En el corazón de Perpiñán, entre las animadas calles de la región de los Pirineos Orientales, se encuentra una joya oculta de esplendor arquitectónico e intriga histórica: el Hôtel Pams. Esta elegante mansión, un testimonio del arte del siglo XIX, se erige como símbolo de la opulencia y riqueza cultural de su época. Originalmente construida entre 1852 y 1872 por Pierre Bardou, una figura clave en la empresa de papel de fumar JOB, la mansión fue posteriormente transformada en una lujosa residencia por su yerno, Jules Pams, un político con un gran interés por el arte.
La historia del Hôtel Pams comienza con Pierre Bardou, quien junto a su padre Jean Bardou, estableció la reconocida empresa de papel de fumar JOB. La visión de Pierre Bardou iba más allá de los negocios; adquirió varias propiedades en la Rue Émile Zola, donde construyó una mansión que integraba su hogar y talleres. Esta combinación única de espacio personal y profesional sentó las bases para lo que se convertiría en un referente cultural en Perpiñán.
En 1888, la mansión inició un nuevo capítulo cuando Jules Pams se casó con Jeanne Bardou, la hija menor de Pierre. Jules, un entusiasta del arte y mecenas, emprendió un ambicioso proyecto para remodelar la mansión, contando con el talento del arquitecto Léopold Carlier. Las renovaciones, completadas entre 1894 y 1897, dotaron a la mansión de materiales lujosos como oro, mármol y ónix, y presentaban muebles de marquetería exquisitos. El toque artístico de Paul Gervais, un pintor célebre de la época, adornó las paredes con vibrantes representaciones de belleza, amor y civilización.
El Hôtel Pams es una obra maestra del diseño, con su disposición cuadrada y elegante fachada capturando la esencia del gusto burgués a finales del siglo XIX. La mansión cuenta con dos pisos sobre el nivel del suelo y un ático, con la fachada principal en la calle presentando ocho ventanales. Las bahías curvas del segundo nivel se abren a balcones privados, ofreciendo un vistazo al lujoso estilo de vida de sus antiguos residentes.
Al entrar, el gran vestíbulo y la escalera te reciben con decoraciones opulentas. Una cúpula, iluminada por una gran linterna cónica, proyecta un cálido resplandor sobre el espacio, realzando los intrincados detalles de los paneles pintados que cubren las paredes. Estos paneles, que representan alegorías y escenas marítimas, reflejan los vínculos de la familia Pams con la industria naviera y su aprecio por el arte y la cultura.
Durante su apogeo, el Hôtel Pams fue más que una residencia; era el epicentro de la vida social de la élite de Perpiñán. Jules Pams, aprovechando su posición como administrador del Musée des Beaux-Arts, transformó la mansión en un museo privado que rivalizaba con las colecciones públicas de la ciudad. El ala izquierda servía como los aposentos privados de Jules, mientras que el ala derecha estaba dedicada a recibir invitados, convirtiéndola en un vibrante centro para los entusiastas del arte y la cultura.
A pesar de las tragedias personales que marcaron su historia, incluyendo las muertes de Jeanne Bardou en 1916 y Jules Pams en 1930, la mansión continuó siendo un faro de significancia cultural. En 1946, el edificio fue vendido a la ciudad de Perpiñán, asegurando su preservación para las futuras generaciones. Para 1989, partes del edificio fueron designadas como monumento histórico, reconociendo su valor arquitectónico e histórico.
El patio interior del Hôtel Pams es un oasis sereno que contrasta con las bulliciosas calles exteriores. El patio está rodeado por un pórtico con columnas jónicas, creando una armoniosa mezcla de arquitectura clásica y elegancia moderna. Una ninfa de mármol, firmada por Bastet en 1896, se alza graciosamente en el centro, mientras un friso de cerámica con motivos florales añade un toque de arte.
Sobre el patio, una larga galería con arcos semicirculares proporciona un entorno pintoresco, perfecto para paseos tranquilos y reflexión. El diseño del patio no solo mejora el atractivo estético de la mansión, sino que también sirve como testimonio de la visión artística de sus creadores.
Hoy en día, el Hôtel Pams sigue siendo un preciado referente cultural en Perpiñán, aunque generalmente está cerrado al público. Sin embargo, durante eventos especiales como la exposición Visa Pour L'Image y las Jornadas Europeas del Patrimonio en septiembre, los visitantes tienen la rara oportunidad de explorar sus exquisitos interiores y sumergirse en su rica historia.
En conclusión, el Hôtel Pams es más que un monumento histórico; es una celebración del arte, la cultura y el legado perdurable de una familia que moldeó el paisaje cultural de Perpiñán. Sus muros susurran historias de opulencia, creatividad y el eterno encanto de la Belle Époque, convirtiéndolo en un destino imperdible para quienes buscan descubrir los tesoros ocultos de esta encantadora ciudad.
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