpfad al oeste. Esta disposición estratégica asegura que los visitantes siempre estén rodeados de naturaleza, sin importar la dirección de la que vengan.
Uno de los aspectos más encantadores del parque es el Schwanenteich, o Estanque de los Cisnes, ubicado en la parte occidental del Kurpark. Este tranquilo estanque, con una pintoresca fuente, es el lugar perfecto para un paseo relajado o un momento de reflexión. Junto al Schwanenteich se encuentra el pequeño Jubiläumspark, creado en 1913 para conmemorar el 25 aniversario del reinado del Emperador Guillermo II. Este parque dentro de un parque ha ganado el apodo de Central Park de Bad Homburg y es un lugar popular tanto para locales como para visitantes.
El Kurpark alberga varios monumentos históricos y culturales que añaden a su encanto. Cerca del Schwanenteich, encontrarás la Sala-Thai I, un pabellón a menudo referido como el Templo Siamés. Esta hermosa estructura, con su diseño intrincado y ambiente sereno, es un testimonio del rico patrimonio cultural del parque. No muy lejos de aquí, te encontrarás con canchas de tenis que se extienden hasta la antigua Tennisbar, ahora transformada en el Fitnessclub Kur-Royal Aktiv. Este moderno centro de fitness complementa al tradicional Kur-Royal en el Kaiser-Wilhelms-Bad, situado al otro lado de la Kisseleffstraße, que divide el parque de sur a norte.
La parte oriental del Kurpark es conocida por sus numerosas fuentes, cada una con composiciones minerales distintas. Entre estas, el Ludwigsbrunnen, descubierto en 1809, destaca como un símbolo del ascenso de Bad Homburg a la fama como ciudad balneario de renombre mundial. La zona conocida como Salzwiesen, o praderas saladas, presenta la Sala-Thai II, construida en 2007. Este pabellón, un regalo del gobierno tailandés, conmemora el 100 aniversario de la visita del Rey Chulalongkorn a Bad Homburg. Los visitantes también pueden explorar el Duft- und Tastgarten, un jardín sensorial diseñado para huéspedes con discapacidades visuales, establecido en 1983.
A través del área de las fuentes corre la Brunnenallee, una avenida bordeada de castaños que lleva a la pequeña Wandelhalle cerca del campo de golf de seis hoyos. Los entusiastas del golf estarán encantados de saber que el golf se juega aquí desde 1889. A pocos pasos al sur de la Wandelhalle se encuentra la elegante Capilla Rusa, un pequeño pero bellamente diseñado lugar de culto que añade un toque de esplendor arquitectónico al parque.
El Kurpark está salpicado de monumentos que rinden homenaje a diversas figuras históricas y eventos. En el Schmuckplatz de la Kaiser-Friedrich-Promenade, encontrarás los bustos del Emperador Federico III y su esposa, la Emperatriz Victoria. Cerca de la Wandelhalle, el Landgrafendenkmal conmemora la aceptación de refugiados hugonotes por parte del Landgrave Federico II. Otros monumentos notables incluyen homenajes a Peter Joseph Lenné, el creador del parque, y al poeta Friedrich Hölderlin. El parque también honra a Maximilian Oskar Bircher-Benner, conocido por sus contribuciones a la alimentación integral y el homónimo del famoso muesli Bircher. En el Jubiläumspark, una piedra conmemorativa marca el 25 aniversario del reinado del Emperador Guillermo II, junto al Durstbrunnen, una fuente esculpida por Hans Dammann en 1910.
La historia del Kurpark es tan rica como su belleza natural. Con el descubrimiento del Ludwigsbrunnen en 1809, Bad Homburg comenzó su transformación en una ciudad balneario de renombre. El primer edificio de baños y casino fue establecido en 1841/1842 por los hermanos Blanc, quienes vieron el potencial en la ubicación idílica de la ciudad y sus manantiales curativos. En 1856, el director de jardines reales prusianos Peter Joseph Lenné fue encargado de crear el Kurpark, con el objetivo de superar a todos los demás jardines de spa en tamaño y belleza. Su visión ha sido meticulosamente preservada, haciendo del Kurpark uno de los parques más impresionantes y expansivos de Alemania.
Entre las joyas arquitectónicas del parque se encuentran el grandioso Kaiser-Wilhelms-Bad y el neoclásico Elisabethenbrunnen, diseñado por el propio Emperador Guillermo II. El parque también cuenta con la cancha de tenis más antigua (1876) y el campo de golf más antiguo del continente europeo. En 1899, se consagró la Capilla Rusa, añadiendo al diverso tapiz cultural del parque.
En 1907, el Rey Rama V de Tailandia visitó Bad Homburg y fue honrado con la dedicación de un nuevo manantial perforado en su nombre. En agradecimiento por su recuperación, el rey regaló a la ciudad un pabellón similar a un templo, que fue transportado desde Bangkok y ensamblado en el parque. Aunque el rey falleció antes de su finalización, la Sala-Thai fue inaugurada en 1914 y sigue siendo un querido punto de referencia.
El Kurpark Bad Homburg es más que un parque; es un legado vivo que refleja la rica historia, diversidad cultural y belleza natural de la ciudad. Ya sea explorando sus monumentos históricos, disfrutando de un paseo tranquilo o simplemente absorbiendo la atmósfera serena, el Kurpark ofrece una experiencia inolvidable para todos los que lo visitan.
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