En el corazón de Dax, una encantadora localidad en el departamento de Landes en Francia, se encuentra un notable testimonio de la historia antigua: la Enceinte gallo-romaine de Dax. Este muro galorromano, vestigio del Imperio Romano tardío, se erige como un silencioso guardián del pasado, ofreciendo una fascinante visión de la destreza arquitectónica y la importancia histórica de su época.
Construida en la segunda mitad del siglo IV, posiblemente entre los años 350 y 375 d.C., la Enceinte gallo-romaine de Dax fue erigida para proteger el asentamiento conocido como Aquae Tarbellicae. Esta estructura fortificada no solo servía como medida defensiva, sino también como símbolo de la duradera influencia del Imperio Romano en la región. Hallazgos arqueológicos, que incluyen inscripciones y monedas, han ayudado a datar esta impresionante construcción, subrayando su relevancia en la era romana.
Las murallas se extienden a lo largo de 1,465 metros, rodeando un área de 12.60 hectáreas. A pesar del paso del tiempo y la intervención humana, importantes porciones de las murallas norte y este permanecen, ofreciendo a los visitantes una conexión tangible con el mundo antiguo. Clasificadas como monumento histórico en 1889, las fortificaciones han sido objeto de interés arqueológico y esfuerzos de preservación, incluyendo excavaciones realizadas en 2012-2013.
La Enceinte gallo-romaine es una obra maestra de la ingeniería romana. Las fortificaciones forman un contorno aproximadamente rectangular, ligeramente alargado de norte a sur. Las robustas murallas, conocidas como la courtine, cuentan con un grosor impresionante de 4.20 a 4.50 metros en la base y 4 metros en la parte superior, con una altura de aproximadamente 9.20 metros hasta el paseo, más dos metros adicionales para las almenas. Esta formidable estructura fue diseñada para resistir tanto el tiempo como a los invasores.
El muro presenta entre 38 y 46 torres semicilíndricas, dependiendo de las interpretaciones históricas. Estas torres, integradas en el muro, ofrecían defensa adicional y puntos estratégicos de observación. La cara norte, que da al río Adour, tiene menos torres, ya que el propio río proporcionaba una barrera natural contra posibles amenazas.
Hoy en día, los visitantes pueden explorar dos secciones significativas del muro, ubicadas en Place des Salines y Parc Théodore Denis. Estos restos, acompañados de algunas torres supervivientes, invitan a retroceder en el tiempo e imaginar la vida bulliciosa de un asentamiento romano. Las murallas, construidas utilizando la técnica opus mixtum, muestran capas alternas de pequeños bloques de piedra caliza y ladrillos de terracota, un testimonio de los sofisticados métodos de construcción de los romanos.
Los cimientos son particularmente intrigantes, compuestos de losas de piedra caliza que sostienen grandes bloques. En el sector noreste, donde la humedad representaba un riesgo, se colocó una capa de fajinas antes de las piedras, destacando el avanzado entendimiento de los romanos sobre la ingeniería y los desafíos ambientales.
Aunque gran parte de las fortificaciones originales fueron desmanteladas por el municipio en el siglo XIX, lo que llevó a la pérdida de muchas puertas y postigos, las secciones que sobreviven continúan cautivando y educando. Mientras paseas por la moderna ciudad de Dax, las antiguas murallas se mezclan armoniosamente con la vida contemporánea, recordatorio del rico tapiz histórico de la ciudad.
La Enceinte gallo-romaine de Dax es más que un monumento histórico; es una puerta para comprender el legado de la civilización romana en esta pintoresca región de Francia. Ya sea que seas un entusiasta de la historia o un viajero curioso, una visita a estas antiguas fortificaciones promete un memorable viaje a través del tiempo.
Ubicada en un entorno de exuberante vegetación y el suave fluir del río Adour, la Enceinte gallo-romaine ofrece un sereno escape hacia la historia. Los parques y senderos circundantes proporcionan un escenario perfecto para paseos tranquilos, donde puedes reflexionar sobre la ingeniosidad y resistencia de quienes una vez caminaron por estos terrenos.
En conclusión, la Enceinte gallo-romaine de Dax es una visita obligada para cualquiera que explore el rico paisaje histórico de Francia. Sus muros susurran historias de épocas pasadas, invitándote a descubrir los misterios y maravillas del Imperio Romano. Al estar frente a estas antiguas piedras, te encontrarás transportado a una época en la que Dax era un próspero centro de vida romana, grabado para siempre en los anales de la historia.
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