Ubicado en los tranquilos paisajes de Södermanland, el Castillo de Rinkesta se erige como un testimonio del rico tapiz histórico de Suecia. Esta encantadora propiedad, situada en la pintoresca área de Eskilstuna, tiene una historia que se remonta al siglo XIV, lo que la convierte en un hito significativo tanto para los entusiastas de la historia como para los visitantes casuales.
La historia del Castillo de Rinkesta comienza en 1379, cuando Bo Jonsson (Grip) donó una parte de la tierra a la Catedral de Strängnäs. A lo largo de los siglos, la propiedad cambió de manos numerosas veces, y cada nuevo dueño dejó una marca distintiva en su desarrollo. En 1594, la propiedad fue transferida al Barón Gustaf Gabrielsson Oxenstierna, quien amplió significativamente la finca. Su viuda, Barbro Axelsdotter Bielke, continuó desarrollando la propiedad, y fue durante este período que el castillo comenzó a tomar su forma actual.
Tras la muerte de Barbro en 1624, la finca fue heredada por su hija Elsa, quien estaba casada con Åke Natt och Dag, miembro de una de las familias nobles más antiguas de Suecia. El castillo permaneció en manos de la familia Natt och Dag hasta 1711, cuando fue vendido al Conde Hans Wachtmeister. En 1734, cambió de manos nuevamente, esta vez a Johanna Wattrang, una destacada empresaria de su época.
Durante los siglos XVIII y XIX, el Castillo de Rinkesta tuvo una serie de propietarios, cada uno contribuyendo a su grandeza. Notablemente, en 1768, la finca fue comprada por el Barón Thure Leonard Klinckowström, quien la transformó en un fideicomiso, un tipo de vinculación que aseguraba que la finca permaneciera dentro de la familia. Sin embargo, debido a dificultades financieras, partes de la finca fueron vendidas, y para 1820, el edificio principal tenía un nuevo propietario, el Barón Blenckert Gustaf Wachtmeister.
La arquitectura del Castillo de Rinkesta es una impresionante mezcla de estilos, reflejando los diversos períodos de su construcción y renovación. La estructura original del siglo XVII, probablemente construida para la viuda de Oxenstierna, presentaba frontones y agujas ornamentadas, rodeadas por un alto muro de piedra. La característica más destacada del castillo hoy en día es la alta torre de escaleras coronada por una linterna, que sirve como un recordatorio del edificio original de los años 1600. La arquitectura pertenece predominantemente a la década de 1640, un período en el que los frontones altos y ornamentados estaban de moda.
En 1775, bajo la propiedad de Klinckowström, el castillo experimentó renovaciones significativas. Fue durante este tiempo que el edificio adquirió su apariencia actual, con cadenas de esquina enlucidas rústicamente, un techo roto y a cuatro aguas, y un frontón en el lado del jardín. La finca también incluye varios edificios auxiliares, como la antigua residencia del mayordomo, que fue trasladada al sitio en 1769, y dos graneros encalados de mediados del siglo XIX.
En el siglo XX, el Castillo de Rinkesta continuó evolucionando. En 1924, la finca fue comprada por Harald Mårtens, un destacado concejal de Estocolmo. Mårtens luego arrendó el castillo como un hogar de cuidado privado. Desde 1978, la finca ha estado en manos de la familia Åström, aunque fue puesta a la venta en 2014. En 2015, la familia Nilsson de la cercana granja Flättorp adquirió la propiedad. Aunque el castillo en sí permanece deshabitado, los nuevos propietarios tienen planes de utilizar la finca para diversas actividades, aunque los detalles aún no se habían decidido en 2015.
Los visitantes del Castillo de Rinkesta pueden sumergirse en su rica historia y su impresionante arquitectura. El edificio principal, con su majestuosa torre de escaleras y su fachada histórica, ofrece un vistazo a la grandeza del pasado noble de Suecia. Los edificios auxiliares de la finca, incluidos los graneros y la antigua lechería, añaden encanto a la visita. Los pintorescos alrededores de la finca, con el ahora drenado lago Sörsjön y el cercano lago Norrsjön, proporcionan un tranquilo telón de fondo para la exploración.
Uno de los aspectos más intrigantes del Castillo de Rinkesta es su interior, que, aunque actualmente no está abierto al público, guarda muchas historias de sus antiguos habitantes. La historia del castillo es un tapiz tejido con relatos de nobleza, luchas financieras y evolución arquitectónica, lo que lo convierte en un destino fascinante para cualquiera interesado en la historia y el patrimonio sueco.
En conclusión, el Castillo de Rinkesta es más que un edificio histórico; es un símbolo del legado perdurable de las familias nobles de Suecia y su impacto en el patrimonio cultural y arquitectónico del país. Ya sea que seas un aficionado a la historia, un entusiasta de la arquitectura, o simplemente busques un retiro tranquilo en el campo sueco, el Castillo de Rinkesta ofrece una experiencia única y enriquecedora.
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