Ubicado en las escarpadas laderas de la Sierra de la Villa en Villena, Alicante, el Castillo de Salvatierra, cariñosamente conocido como El Castillico, es un testimonio del rico tapiz histórico de la región. Esta antigua fortaleza, que data del siglo X, ofrece una fascinante visión de una era pasada donde la destreza militar estratégica y la ingeniosidad arquitectónica se unieron para crear una fortaleza formidable.
Los orígenes del Castillo de Salvatierra están inmersos en el período islámico, específicamente en la época del Califato, como lo confirman las excavaciones arqueológicas realizadas en 1951 por José María Soler. La fortaleza continuó teniendo un papel significativo durante el período almohade y permaneció ocupada hasta el siglo XIV. La primera mención histórica del castillo se remonta al siglo XIII, vinculada al matrimonio de Don Juan Manuel, Señor de Villena, con la Infanta Doña Isabel de Mallorca. Esta unión otorgó el castillo como parte de la dote de la Infanta, destacando su importancia y valor estratégico.
A lo largo de su historia, el Castillo de Salvatierra sirvió como un punto crucial de vigilancia y control a lo largo del corredor del Vinalopó. Su posición elevada proporcionaba un punto de vista para monitorear los valles circundantes de Biar, Benejama y Villena, así como las localidades de Yecla y Caudete. El castillo fue testigo de numerosos conflictos y batallas, incluyendo la revuelta de los agermanados valencianos y la Guerra de Sucesión Española, antes de ser gradualmente abandonado en favor del más prominente Castillo de la Atalaya.
Hoy en día, el Castillo de Salvatierra está en ruinas, pero continúa cautivando a los visitantes con su significado histórico y los restos de su estructura imponente. La fortaleza es rectangular, mide aproximadamente 50 metros de largo y 5 metros de ancho. Sus muros, construidos con piedras de tamaño mediano unidas con mortero, tienen 60 centímetros de grosor, mostrando las técnicas de construcción robustas de la época.
Al explorar el castillo, notarás las tres torres que una vez dominaron su horizonte. La torre norte, originalmente circular, fue modificada posteriormente a una forma rectangular, reflejando la torre central. La torre sur, o torre del homenaje, es particularmente notable. Esta torre cuadrada tiene muros de hasta tres metros de grosor y está dividida en cuatro secciones. Las dos secciones inferiores están hechas de tapial almohade, mientras que las secciones superiores están construidas de mampostería. Intrigantemente, la torre del homenaje aún conserva el Mancala, un juego tradicional musulmán tallado en la roca, ofreciendo una visión única de las actividades de ocio de sus antiguos habitantes.
Uno de los aspectos más fascinantes del Castillo de Salvatierra es su clara división entre el área superior, o alcazaba, y el área inferior, o albacara. El lado este de la albacara está delineado por un largo muro de mampostería recto, proporcionando una idea del diseño original de la fortaleza. Además, el castillo cuenta con un ingenioso sistema de recolección de agua, con canales y escaleras talladas directamente en la roca, que conducen a una cisterna que una vez aseguró un suministro de agua confiable para los ocupantes del castillo.
La importancia histórica del Castillo de Salvatierra va más allá de sus maravillas arquitectónicas. El sitio ha estado ocupado durante varios períodos, desde tiempos prehistóricos hasta las eras antigua y medieval. Esta ocupación continua subraya la importancia estratégica de su ubicación, ofreciendo tanto defensa como control sobre el territorio circundante. Los hallazgos arqueológicos de las excavaciones de José María Soler revelaron artefactos de estos diferentes períodos, enriqueciendo aún más nuestra comprensión de la larga y variada historia del castillo.
En reconocimiento a su importancia histórica y cultural, el Castillo de Salvatierra fue declarado Bien de Interés Cultural en 1985. Esta designación asegura la preservación de los restos del castillo y destaca su relevancia como un hito cultural e histórico en la región.
Para aquellos con una pasión por la historia y un sentido de aventura, una visita al Castillo de Salvatierra es imprescindible. El viaje al castillo implica una caminata por las escarpadas laderas de la Sierra de la Villa, recompensando a los visitantes con vistas impresionantes de los valles y pueblos circundantes. Mientras te encuentras entre las ruinas, casi puedes escuchar los ecos del pasado, el choque de espadas y los comandos estratégicos que una vez llenaron el aire.
Aunque el castillo esté en ruinas, su espíritu perdura, ofreciendo un recordatorio conmovedor de la rica y tumultuosa historia de la región. Ya seas un entusiasta de la historia, un ávido excursionista o simplemente alguien que busca una experiencia única y enriquecedora, el Castillo de Salvatierra promete transportarte al pasado, proporcionando una apreciación más profunda de las historias y luchas que dieron forma a esta notable fortaleza.
En conclusión, el Castillo de Salvatierra es más que un monumento histórico; es un símbolo de resistencia e ingenio estratégico. Sus muros, aunque desgastados por el tiempo, continúan en pie como testimonio del rico patrimonio de la región y el legado perdurable de quienes una vez lo llamaron hogar. Una visita al Castillo de Salvatierra no es solo un viaje a través de la historia, sino una aventura que trae el pasado a la vida de la manera más cautivadora.
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