La Catedral de Pozzuoli, conocida localmente como Cattedrale di Pozzuoli, es un magnífico testimonio del rico tapiz histórico de Pozzuoli, Italia. Situada en lo alto del antiguo Rione Terra, esta catedral encapsula la esencia del turbulento pero fascinante pasado de la ciudad, desde sus orígenes grecorromanos hasta su esplendor actual. Al recorrer sus pasillos llenos de historia, uno se encuentra caminando a través de siglos de historia, con cada piedra susurrando relatos de épocas pasadas.
Los orígenes de la Catedral de Pozzuoli se remontan a un antiguo templo romano dedicado al Emperador Augusto. Este grandioso edificio fue encargado por el acaudalado comerciante Lucio Calpurnio y diseñado por el arquitecto Lucio Cocceio Aucto. Construido en la era de Augusto, el templo era una estructura pseudoperíptera con columnas corintias, que reflejaba la grandeza arquitectónica del Imperio Romano. La cella del templo, construida con bloques de mármol blanco unidos sin mortero, aún se mantiene como un testimonio del ingenio de la antigua Roma.
A finales del siglo V y principios del VI, los habitantes de Pozzuoli decidieron convertir este antiguo templo en una iglesia cristiana, dedicándola a su santo patrón, San Proclo. Esta transformación marcó el inicio del viaje de la catedral a través de diversas fases de destrucción y reconstrucción. La iglesia sufrió daños significativos en 1538 debido al hundimiento de Tripergole y la subsiguiente formación de Monte Nuovo, un evento volcánico que cambió el paisaje de la región.
El siglo XVII trajo un renacimiento barroco a la catedral bajo la guía del obispo Martín de León y Cárdenas. Siguiendo el énfasis de la Contrarreforma en la grandeza y la expresión artística, el obispo encargó al arquitecto Bartolomeo Picchiatti y al artista Cosimo Fanzago rediseñar la catedral. Esta reconstrucción incluyó la adición de un nuevo coro, una majestuosa torre del campanario y una capilla dedicada al Santísimo Sacramento, adornada con intrincadas decoraciones de mármol y frescos de los cuatro evangelistas.
Una de las contribuciones más notables de este período es la serie de pinturas de Artemisia Gentileschi, una renombrada artista barroca. Sus obras, incluyendo San Jenaro en el Anfiteatro de Pozzuoli, Santos Proclo y Nicea, y la Adoración de los Magos, añaden una dimensión artística única a la catedral, convirtiéndola en un sitio significativo para los entusiastas del arte.
La tragedia golpeó la Catedral de Pozzuoli en 1964 cuando un devastador incendio envolvió la nave central, causando daños extensos a la estructura y sus valiosas obras de arte. El intenso calor calcificó las antiguas piedras y mármoles, llevando a un prolongado período de cierre. Las obras de arte sobrevivientes fueron trasladadas a museos en Nápoles, y las funciones de la catedral se trasladaron temporalmente a otras iglesias de la ciudad.
En las décadas siguientes, el área de Rione Terra, incluida la catedral, fue evacuada debido a la actividad sísmica y las malas condiciones sanitarias. Los esfuerzos de restauración, liderados por el museógrafo Ezio De Felice, enfrentaron numerosos desafíos burocráticos y financieros, resultando en retrasos significativos. Sin embargo, en 1994 se formó un consorcio llamado Rione Terra y los trabajos de restauración se reanudaron con vigor.
Después de años de meticulosa restauración, la Catedral de Pozzuoli fue finalmente reabierta al público el 11 de mayo de 2014. Hoy en día, la catedral se presenta como una armoniosa mezcla de arquitectura romana antigua y esplendor barroco. Los visitantes ingresan a través de los restos de la fachada barroca, ahora un nártex abierto, que conduce a una moderna fachada de vidrio que se integra perfectamente con la estructura antigua.
La nave única, ubicada dentro de la cella y el pronaos del templo romano, presenta altas paredes de vidrio que permiten que la luz natural ilumine el espacio. El suelo ha sido restaurado a su nivel original, revelando los restos arqueológicos del podio de la era republicana, identificado como el Capitolio de la colonia romana establecida en 194 a.C.
Dentro del presbiterio, un nuevo altar mira hacia la congregación, mientras que los frescos y pinturas barrocas recuperados han sido reinstalados cuidadosamente. La sacristía y la Capilla del Santísimo Sacramento también han sido restauradas a su antigua gloria, albergando un nuevo tabernáculo y varias obras de arte originales.
La Catedral de Pozzuoli no es solo un lugar de culto; es un museo viviente que celebra el rico patrimonio cultural de la ciudad. La única mezcla de elementos clásicos y barrocos de la catedral, junto con su extensa colección de obras de arte, la convierte en un destino esencial para cualquiera que visite Pozzuoli. Al explorar este sitio notable, uno es transportado a través del tiempo, experimentando el legado perdurable de una ciudad que ha resurgido continuamente de las cenizas para reclamar su significancia histórica y espiritual.
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