Situado majestuoso en el corazón de Brescia, el Duomo Nuovo, o más formalmente, la Catedral de Santa Maria Assunta, es un testimonio de la rica historia y esplendor arquitectónico de la ciudad. Esta imponente catedral, cuya construcción se extendió por más de dos siglos, es una mezcla de estilos artísticos y narrativas históricas, lo que la convierte en un hito imperdible para cualquiera que explore Brescia.
La historia del Duomo Nuovo comienza en 1603, cuando el arquitecto Agostino Avanzo evaluó la antigua y deteriorada basílica paleocristiana de San Pietro de Dom. La necesidad de una nueva catedral que se alineara con las demandas arquitectónicas de la Contrarreforma y la estética de la época era evidente. Los diseños iniciales de Avanzo, una mezcla de manierismo y clasicismo, presentaban una planta de cruz latina con tres naves, un crucero, altares laterales prominentes y una gran cúpula central. Sin embargo, estos diseños no se consideraron suficientemente alineados con los decretos del Concilio de Trento.
Giovanni Battista Lantana, un recién graduado con sensibilidades arquitectónicas modernas, presentó un plan revisado. Su diseño, inspirado en el proyecto de Bramante para la Basílica de San Pedro, presentaba una cruz griega inscrita en un cuadrado, con una cúpula central flanqueada por cuatro cúpulas más pequeñas y un ábside prominente. A pesar de la aprobación inicial, surgieron debates sobre la ubicación y el diseño de la catedral, lo que llevó a nuevas revisiones.
La construcción del Duomo Nuovo estuvo marcada por intensos debates y rivalidades arquitectónicas. El plan inicial de Lantana, aunque innovador, enfrentó oposición por ser demasiado moderno y similar al adyacente Duomo Vecchio. En consecuencia, Lantana propuso un tercer proyecto, incorporando un orden toscano junto al corintio, y añadió una cúpula sobre el ábside sostenida por contrafuertes externos. Este diseño fue finalmente elegido, y la primera piedra se colocó en 1604.
Sin embargo, las disputas continuaron, particularmente sobre el plano del piso de la catedral. Pier Maria Bagnadore, un rival de Lantana, propuso convertir el plan de cruz griega en una cruz latina añadiendo una nave occidental. A pesar de la designación de Bagnadore como director de obras, sus modificaciones fueron mínimas, y el plan volvió a una cruz griega. Los conflictos continuos y el comportamiento controvertido de Bagnadore llevaron a la salida de Lantana del proyecto.
La construcción del Duomo Nuovo enfrentó numerosos desafíos, incluyendo largos períodos de inactividad. La llegada del arquitecto Lorenzo Binago en 1611 marcó la segunda fase de construcción. Binago, conocido por su trabajo en Sant'Alessandro en Zebedia en Milán, aportó una visión barroca al proyecto, aunque sus planes para torres gemelas nunca se realizaron. El brote de la peste en la década de 1630 detuvo aún más el progreso, llevando a una pausa de casi 40 años.
A finales del siglo XVII, la construcción se reanudó, impulsada por legados de víctimas de la peste. Este período vio la participación de nuevos arquitectos y artesanos, incluyendo a Luca Serena y Giuseppe Antonio Torri, quienes contribuyeron al diseño final y la finalización de la catedral. La fachada, completada en el siglo XIX, es un ejemplo impresionante de la arquitectura barroca, adornada con estatuas y detalles intrincados.
Los visitantes del Duomo Nuovo son recibidos por su grandiosa fachada, con imponentes columnas y estatuas de santos. El interior es igualmente impresionante, con una vasta nave, capillas laterales y una impresionante cúpula central. El diseño de la catedral, una armoniosa mezcla de elementos renacentistas y barrocos, refleja la evolución de los estilos arquitectónicos a lo largo de los siglos.
Uno de los aspectos más destacados del Duomo Nuovo es su colección de arte religioso y artefactos. La catedral alberga numerosas pinturas, esculturas y reliquias, cada una contando una historia de fe y devoción. Las capillas laterales, dedicadas a varios santos, están adornadas con hermosos retablos y frescos, ofreciendo una visión del rico patrimonio artístico de Brescia.
El Duomo Nuovo no es solo una maravilla arquitectónica; es un símbolo de la resiliencia y el patrimonio cultural de Brescia. La larga y tumultuosa historia de su construcción refleja el propio viaje de la ciudad a través de períodos de conflicto, peste y renovación. Hoy, el Duomo Nuovo se erige como un faro de fe y un testimonio del espíritu perdurable del pueblo de Brescia.
En conclusión, una visita al Duomo Nuovo es un viaje a través del tiempo, ofreciendo una visión del legado arquitectónico, artístico e histórico de Brescia. Ya seas un entusiasta de la arquitectura, un aficionado a la historia o un viajero ocasional, la grandeza y belleza del Duomo Nuovo seguramente dejarán una impresión duradera.
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