El Castillo de Fougères (Château de Fougères) es una impresionante fortaleza situada en el encantador pueblo de Fougères en Bretaña, Francia. Este magnífico bastión medieval se extiende sobre dos hectáreas, convirtiéndolo en uno de los castillos más grandes y formidables de Francia. Ubicado en un promontorio rocoso naturalmente protegido, rodeado de marismas y el río Nançon, sirvió como una crucial defensa para la frontera noreste del Ducado de Bretaña. Con su rica historia, arquitectura impresionante y entorno pintoresco, el Castillo de Fougères ofrece un viaje inolvidable al pasado.
Los orígenes del Castillo de Fougères se remontan al siglo XI, cuando inicialmente era una fortaleza de madera. Sin embargo, no pasó mucho tiempo antes de que la estructura de madera fuera reemplazada por muros de piedra más duraderos en el siglo XIII. La ubicación estratégica del castillo lo convirtió en un objetivo codiciado para muchos, lo que llevó a numerosos asedios y reconstrucciones a lo largo de los siglos.
Uno de los primeros eventos significativos en la historia del castillo ocurrió en 1166, cuando fue asediado y destruido por Enrique II de Inglaterra. Raoul II de Fougères reconstruyó el castillo alrededor de 1176, y las generaciones posteriores continuaron reforzándolo y expandiéndolo. El castillo cambió de manos varias veces, incluyendo un episodio notable en 1231 cuando Pierre de Dreux, conocido como Mauclerc, lo capturó, solo para ser reclamado por el rey Luis IX de Francia.
En el siglo XV, el castillo fue testigo de uno de sus episodios más dramáticos. En 1449, durante una tregua entre Francia e Inglaterra, el mercenario español François de Surienne, bajo el mando inglés, lanzó un ataque sorpresa sobre Fougères. El castillo fue capturado y la ciudad fue saqueada sin piedad. Tomó un asedio de dos meses, ayudado por un brote de peste, para que el duque de Bretaña, François I, reclamara la fortaleza.
Las fortificaciones del castillo se mejoraron aún más en el siglo XV, incluyendo la adición de las imponentes torres Françoise y Tourasse. A pesar del Tratado de Le Verger en 1488, que colocó temporalmente el castillo bajo control francés, siguió siendo un activo militar vital. El castillo continuó jugando un papel en los conflictos regionales, incluyendo su captura por el duque de Mercœur durante las Guerras de Religión en Francia en 1588.
El Castillo de Fougères es una obra maestra de la arquitectura militar medieval, reflejando la evolución de las estrategias defensivas a lo largo de cuatro siglos. El diseño del castillo es un estudio en fortificación, con sus tres recintos concéntricos proporcionando múltiples capas de defensa. El recinto más exterior, conocido como el bayle o Avancée, conecta el castillo con la ciudad fortificada. El recinto principal, en forma de media luna, forma el patio inferior, mientras que el recinto más interior, el Réduit, alberga la parte más alta y segura de la fortaleza, incluyendo el torreón.
Las torres del castillo son un testimonio de la ingeniosidad de los arquitectos medievales. Las primeras torres cuadradas proporcionaban defensa pasiva, mientras que las torres posteriores, circulares y en forma de herradura, eliminaban los puntos ciegos y permitían a los defensores disparar en todas direcciones. Entre las torres destacadas se encuentran la Torre Haye-Saint-Hilaire, que data del siglo XII, la Torre Raoul del siglo XV, y la Torre Mélusine del siglo XIV. El châtelet de entrada, flanqueado por las torres Mélusine y Gobelins, es particularmente llamativo.
Los materiales de construcción del castillo son predominantemente granito y esquisto, extraídos de canteras cercanas. Los techos están cubiertos de pizarra, lo que añade al aspecto robusto e imponente de la fortaleza. A pesar de los estragos del tiempo, los muros y torres del castillo se mantienen notablemente bien conservados, ofreciendo a los visitantes una visión de la destreza arquitectónica del período medieval.
Los visitantes del Castillo de Fougères están de enhorabuena, ya que la fortaleza ofrece una gran cantidad de maravillas históricas y arquitectónicas por descubrir. Comienza tu viaje en la entrada, donde encontrarás un molino de agua cuádruple restaurado, completo con ruedas en funcionamiento que generan electricidad. El molino es un testimonio de la autosuficiencia e ingenio del castillo.
Mientras paseas por los patios del castillo y subes a sus torres, te transportarás al pasado. La Torre Haye-Saint-Hilaire proporciona acceso al patio inferior, mientras que la Torre Raoul ofrece vistas panorámicas del paisaje circundante. La Torre Mélusine, con su pasado legendario y conexión con la novela Quatrevingt-treize de Victor Hugo, es una visita obligada.
Los muros del castillo están adornados con los estandartes de las familias nobles que una vez gobernaron Fougères, incluyendo las familias Plesguen, Haye Saint-Hilaire, Lusignan, Guibé y Pommereul. Estas coloridas banderas añaden un toque de grandeza e historia al ya impresionante ambiente del castillo.
Para aquellos interesados en la historia más reciente del castillo, el proyecto de restauración de 2009-2010 introdujo un nuevo recorrido escenográfico, destacando las Marchas de Bretaña. Esta experiencia inmersiva, diseñada por el arquitecto Régis Ribet y la escenógrafa Agnès Badiche, da vida al pasado histórico del castillo a través de exhibiciones atractivas e interactivas.
El Castillo de Fougères no es solo un monumento histórico; es un testimonio vivo de la resistencia e ingenio de las personas que construyeron, defendieron y vivieron dentro de sus muros. Su imponente presencia, rica historia y esplendor arquitectónico lo convierten en un destino imprescindible para los entusiastas de la historia, aficionados a la arquitectura y cualquier persona que busque experimentar la magia de la Francia medieval. Al explorar el Castillo de Fougères, descubrirás las historias y secretos de una fortaleza que ha resistido la prueba del tiempo, ofreciendo una fascinante visión del pasado.
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