La acrópolis de Gela, conocida localmente como Acropoli di Gela, es un sitio arqueológico fascinante situado en el corazón de Gela, Italia. Esta antigua acrópolis es un verdadero tesoro histórico, brindando a los visitantes una mirada al rico y tumultuoso pasado de esta ciudad siciliana. Desde sus orígenes prehistóricos hasta su papel en la colonización griega y más allá, la acrópolis de Gela es un destino imperdible tanto para los entusiastas de la historia como para los turistas casuales.
La historia de la acrópolis de Gela se remonta a la Edad del Cobre, con evidencias de actividad humana en la zona desde la segunda mitad del cuarto milenio a.C. Los arqueólogos han descubierto tumbas circulares rodeadas de losas de piedra verticales al oeste del Templo B, un templo arcaico. Estos primeros habitantes sentaron las bases de lo que se convertiría en un asentamiento próspero en los milenios venideros.
Durante la Edad del Bronce Temprano (2200-1450 a.C.), surgió una aldea con estructuras tipo choza en la ladera norte de la acrópolis. Un hallazgo fascinante de este período es un jarrón adornado con siete cuernos de arcilla. Sin embargo, parece que la acrópolis permaneció deshabitada hasta la llegada de los colonos griegos en el siglo VIII a.C.
La fundación de la colonia griega de Gela se data tradicionalmente en el 688 a.C., según lo registrado por el historiador Tucídides. La colonia fue establecida por colonos de Rodas y Creta, liderados por Antífilo y Éntimo. Sin embargo, hay evidencia de una presencia estable en la zona ya en el siglo VIII a.C., lo que sugiere que los colonos rodios de Lindos podrían haber llegado antes, nombrando su asentamiento Lindioi.
Inicialmente, las primeras construcciones eran de ladrillos de barro y madera, dejando pocos rastros para los arqueólogos modernos. Sin embargo, en el siglo VII a.C., comenzaron a aparecer edificios más sustanciales. Edificios sagrados, como el Edificio I y II, fueron construidos utilizando piedras y guijarros de río. El Templo A, un pequeño templo con un pórtico de entrada, surgió bajo los cimientos del posterior Templo B.
El siglo VI a.C. marcó un período de desarrollo significativo para la acrópolis de Gela. Se construyó un muro defensivo al norte y se organizó el diseño urbano con un plan de cuadrícula regular. Se estableció una importante carretera este-oeste, conocida como la plateia, junto con calles más estrechas llamadas stenopoi. Se erigieron nuevos edificios sagrados, como el Edificio VII y VIII, y se construyó el Templo B, dedicado a Atenea Lindia, con seis columnas en el frente y doce en los lados largos.
Bajo las tiranías de Cleandro, Hipócrates y Gelón, el plan urbano de la acrópolis tomó su forma final. Bloques de 30,50 metros fueron separados por stenopoi de 4 metros de ancho. Este diseño permaneció prácticamente sin cambios hasta el siglo IV a.C. El siglo V a.C. vio la construcción de edificios utilizando bloques de arenisca en el sector norte de la acrópolis. El Edificio VI, conocido por sus antefijas exhibidas en el museo, también fue construido durante este tiempo.
En el sector sur, al este del templo arcaico (de 21x12 metros), se erigió un templo dórico dedicado a Atenea para conmemorar la victoria griega sobre los cartagineses en la Batalla de Himera en 480 a.C. Aunque gran parte de este templo se ha perdido, quedan rastros de los cimientos y una sola columna. Además, se construyó un templo posiblemente dedicado a Zeus Atabirios en la parte occidental de la acrópolis.
La acrópolis de Gela enfrentó una significativa destrucción a manos de los cartagineses en 405 a.C. Sin embargo, se construyeron nuevos edificios rectangulares, como el Edificio XII y XIII, en el período posterior. El Edificio XII sirvió como un templo dedicado a Deméter. En la segunda mitad del siglo IV a.C., la ciudad experimentó una revitalización bajo Timoleón. La acrópolis sufrió una transformación adicional, con algunas calles siendo eliminadas y la extensión del stenopos III sobre los cimientos del Templo B. Los edificios se organizaron de manera menos regular y se utilizaron para fines artesanales, como el Edificio XIV.
Tras la conquista por Agatocles en 311-310 a.C., el sitio fue abandonado, y el abandono final de la zona ocurrió en 282 a.C. después de la destrucción de la ciudad por el tirano de Agrigento, Fintias.
Hoy en día, la acrópolis de Gela es un área cercada adyacente al Museo Arqueológico Regional de Gela, lo que la hace fácilmente accesible para los visitantes. Al sur de la acrópolis, en una zona conocida como Bosco Littorio, se han descubierto los restos de un emporio cerca de la desembocadura del río Gela. Este lugar probablemente sirvió como el puerto de la ciudad, donde uno de los barcos griegos encontrados en las aguas cercanas habría atracado, transportando ánforas y carga valiosa.
Fuera de las murallas de la ciudad, las necrópolis se extendían al este del río y al oeste de la acrópolis. Estos cementerios, excavados por Paolo Orsi, presentaban varios tipos de tumbas. Además de los santuarios en la acrópolis, se han identificado complejos sagrados que datan del siglo VII a.C. a lo largo de la actual Via Eschilo y Via Apolo. Estos santuarios, adornados con antefijas que representan máscaras silénicas, estuvieron en uso hasta el siglo IV a.C. Al sur del ayuntamiento, en una terraza, se encontraba otro santuario dedicado a Hera, como lo evidencian las inscripciones con el nombre de la deidad.
Bajo los gobernantes dinómidas, se establecieron varios santuarios dedicados a deidades ctónicas. Uno de estos fue el Tesmoforion, dedicado a Deméter, ubicado en el distrito de Bitalemi. Otro santuario dedicado a deidades ctónicas estaba situado en la zona de Carrubbazza, con otro más cerca de la antigua estación de tren. Las excavaciones también han revelado un culto dedicado al fundador Antífilo, con un heroon (santuario heroico) construido en su honor.
Como muchos sitios arqueológicos en Sicilia, la acrópolis de Gela enfrenta desafíos financieros que dificultan los esfuerzos de mantenimiento, como la eliminación de maleza. En 2017, la gestión del sitio lanzó un llamado a la recaudación de fondos para ayudar a preservar y mantener este invaluable tesoro histórico.
Entre los hallazgos notables en la zona se encuentra una columna dórica, un remanente de un templo sagrado (Templo C) dedicado a Atenea Lindia, la deidad protectora de la ciudad. El templo, que medía aproximadamente 51 x 22 metros, fue encargado por el tirano Hierón I para conmemorar la victoria de los griegos sicilianos sobre los cartagineses en Himera en 480 a.C. El templo originalmente presentaba seis columnas en los lados cortos y catorce en los lados largos. El techo y el frontón estaban adornados con mármol cicládico, como lo evidencian fragmentos de acroterios de mármol encontrados en el sitio.
La única columna sobreviviente es un testimonio de la destrucción del templo en 405 a.C. durante el saqueo cartaginés de la ciudad liderado por Himilcón II. Después de que los habitantes huyeron, Himilcón incendió la antigua Gela, demoliendo los edificios sagrados, incluido el Templo de Atenea. En el período medieval, los restos del templo se reutilizaron para la construcción de Heraclea. La columna, un símbolo de la antigua Gela, finalmente colapsó en el siglo XVIII. En 1884, fue oficialmente reconocida como parte del patrimonio de la ciudad, y en 1948, fue re-erigida en un podio por Paolo Orsi.
La acrópolis de Gela no es solo un sitio arqueológico; es una
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