Ubicado en el corazón de Wels, en Alta Austria, Burg Wels es una fascinante fortaleza que refleja la rica historia y cultura de la región. Este castillo, cuyas raíces se remontan a la época medieval temprana, ha sido residencia de dinastías notables y hoy en día se erige como un testimonio del legado arquitectónico e histórico de Austria. Actualmente, alberga el Welser Stadtmuseum y el Museum der Heimatvertriebenen, convirtiéndose en un vibrante centro cultural.
Los orígenes de Burg Wels se remontan al año 776, cuando fue mencionado por primera vez en relación con el asentamiento de Wels bajo el nombre de Castrum Uueles. Inicialmente construido como una fortificación de madera con empalizadas, no fue hasta los siglos XII o XIII que la fortaleza fue reconstruida en piedra. Esta transición marcó el inicio de su transformación en una fortaleza imponente.
A finales del siglo XII, Burg Wels fue empeñado a Leopoldo VI, Duque de Austria, miembro de la dinastía Babenberg. Para 1222, había sido formalmente adquirido por la familia Babenberg. Tras la extinción de los Babenberg, el castillo pasó a manos de los Habsburgo, una de las dinastías más influyentes de la historia europea.
Durante el reinado del Emperador Maximiliano I, quien falleció en el castillo el 12 de enero de 1519, Burg Wels experimentó importantes renovaciones. Entre 1508 y 1514, fue remodelado en estilo gótico tardío, una transformación que añadió a su grandeza y significado histórico.
Los visitantes de Burg Wels son recibidos por un pintoresco patio adornado con flores vibrantes y una fuente serena, preparando el escenario para un viaje a través de siglos de historia. La arquitectura del castillo refleja su diverso pasado, con elementos de varios períodos que se fusionan armoniosamente.
Uno de los aspectos más destacados de una visita a Burg Wels es el Welser Stadtmuseum. Este museo ofrece una fascinante visión de la historia de Wels y sus alrededores, exhibiendo artefactos y exposiciones que abarcan desde tiempos prehistóricos hasta la era moderna. Desde reliquias antiguas hasta armamento medieval, la colección del museo proporciona una visión completa del rico patrimonio de la región.
Otra atracción significativa dentro del castillo es el Museum der Heimatvertriebenen. Este museo está dedicado a la historia y experiencias de las personas desplazadas, especialmente aquellas que se vieron obligadas a abandonar sus hogares tras la Segunda Guerra Mundial. A través de exposiciones conmovedoras e historias personales, los visitantes obtienen una visión de las luchas y la resiliencia de estos individuos.
Ubicado en la pared norte del ala oeste y el lado oeste del muro de cierre del jardín del castillo, el lapidarium es una característica única de Burg Wels. Este jardín de piedra alberga una colección de lápidas y monumentos, algunos de los cuales datan del siglo XV. Estas piedras, muchas de las cuales están solo parcialmente conservadas, ofrecen una conexión tangible con el pasado.
Las lápidas y monumentos en el lapidarium provienen de diversas fuentes, incluida la iglesia parroquial de la ciudad y el primer cementerio parroquial en las inmediaciones de la iglesia. Algunas fueron trasladadas del cementerio establecido alrededor de 1570, que permaneció en uso hasta 1888. Además, se han recogido y exhibido aquí lápidas de la Iglesia de los Menores, enriqueciendo aún más la narrativa histórica.
A lo largo de su historia, Burg Wels ha cambiado de manos varias veces, cada transición añadiendo nuevas capas a su historia. En 1653, el rey romano-alemán Fernando IV regaló el castillo al príncipe Johann Weikhard de Auersperg. En 1865, la familia Auersperg vendió el castillo a Ludwig Hinterschweiger, quien añadió el ala este. Hacia 1900, pasó a manos de la familia Blaimschein, y en 1937, la ciudad de Wels adquirió el edificio.
Hoy en día, Burg Wels se erige como un símbolo del espíritu perdurable de la ciudad y su rico patrimonio cultural. Sus muros han sido testigos del flujo y reflujo de la historia, desde caballeros medievales hasta visitantes modernos. La transformación del castillo en un complejo museístico asegura que sus historias y tesoros se preserven para que las futuras generaciones los exploren y aprecien.
En conclusión, una visita a Burg Wels no es solo un recorrido por un magnífico castillo; es una inmersión en el tejido histórico y cultural de Wels y Austria. Ya sea que seas un entusiasta de la historia, un amante de la arquitectura o simplemente un viajero curioso, Burg Wels ofrece una experiencia inolvidable que une el pasado y el presente de una manera verdaderamente cautivadora.
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