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Busta cara Petra Velikého

Busta cara Petra Velikého Karlovy Vary

Busta cara Petra Velikého

El monumento a Pedro I en Karlovy Vary, conocido localmente como Busta cara Petra Velikého, es un testimonio del rico tapiz histórico entrelazado en el paisaje de esta pintoresca ciudad balneario checa. Ubicado entre la exuberante vegetación de los bosques de spa en Petrova výšina, el monumento conmemora las visitas del zar Pedro el Grande a Karlovy Vary a principios del siglo XVIII. Sus estancias en 1711 y 1712 dejaron una impresión duradera, celebrada por esta impresionante escultura que se ha convertido en un apreciado emblema cultural.

La importancia histórica de las visitas de Pedro I

Las visitas del zar Pedro el Grande a Karlovy Vary no fueron solo por placer; fueron fundamentales para consolidar la reputación de la ciudad como un destino balneario de primer nivel. Llegó por primera vez el 24 de septiembre de 1711 y encontró que las aguas terapéuticas eran beneficiosas, lo que lo impulsó a regresar al año siguiente. Su visita el 19 de octubre de 1712 estuvo marcada por la grandeza y la celebración, organizadas por Antonín Jan Nostic, el maestro de la corte más alto del Reino Checo.

Pedro el Grande era conocido por su destreza física y su aprecio por la artesanía. Durante su tiempo en Karlovy Vary, participó en diversas actividades que lo hicieron querido por la población local. Su participación directa en la construcción y la artesanía, como ayudar a los albañiles a construir la Casa del Pavo Real y fabricar objetos en una herrería local, mostró su carácter único. Estas anécdotas destacan la conexión del zar con la ciudad y su gente.

La creación del monumento

La idea de conmemorar las visitas de Pedro el Grande con un monumento tomó forma en 1835 cuando se instaló una placa conmemorativa en Petrova výšina. Este homenaje inicial se amplió a lo largo del siglo XIX con placas adicionales que celebraban su legado, incluidas odas poéticas de escritores como Alfred de Chabot y Petr Andrejevič Vjazemskij.

En 1877, el escultor de Praga Tomáš Seidan creó el busto original de arenisca que corona el monumento hoy. El busto, que representa al zar con su distintivo cabello rizado y capa drapeada, se colocó sobre una roca adornada con placas conmemorativas. Aunque la escultura original se deterioró con el tiempo, fue reemplazada fielmente en 1909, asegurando que el monumento mantuviera su integridad histórica.

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Explorando el monumento hoy

Visitar el monumento a Pedro I es un viaje a través de la historia y la naturaleza. El busto, más grande que la vida, mira desde su posición, invitando a los visitantes a reflexionar sobre los eventos históricos que se desarrollaron en este entorno sereno. El monumento no es solo una escultura; es una narrativa tallada en piedra, con placas que detallan las visitas de varios miembros de la familia real rusa a Karlovy Vary.

Las placas en sí mismas son obras de arte, hechas de mármol negro con inscripciones doradas. Cuentan historias en varios idiomas, incluidos el ruso y el francés, destacando la importancia internacional del monumento. La placa central lleva el nombre del zar en cirílico, mientras que las placas laterales presentan los tributos poéticos que han sido parte de la historia del monumento desde el siglo XIX.

Renovaciones y celebraciones recientes

En 2011, para conmemorar el 300 aniversario de la primera visita de Pedro el Grande, el monumento se sometió a una restauración significativa financiada por la empresa rusa Tinowa Group. Este proyecto, que costó 200,000 coronas checas, no solo revitalizó el busto sino que también restauró la plataforma de observación circundante y la cruz de madera cercana. La renovación fue celebrada el 24 de septiembre de 2011, durante las festividades en honor a Pedro I, reafirmando la importancia cultural del monumento.

Un símbolo de amistad e intercambio cultural

El monumento a Pedro I es más que un tributo a una figura histórica; simboliza los lazos duraderos entre Rusia y la República Checa. Las interacciones de Pedro el Grande con figuras como el filósofo alemán Leibnitz durante sus visitas subrayan los amplios intercambios culturales y políticos que caracterizaron su reinado.

Para los visitantes de Karlovy Vary, el monumento ofrece una visión única del pasado, combinando la belleza natural de su entorno con la rica historia de uno de los líderes más influyentes de Rusia. Se erige como un faro de patrimonio cultural, invitando a todos los que lo visitan a reflexionar sobre las conexiones entre naciones y el legado perdurable de las figuras históricas.

En conclusión, el monumento a Pedro I en Karlovy Vary no es solo una estatua; es una celebración de la historia, la cultura y el encanto atemporal de esta encantadora ciudad balneario. Ya sea que seas un entusiasta de la historia o simplemente un viajero en busca de belleza y tranquilidad, este monumento es un hito imprescindible que promete enriquecer tu comprensión del pasado mientras ofrece vistas impresionantes del presente.

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