Amarrado majestuosamente en el puerto de Dunkerque, Francia, el Duchesse Anne es un impresionante velero de tres mástiles que captura la esencia de la historia marítima. Este majestuoso barco, el velero más grande preservado en Francia, es un testimonio de la edad dorada de la navegación a vela y del espíritu perdurable de la aventura náutica. El Duchesse Anne, originalmente llamado Grossherzogin Elisabeth, no es solo un barco; es un museo flotante que invita a los visitantes a retroceder en el tiempo y explorar la vida de los marineros de una época pasada.
El Duchesse Anne fue construido en 1901 por el astillero Joh. C. Tecklenborg en Bremerhaven-Geestemünde, Alemania. Diseñado por Georg W. Claussen, esta belleza de casco de acero fue concebida inicialmente como un barco de entrenamiento para la marina mercante alemana. El nombre original del barco, Grossherzogin Elisabeth, honraba a la Gran Duquesa Elisabeth de Oldenburg. Aunque la Gran Duquesa y su esposo no pudieron asistir al lanzamiento debido a una enfermedad, la embarcación rápidamente se convirtió en un símbolo de orgullo para la comunidad marítima alemana.
Durante 37 años, el Grossherzogin Elisabeth sirvió como buque escuela, preparando a jóvenes cadetes para las exigencias de la vida en el mar. Fue uno de los primeros barcos diseñados específicamente para este propósito, con comodidades modernas para su época, como cubiertas de acero, mamparos transversales para mayor seguridad e incluso una caldera de vapor para calefacción y producción de agua. El barco podía acomodar hasta 200 cadetes, brindándoles tanto educación práctica como teórica en navegación.
El viaje del barco a lo largo de la historia ha estado marcado tanto por triunfos como por adversidades. Durante la Primera Guerra Mundial, fue puesto en Szczecin para evitar conflictos. Después de la guerra, reanudó sus labores de entrenamiento, pero el auge de los barcos a vapor comenzó a eclipsar la era de la vela. El barco enfrentó numerosos desafíos, incluyendo una violenta tormenta en 1926 que dañó su trinquete y un incendio a bordo en 1928. A pesar de estos contratiempos, el Grossherzogin Elisabeth continuó navegando hasta 1932, cuando fue vendido a la Escuela de Navegación de Hamburgo y utilizado como buque escuela estacionario.
La Segunda Guerra Mundial trajo más pruebas. El barco fue trasladado a Wismar por seguridad y finalmente fue confiscado por el ejército británico en 1945. Posteriormente, fue entregado a los franceses como parte de las reparaciones de guerra. Renombrado Duchesse Anne, el barco fue remolcado a Brest y luego a Lorient, donde permaneció sin uso y en gran medida olvidado durante muchos años. Fue solo gracias a la dedicación de los entusiastas marítimos en la década de 1970 que el barco fue salvado de la demolición y comenzó un largo camino de restauración.
La restauración del Duchesse Anne fue una labor de amor que abarcó varias décadas. Voluntarios e historiadores marítimos trabajaron incansablemente para devolver el barco a su antigua gloria. Sus esfuerzos dieron frutos, y hoy el Duchesse Anne se presenta como una embarcación bellamente restaurada, ofreciendo a los visitantes un vistazo a su pasado lleno de historias. El barco está ahora permanentemente amarrado en Dunkerque, donde sirve como museo y como sede para diversos eventos.
Subir a bordo del Duchesse Anne es como entrar en una cápsula del tiempo. La cubierta del barco, las cabinas y la bodega han sido meticulosamente restauradas para reflejar su estado original. Los visitantes pueden explorar los camarotes de los oficiales, las literas de los cadetes y la cocina, obteniendo una visión de la vida diaria de aquellos que navegaron en esta magnífica embarcación. El aparejo y las velas del barco también están en exhibición, mostrando la intrincada artesanía e ingeniería que lo convirtieron en una maravilla de su tiempo.
El Duchesse Anne es más que un museo; es un recurso educativo que da vida a la historia marítima. Grupos escolares y entusiastas marítimos pueden beneficiarse de visitas guiadas y programas educativos que profundizan en la historia del barco, la ciencia de la navegación y el contexto más amplio del comercio y la exploración marítima. El barco también alberga eventos culturales, exposiciones e incluso representaciones teatrales, convirtiéndose en una parte vibrante del paisaje cultural de Dunkerque.
Ubicado en el corazón de Dunkerque, el Duchesse Anne es fácilmente accesible para los visitantes. El barco está abierto al público durante todo el año, con horarios extendidos durante los meses de verano. Las tarifas de admisión son modestas, y las visitas guiadas están disponibles en varios idiomas, asegurando que los visitantes de todo el mundo puedan apreciar plenamente la historia y el significado del barco.
Al estar de pie en la cubierta del Duchesse Anne, mirando hacia el puerto, es fácil imaginar el pasado lleno de historias del barco y las innumerables aventuras que ha presenciado. Ya sea que seas un aficionado a la historia, un entusiasta marítimo o simplemente busques una experiencia única, una visita al Duchesse Anne seguramente será un punto culminante de tu tiempo en Dunkerque. Este gran viejo barco es un monumento viviente al espíritu perdurable de la exploración y al atractivo atemporal del mar.
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