Ubicada en las pintorescas colinas de Castellammare di Stabia, la Santa Maria di Pozzano, conocida localmente como Basílica Santuario de Santa Maria di Pozzano, se erige como un faro de historia, devoción y esplendor arquitectónico. Esta basílica menor y santuario, apreciada tanto por locales como por visitantes, ofrece un refugio sereno donde la historia y la espiritualidad se entrelazan de manera armoniosa.
Los orígenes de Santa Maria di Pozzano se remontan a principios del siglo XV, cuando se construyó una pequeña iglesia cerca de un pozo donde, según la tradición, se descubrió una imagen milagrosa de la Madonna. Este sitio, que anteriormente albergaba un templo romano dedicado a la diosa Diana, ha sido un lugar de culto y reverencia durante mucho tiempo. Evidencias de su pasado antiguo incluyen una columna de mármol encontrada durante excavaciones en 1585, ahora situada cerca de una cruz en la entrada de la basílica.
A lo largo de su historia, Santa Maria di Pozzano ha experimentado numerosas transformaciones. En 1447, la iglesia pasó a ser cuidada por frailes franciscanos, quienes fueron expulsados poco después por Fernando I de Aragón. Sin embargo, la devoción de los frailes a la Virgen María llevó a su regreso eventual en 1506, sancionado por el Papa Julio II. Con el apoyo de figuras notables como el obispo Antonio Flores y el gobernador de Nápoles, Corrado Ferrante, se construyó una iglesia más grande entre 1506 y 1539.
El siglo XVIII marcó un período de expansión y embellecimiento significativo para el santuario. El interior de la iglesia fue adornado con obras de arte de renombrados artistas como Sebastiano Conca, Girolamo Cenatiempo y Giacinto Diano. La sacristía, rediseñada por el estimado arquitecto Luigi Vanvitelli en 1754, y la construcción del nuevo altar mayor y la capilla de San Francisco, realzaron aún más la grandeza de la basílica.
A pesar de enfrentar períodos de declive, como durante la supresión de casas religiosas en el siglo XIX, Santa Maria di Pozzano siempre ha encontrado la manera de resurgir. La solemne consagración de la iglesia en 1874 y la coronación de la imagen de la Virgen en 1875 fueron momentos cruciales en su resurgimiento. En 1916, el Papa Benedicto XV elevó la iglesia al estatus de basílica pontificia, consolidando su importancia en el panorama religioso de la región.
Los visitantes de Santa Maria di Pozzano son recibidos por una fachada simple pero elegante, con tres portales de entrada y un frontón triangular. El portal central, adornado con un tímpano saliente, te invita a un mundo de tranquilidad y reverencia. El interior de la basílica, diseñado en forma de cruz latina, mide 38 metros de largo, 13 metros de alto y 9 metros de ancho. La espaciosa nave central, con su techo artesonado elaborado en 1675, está flanqueada por dos estrechas naves laterales y ocho capillas laterales.
Uno de los elementos más cautivadores de la basílica es el altar mayor, una obra maestra del siglo XVIII. Elaborado en mármol policromado por los hermanos Ragozzino, el altar está adornado con una pintura que representa al Arcángel Gabriel y dos lienzos laterales que ilustran la Natividad y el encarcelamiento de San Jerónimo, ambos de Paolo De Matteis. Detrás del altar, un coro de madera del siglo XVII añade al encanto histórico de la basílica.
La capilla dedicada a la Virgen de Pozzano es un punto focal de devoción. La imagen milagrosa de la Madonna está consagrada en un pequeño templo adornado con brecha siciliana, nácar y lapislázuli. Los frescos de la capilla, que representan escenas de la vida de María y el descubrimiento de la imagen, enriquecen aún más la experiencia espiritual.
Otro punto destacado es la sacristía, también conocida como la Capilla del Crucifijo, que alberga un crucifijo de madera descubierto en 1631. Las paredes de la sacristía están adornadas con tres grandes pinturas de Sebastiano Conca, que ilustran el descubrimiento del crucifijo en el mar. El techo presenta una pintura circular de Giacinto Diano, que representa la apoteosis de San Francisco de Paula.
El campanario de la basílica, construido en 1585, sirve tanto como torre de campanas como torre de vigilancia contra incursiones sarracenas. Con 33 metros de altura, la sección inferior de la torre es cuadrada, mientras que el campanario es octogonal y está coronado con almenas. Un reloj de mayólica azul añade un toque de elegancia a la estructura.
Descendiendo desde la nave central, los visitantes pueden explorar la cripta, donde se conserva el pozo asociado con el descubrimiento de la imagen de la Madonna. Construida originalmente poco después de la primera iglesia, la cripta fue reconstruida a principios del siglo XX y consagrada en 1904. El altar principal, un regalo del Papa Pío X, está adornado con un bajorrelieve del siglo XVI que representa a la Virgen del Carmen y las almas del purgatorio. La cripta también sirve como lugar de descanso para figuras notables de Castellammare di Stabia y alberga los restos de soldados que perecieron en la Primera Guerra Mundial.
Santa Maria di Pozzano es más que un lugar de culto; es un testimonio de la fe duradera y la resiliencia de la comunidad a la que sirve. Ya sea por su rica historia, sus tesoros artísticos o su atmósfera serena, una visita a esta basílica es un viaje al corazón del patrimonio espiritual de Castellammare di Stabia.
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