El Puente Herd, conocido localmente como Herdbrücke, es mucho más que un simple medio para cruzar el río Danubio; es un símbolo de resiliencia, historia y la conexión fluida entre las ciudades de Ulm en Baden-Württemberg y Neu-Ulm en Baviera. Como uno de los primeros puentes de hormigón pretensado construidos en Alemania después de la Segunda Guerra Mundial, el Puente Herd representa un testimonio de la reconstrucción postbélica y la ingeniería moderna.
La historia del Puente Herd está profundamente entrelazada con la historia de Ulm y Neu-Ulm. Los primeros registros de un puente en este lugar datan de 1240, aunque se cree que existía un puente ya en 1174, según las crónicas del abad Gerlach de Mühlhausen. Inicialmente, el puente se llamaba Hertprugg en 1349, nombrado así por los pastores de Ulm que lo utilizaban para llevar su ganado a los pastos en la orilla opuesta.
A lo largo de los siglos, el puente experimentó numerosas reconstrucciones. Originalmente era una estructura de madera, que frecuentemente sufría daños por inundaciones y guerras. En 1569, se construyó un puente de piedra que duró hasta 1828. Este puente de piedra fue reemplazado por el Ludwig-Wilhelms-Brücke, nombrado en honor a los reyes de Baviera y Württemberg. Esta estructura significativa, con tres arcos de piedra, se completó en 1832. Sin embargo, tuvo un trágico final cuando fue destruido por las fuerzas alemanas en retirada durante la Segunda Guerra Mundial en abril de 1945.
Tras la guerra, los residentes de Ulm y Neu-Ulm dependieron de un puente peatonal temporal hasta que se pudiera construir una solución más permanente. Entre 1947 y 1949, se construyó el nuevo Puente Herd según los planos de Willy Stöhr. Este moderno puente de hormigón pretensado cuenta con un solo tramo de aproximadamente 55 metros y una longitud total de unos 62 metros. Fue inaugurado oficialmente el 8 de agosto de 1949, durante las celebraciones tradicionales del Lunes de Juramento (Schwörmontag) en Ulm.
El diseño del Puente Herd es tanto funcional como estéticamente agradable. La calzada del puente está sostenida por tres vigas huecas paralelas de hormigón pretensado, dándole una apariencia elegante y arqueada. El puente tiene 16 metros de ancho, proporcionando amplio espacio para el tráfico vehicular y peatonal.
El Puente Herd no es solo un enlace vital de transporte; también es un símbolo de la conexión duradera entre Ulm y Neu-Ulm. El puente ha sido testigo de innumerables eventos históricos y momentos de la vida diaria, convirtiéndose en una parte integral del patrimonio local.
En 2016, el puente fue sometido a extensas renovaciones para abordar problemas estructurales identificados durante inspecciones de rutina. El trabajo de restauración, que costó aproximadamente 1,2 millones de euros, tenía como objetivo extender la vida útil del puente en unos 25 años. A pesar de los desafíos planteados por las reparaciones, incluida una interrupción temporal de los servicios telefónicos e internet debido a cables dañados, el puente continuó sirviendo a la comunidad con mínimas interrupciones.
La renovación aseguró que el Puente Herd siga siendo seguro y funcional, preservando al mismo tiempo su importancia histórica y arquitectónica. La capacidad de carga del puente, que había sido limitada a 24 toneladas, se mantuvo incluso después de las renovaciones, garantizando que pueda seguir acomodando el diverso tráfico que lo cruza diariamente.
Para visitantes y locales por igual, el Puente Herd ofrece más que una simple ruta a través del Danubio. Proporciona impresionantes vistas del río y los paisajes pintorescos de Ulm y Neu-Ulm. Al caminar por el puente, uno puede apreciar la mezcla de encanto histórico e infraestructura moderna que caracteriza la región.
La ubicación del puente cerca del casco antiguo histórico de Ulm y las bulliciosas calles de Neu-Ulm lo convierte en un punto de partida ideal para explorar los tesoros culturales y arquitectónicos de ambas ciudades. Desde el icónico Minster de Ulm con su imponente aguja hasta los vibrantes mercados y cafés de Neu-Ulm, el Puente Herd sirve como una puerta de entrada a las ricas experiencias que esperan en cada lado del Danubio.
El Puente Herd es más que una estructura física; es un símbolo de conexión, resiliencia y continuidad. Su importancia histórica, junto con su ingeniería moderna, lo convierte en un hito fascinante para cualquiera que visite Ulm y Neu-Ulm. Ya seas un entusiasta de la historia, un aficionado a la arquitectura o simplemente un viajero que busca explorar la belleza de la región, un paseo por el Puente Herd es una experiencia que ofrece una visión única del corazón de estas ciudades gemelas.
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