La iglesia Maria van Jessekerk, una impresionante iglesia católica romana de estilo neogótico, se alza con orgullo en el corazón de Delft, Países Bajos. Esta maravilla arquitectónica, diseñada por Evert Margry, discípulo del célebre P.J.H. Cuypers, fue construida entre 1875 y 1882. Originalmente dedicada a San José, la iglesia fue renombrada en 1971 en honor a Maria van Jesse, reflejando sus profundas raíces históricas y su significado espiritual en la comunidad.
El lugar donde se encuentra la Maria van Jessekerk está lleno de historia. Durante la Reforma, el área donde ahora se alza la iglesia se conocía como el Papenhoek, un barrio habitado exclusivamente por católicos. En 1572, la Reforma Protestante barrió Delft y se prohibió el culto católico. Sin embargo, la comunidad católica, resiliente, continuó practicando su fe discretamente en iglesias ocultas dentro de hogares privados.
Hacia mediados del siglo XVII, los jesuitas habían establecido una iglesia clandestina en el Oude Langendijk. A pesar de las restricciones, esta iglesia se convirtió en un centro vital para la comunidad católica. La iglesia jesuita, dedicada a San José, siguió siendo un punto focal hasta que la orden jesuita fue disuelta en 1773, momento en que los franciscanos tomaron el relevo.
La emancipación de los católicos holandeses cobró impulso en el siglo XIX, culminando en la libertad de construir iglesias sin intervención estatal después de 1875. Los franciscanos aprovecharon esta oportunidad para construir una nueva e imponente iglesia en Delft. La Maria van Jessekerk, con sus torres gemelas que recuerdan sutilmente a la Oude y Nieuwe Kerk, fue un testimonio de la resiliencia y fe de la comunidad católica.
La iglesia fue construida en etapas, con la primera sección, incluido el portal, completada en 1877. La plenitud del esplendor neogótico, con sus altísimas agujas, se realizó en 1882. El diseño de la iglesia no solo reflejaba un retorno a los estilos arquitectónicos previos a la Reforma, sino que también simbolizaba una nueva era de libertad religiosa y expresión.
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La Maria van Jessekerk es un tesoro para aquellos interesados en la arquitectura y la historia. Su estilo neogótico se caracteriza por detalles intrincados y arcos elevados que dirigen la mirada hacia el cielo. En su interior, la iglesia cuenta con un rico decorado, en gran parte inalterado desde principios del siglo XX, ofreciendo una visión de su pasado legendario.
El interior de la iglesia presenta impresionantes vitrales, altares ornamentados y una sensación de reverencia que impregna el espacio. Los visitantes pueden admirar la artesanía y el arte que se emplearon para crear este espacio sagrado, convirtiéndolo en una visita obligada para cualquiera que explore Delft.
El nombre Maria van Jesse tiene un significado especial. Desde la Edad Media, María era venerada bajo este nombre, y su devoción se centraba en una estatua milagrosa en una capilla de la Oude Kerk. Aunque la estatua original se perdió durante la Reforma, la devoción fue revivida a principios del siglo XX con una nueva estatua, colocada en una capilla lateral de la Maria van Jessekerk.
Esta renovada devoción transformó la iglesia en un punto focal para el culto mariano, atrayendo peregrinos y visitantes que buscan consuelo espiritual e inspiración.
La Maria van Jessekerk es parte de la más amplia Sint Ursulaparochie, que abarca todas las iglesias católicas en Delft. A lo largo de los años, la parroquia ha experimentado varias fusiones, reflejando las dinámicas cambiantes de la comunidad católica. A pesar de estos cambios, la Maria van Jessekerk sigue siendo un centro vibrante de culto y vida comunitaria.
Hoy en día, la iglesia continúa sirviendo como lugar de culto, eventos culturales y reuniones comunitarias, encarnando el espíritu perdurable y la fe de sus feligreses.
En conclusión, la Maria van Jessekerk es más que una iglesia; es un símbolo de resiliencia, fe y belleza arquitectónica. Sus muros resuenan con las historias de una comunidad que ha resistido las tormentas de la historia, siendo un testimonio del poder perdurable de la fe y el rico tapiz cultural de Delft. Ya sea por su historia, arquitectura o significado espiritual, la Maria van Jessekerk es un destino imperdible en esta encantadora ciudad holandesa.
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