Ubicada en el corazón de Avilés, una encantadora ciudad en Asturias, España, la Iglesia de San Francisco es un testimonio vivo de la rica historia y arquitectura que caracterizan a esta región. Formalmente conocida como la Iglesia de San Nicolás de Bari, este impresionante edificio ha sido testigo de siglos de transformaciones, sobreviviendo a guerras, revoluciones y desastres naturales, mientras mantiene su serena presencia en el centro histórico de la ciudad.
Los orígenes de la Iglesia de San Francisco se remontan al final del siglo XIV, cuando fue construida originalmente como parte de un monasterio franciscano. Sin embargo, descubrimientos arqueológicos han revelado restos aún más antiguos, como una celosía visigoda que sugiere la existencia de una estructura prerrománica en el mismo lugar. Inicialmente, la iglesia constaba de una sola nave, que hoy forma el pasillo central, con una longitud de 40 metros y un ancho de 10 metros.
En el siglo XVI, la iglesia se amplió con la adición de dos naves más pequeñas y una nueva sacristía. Durante este período también comenzó la construcción de un claustro adyacente. Este claustro, con un diseño casi cuadrado, presenta dos pisos sostenidos por columnas toscanas en el nivel inferior y columnas jónicas en el nivel superior, creando una mezcla armoniosa de estilos arquitectónicos.
La Guerra Civil Española en 1936 trajo turbulencias a la Iglesia de San Francisco. La iglesia fue tomada por el Frente Popular, resultando en la pérdida de valiosos artefactos religiosos y obras de arte, incluidos dos retablos del siglo XVII. A pesar de estas pérdidas, la resiliencia de la iglesia brilló, sirviendo más tarde como almacén y cuartel durante el conflicto.
En las décadas de 1950 y 1960, bajo la guía de Ángel Garralda García, la iglesia experimentó significativos esfuerzos de restauración y expansión. Estos incluyeron la construcción de una nueva rectoría, la extensión de la nave central y la renovación del campanario. También se añadió una nueva cripta, proporcionando espacio para 198 nichos. La restauración del antiguo claustro se completó en 1963, revitalizando este espacio histórico.
La Iglesia de San Francisco es un tesoro de maravillas históricas y artísticas. Una de sus posesiones más preciadas es la pila bautismal, un impresionante capitel corintio tallado en un solo bloque de mármol. Este artefacto romano, cuyos orígenes permanecen envueltos en misterio, añade un toque de antigua grandeza a la iglesia.
La fachada románica de la iglesia, adornada con tres arcos semicirculares, es un vestigio del monasterio franciscano original y probablemente data del siglo XIII. La entrada principal, un portal gótico del siglo XIV, da acceso a la nave central y es un ejemplo impresionante de la artesanía medieval.
La sacristía del siglo XVI es otro de los puntos destacados de la Iglesia de San Francisco. Este espacio rectangular está dividido en dos secciones, con un techo de bóveda de cañón que presenta lunetos y ventanas termales. La sacristía alberga pinturas de gran valor, incluyendo obras del artista del siglo XVII Bustamante, que representan santos franciscanos como San Bernardino de Siena y San Luis de Toulouse. La pintura central, atribuida a Policarpo Soria, data de principios del siglo XX.
La decoración de la sacristía, incluyendo su mobiliario intrincadamente tallado, es obra del artesano local Fernando Alonso, completada en la década de 1950. Las paredes y techos de la sacristía están adornados con obras de arte de Gonzalo Pérez Espolita, añadiendo al atractivo artístico del lugar.
Uno de los aspectos más notables de la iglesia es su archivo parroquial, que se ha conservado íntegramente desde 1599. Este archivo ha resistido el paso del tiempo, incluyendo guerras y desastres naturales, ofreciendo una visión única del tejido histórico y social de Avilés a lo largo de los siglos.
Para los visitantes de Avilés, la Iglesia de San Francisco es un destino imprescindible. Su mezcla de importancia histórica, belleza arquitectónica y tesoros artísticos ofrece un viaje cautivador a través del tiempo. Al explorar sus sagrados pasillos, descubrirás las historias de resiliencia y fe que han dado forma a esta extraordinaria iglesia.
Ya sea que seas un aficionado a la historia, la arquitectura o el arte, o simplemente un viajero que busca experimentar la riqueza cultural de Asturias, la Iglesia de San Francisco promete una visita memorable e iluminadora.
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