Ubicada en el corazón de San Giorgio a Cremano, en la pintoresca región de Campania, Italia, la Villa Bruno se erige como un testimonio de la opulencia y riqueza cultural del siglo XVII. Esta majestuosa villa, situada en la Via Cavalli di Bronzo, 22, no es solo un hito histórico, sino también un vibrante centro cultural que sigue jugando un papel crucial en la vida de la comunidad.
Originalmente perteneciente a la familia Monteleone, la historia de la Villa Bruno es tan rica e intrincada como la arquitectura que la define. En el siglo XVIII, la familia Lieto tomó posesión, y fue durante este período que el Cardenal Luigi Ruffo Scilla, Arzobispo de Nápoles, a menudo elegía esta villa para sus retiros. Su presencia añadió una capa de significado eclesiástico a la ya ilustre historia de la villa.
En 1816, la narrativa de la villa tomó un giro industrial con el establecimiento de la Fonderie Righetti en sus terrenos. Esta fundición se hizo famosa por fundir las monumentales estatuas ecuestres de Carlos de Borbón y Fernando I de las Dos Sicilias, que ahora adornan la Piazza del Plebiscito en Nápoles. La fundición también produjo la estatua de bronce de Pulcinella, una figura querida en la cultura napolitana, conmemorada hoy por una escultura moderna en el patio principal de la villa. El establecimiento de la fundición se debió en gran medida a la influencia y admiración del Marqués Cerio por el escultor Antonio Canova, cuyas obras requerían una instalación de este tipo.
Posteriormente, la villa fue transformada en una fábrica de vidrio por Bruno, añadiendo otro capítulo a su diverso pasado industrial. Antes de su actual renacimiento cultural, parte de la villa incluso sirvió como estación para los Carabinieri, la gendarmería nacional de Italia.
El esplendor arquitectónico de la Villa Bruno es una armoniosa mezcla de elementos clásicos y barrocos. La villa está rodeada por una verja de hierro adornada con medallones que presentan cabezas de caballos de bronce, un guiño a su histórica fundición. La estructura principal, aunque conserva su diseño del siglo XVIII, exhibe una estética predominantemente neoclásica, con adiciones posteriores que alteraron sutilmente su diseño original.
La fachada trasera, caracterizada por su simplicidad, presenta un arco de asa de cesta y un balcón principal sin adornos, encarnando la esencia del estilo barroco. Este balcón, junto con las amplias terrazas del belvedere, invita a los visitantes a disfrutar de las impresionantes vistas del paisaje vesubiano, un sello distintivo de estos retiros nobles. Una estatua de terracota de San Jenaro, el santo patrón de Nápoles, adorna el nicho elíptico enmarcado por el tímpano curvo final, añadiendo un toque de reverencia espiritual.
Al entrar por el portal principal, los visitantes son recibidos por una perspectiva dramática que alinea el eje principal arquitectónico con el eje de perspectiva, culminando en una edícula barroca en el extremo de la finca. Este viaje visual se ve realzado por la avenida del parque llena de luz, adornada con bancos de piedra e intercalada con estatuas y jarrones, que se extiende por más de 200 metros.
El interior de la villa es un tesoro de elementos históricos y artísticos. El primer piso cuenta con puertas Rococó intactas y decoraciones del siglo XIX que combinan perfectamente el encanto exterior de la villa con su grandeza interior. El jardín, que una vez albergó un invernadero de hierro y vidrio y una exedra semicircular con una estatua, ahora presenta una arena abierta para diversos eventos bajo el patrocinio del municipio de San Giorgio a Cremano. Esta transformación subraya el papel de la villa como un faro cultural, albergando conciertos, eventos y la prestigiosa ceremonia del Premio Troisi, dedicada a jóvenes comediantes.
La villa también alberga numerosas oficinas municipales y organizaciones, consolidando aún más su estatus como un centro comunitario. Desde 2002, ha sido el hogar de la biblioteca municipal, establecida gracias a una generosa donación del Caballero Giacinto Fioretti, quien también supervisó su configuración. Esta biblioteca, conocida como el Palazzo della Cultura Vesuviana, es un testimonio del compromiso duradero de la villa con el enriquecimiento cultural.
El patio, pavimentado con amplias losas de Piperno, presenta un monumento a Pulcinella del escultor Lello Esposito, añadiendo un toque de fantasía al entorno histórico. En un lado, son visibles las aberturas de las antiguas caballerizas, mientras que en el otro, un pórtico interno conduce al complejo de la fundición. El patio frente a la Via Cavalli di Bronzo, una vez sombreado por encinas centenarias, ahora muestra altos árboles cuyas flores púrpuras en verano ofrecen un contraste llamativo con la fachada recientemente restaurada de color amarillo claro.
Desde el patio, un atrio abierto en dos lados lo conecta con el jardín de la villa. El techo del atrio presenta un fresco de uno de los escudos familiares del propietario, insinuando un linaje ducal. El jardín en sí está atravesado por una avenida pavimentada con piedra de toba que conduce a una estructura decorativa con un nicho y una estatua, formando el límite sur del espacio arquitectónico. El lado derecho del jardín cuenta con una gran área de césped con numerosos árboles frutales y una tribuna de teatro al aire libre nombrada en honor a Nino Taranto. El lado izquierdo, más pequeño y en parte con césped, en parte ajardinado, incluye varias estatuas de deidades grecorromanas y un invernadero de vidrio, originalmente destinado al cultivo de plantas medicinales.
En resumen, Villa Bruno no es simplemente un monumento histórico; es un centro cultural viviente que encapsula la rica historia, la elegancia arquitectónica y el vibrante espíritu comunitario de San Giorgio a Cremano. Sus muros y jardines resuenan con las historias del pasado mientras continúan inspirando y entreteniendo a las generaciones presentes y futuras.
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