La Catedral de Oporto, conocida localmente como Sé do Porto, se erige majestuosamente en el corazón de Oporto, Portugal, como uno de los monumentos más antiguos y significativos de la ciudad. Esta iglesia católica romana, con su rica historia y esplendor arquitectónico, ofrece a los visitantes una fascinante mirada al pasado y la oportunidad de maravillarse con la grandeza de los estilos románico, gótico y barroco, todo en un solo lugar.
La historia de la Catedral de Oporto se remonta al siglo V o VI, cuando la ciudad se convirtió en la sede de un obispado bajo el dominio de los suevos. Sin embargo, la estructura actual comenzó a tomar forma en la segunda mitad del siglo XII. Esta monumental tarea continuó durante varios siglos, con adiciones y alteraciones significativas hasta el siglo XX.
Durante el siglo XVIII, la catedral experimentó importantes renovaciones barrocas, y en el siglo XX se implementaron más cambios para preservar y mejorar su integridad histórica. La fachada de la catedral, flanqueada por dos torres cuadradas con contrafuertes y coronada con cúpulas, da la impresión de una iglesia fortificada. La heterogeneidad arquitectónica de la fachada, con su pórtico barroco y rosetón románico, añade un encanto único a la catedral.
Al ingresar a la Catedral de Oporto, los visitantes son recibidos por la nave románica, que es estrecha y está cubierta por una bóveda de cañón. La nave está flanqueada por dos pasillos con bóvedas más bajas, y el techo de piedra del pasillo central está sostenido por arbotantes. Esto hace que la Catedral de Oporto sea uno de los primeros edificios en Portugal en emplear esta característica arquitectónica.
Una de las adiciones más notables a la catedral es la capilla funeraria gótica de João Gordo, un Caballero Hospitalario que sirvió bajo el rey Dinis I. Esta capilla, añadida alrededor de 1333, presenta la tumba de João Gordo adornada con su figura y relieves de los Apóstoles. El período gótico también vio la construcción del elegante claustro, construido entre los siglos XIV y XV durante el reinado del rey Juan I. El claustro es un espacio sereno que invita a la contemplación y la admiración de su intrincado diseño.
La era barroca trajo cambios significativos a la Catedral de Oporto, tanto externa como internamente. En 1772, un nuevo portal principal reemplazó al original románico, y las cúpulas de las torres fueron modificadas. El arquitecto italiano Nicolau Nasoni añadió una elegante logia barroca a la fachada lateral de la catedral en 1736, realzando aún más su grandeza.
En el interior, una de las capillas cuenta con un magnífico retablo de plata, elaborado por artistas portugueses en la segunda mitad del siglo XVII. El ábside, originalmente románico con un deambulatorio, fue reemplazado en el siglo XVII por un ábside de estilo barroco, decorado más tarde con pinturas murales de Nasoni y nuevos asientos para el coro. El retablo de la capilla, diseñado por Santos Pacheco y ejecutado por Miguel Francisco da Silva entre 1727 y 1729, es un testimonio de la grandeza del arte barroco portugués.
Los visitantes también encontrarán tres pilas de agua bendita de mármol rojo del siglo XVII, sostenidas por estatuas, que añaden al opulento interior de la catedral. El baptisterio presenta un bajorrelieve de bronce de António Teixeira Lopes, que representa el bautismo de Cristo por Juan el Bautista, una pieza exquisita que captura un momento crucial en la historia cristiana.
El brazo del transepto sur de la Catedral de Oporto da acceso al claustro gótico, un espacio adornado con azulejos barrocos de Valentim de Almeida, creados entre 1729 y 1731. Estos hermosos azulejos representan escenas del Cantar de los Cantares, añadiendo un toque poético a la atmósfera serena del claustro. Los restos del deambulatorio románico temprano, que contienen algunos sarcófagos, ofrecen una mirada al antiguo pasado de la catedral.
La terraza del claustro está decorada con paneles de azulejos de António Vidal, y el techo artesonado de la sala capitular fue pintado con alegorías de valores morales por Pachini en 1737. Estos elementos artísticos contribuyen a la rica tapicería de significación histórica y cultural de la catedral.
La Catedral de Oporto no es solo un monumento histórico; es un lugar vivo de culto. Se celebra misa diariamente a las 11 am, lo que permite a los visitantes experimentar la atmósfera espiritual de esta antigua iglesia. Ya seas un entusiasta de la historia, un aficionado a la arquitectura o un buscador espiritual, la Catedral de Oporto ofrece algo para todos.
En conclusión, una visita a la Catedral de Oporto es un viaje a través del tiempo, ofreciendo una cautivadora mezcla de estilos arquitectónicos románico, gótico y barroco. Su rica historia, impresionante arte y espacios serenos la convierten en un destino imprescindible en Oporto. Al explorar esta magnífica catedral, serás transportado al pasado, experimentando la grandeza y la significación espiritual que han hecho de la Catedral de Oporto un monumento querido durante siglos.
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