San Giovanni Evangelista, conocido localmente como Abbazia di San Giovanni Evangelista, es un impresionante complejo benedictino situado en el corazón de Parma, Italia. Esta joya arquitectónica no solo es un testimonio de la rica historia de la ciudad, sino también un faro de brillantez artística. Con su impresionante iglesia, monasterio y antigua botica, San Giovanni Evangelista ofrece un encantador viaje a través del tiempo, el arte y la espiritualidad.
Fundado en 980 por el obispo Sigefredo II, San Giovanni Evangelista se levanta en el sitio de un antiguo oratorio dedicado a San Columbano de Luxeuil. La abadía fue confiada a su primer abad, Giovanni, un canónigo del capítulo de la Catedral de Parma. El complejo sufrió daños significativos debido a un incendio en 1477, lo que requirió una gran reconstrucción que comenzó alrededor de 1490. Los planes arquitectónicos definitivos fueron trazados por Bernardino Zaccagni en 1510, y la construcción se completó en gran medida en 1519.
El abad Girolamo Spinola imaginó un interior ricamente decorado, y contrató al joven y talentoso artista Correggio. Su trabajo en la abadía incluye una serie de impresionantes frescos, comenzando con la luneta que representa a San Juan y el Águila en 1520. La obra maestra de Correggio, el fresco de la cúpula de la Ascensión de Cristo, muestra su uso innovador de la perspectiva y la luz, creando una ilusión del cielo abriéndose arriba.
Al entrar en San Giovanni Evangelista, uno se siente inmediatamente envuelto por su profundo sentido de historia y arte. El exterior de la iglesia, diseñado por Simone Moschino en el estilo manierista tardío, se completó en 1607. Su fachada, adornada con estatuas y tallas intrincadas, prepara el escenario para la grandeza que se encuentra en su interior.
El interior de la iglesia es una maravilla de la arquitectura renacentista, con un diseño de cruz latina con tres naves y una majestuosa cúpula en el cruce del transepto. Los pilares de piedra gris acanalada con capiteles compuestos reflejan influencias clásicas, creando una atmósfera de elegancia atemporal.
El interior de San Giovanni Evangelista es un lienzo de maestría artística. El friso de Correggio, que recorre la nave, es una vibrante muestra de grotescos y candelabros, mostrando su profundo aprecio por la antigüedad. Las bóvedas, adornadas con querubines y símbolos de San Juan Evangelista, son atribuidas a Michelangelo Anselmi, añadiendo capas de profundidad artística.
Las doce capillas laterales son un tesoro de frescos de varios artistas emilianos. Obras notables incluyen los frescos de Parmigianino en la primera capilla, que representan a Santa Águeda y el verdugo, y las monumentales figuras de Santa Lucía y Santa Apolonia.
La gloria culminante de San Giovanni Evangelista es, sin duda, su cúpula, pintada por Correggio en 1520. El fresco, que representa la Visión de San Juan, es una obra maestra del arte ilusionista. Los colores vibrantes y la composición dinámica atraen la mirada del espectador hacia arriba, creando una sensación de maravilla celestial.
El coro, con sus grotescos atribuidos a Correggio, es una armoniosa mezcla de arte y arquitectura. El altar mayor, diseñado por Bartolomeo Avanzini, es una impresionante muestra de mármoles policromados, mientras que los putti de bronce de Bernardo Falconi añaden un toque de elegancia juguetona.
Junto a la iglesia se alza el imponente campanario, probablemente diseñado por Giovanni Battista Magnani en 1613. Con 75 metros de altura, es la estructura más alta de Parma, ofreciendo vistas panorámicas de la ciudad y el paisaje circundante.
La antigua botica, parte del complejo monástico, ofrece una fascinante visión de las prácticas medicinales del pasado. Aquí, los visitantes pueden explorar el mundo de los remedios herbales y aprender sobre el papel de los monjes benedictinos en el desarrollo de la medicina temprana.
San Giovanni Evangelista es más que un monumento histórico; es un testimonio viviente del patrimonio artístico y espiritual de Parma. Cada fresco, cada piedra, cuenta una historia de fe, creatividad y resiliencia. Ya sea que seas un aficionado al arte, un entusiasta de la historia o un viajero curioso, una visita a esta abadía promete una experiencia inolvidable.
En conclusión, San Giovanni Evangelista se erige como un faro del legado cultural y artístico de Parma. Sus muros resuenan con las historias del pasado, invitando a los visitantes a sumergirse en su rica trama de historia y arte. Al explorar sus sagrados pasillos, te encontrarás transportado a un mundo donde la belleza y la historia se entrelazan, convirtiéndolo en un destino imprescindible para cualquiera que visite esta encantadora ciudad italiana.
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