Ubicada en el encantador pueblo de Bar-le-Duc, en la región de Lorena, Francia, la Église Saint-Antoine, conocida localmente como église Saint-Antoine de Bar-le-Duc, es un testimonio de siglos de historia y evolución arquitectónica. Esta iglesia notable, fundada originalmente en el siglo XIV, invita a los visitantes a explorar su rico pasado y admirar sus tesoros artísticos.
La historia de la Église Saint-Antoine comienza en 1371 cuando Roberto I, Duque de Bar, y su esposa María de Francia, hija del rey Juan II de Francia, decidieron crear un refugio monástico. Encargaron a los ermitaños de San Agustín ocupar el nuevo monasterio. Para 1376, la iglesia se construyó sobre terrenos pantanosos, con una nave abovedada única y un coro pentagonal, sostenidos por robustos contrafuertes.
A medida que pasaron los siglos, la iglesia se convirtió en un lugar de culto preferido por los residentes de Bourg y Neuve-ville, lo que llevó a importantes ampliaciones. En 1437, la nave se extendió hacia el sur, abarcando elegantemente el Canal des Usines, un ramal del río Ornain.
La Église Saint-Antoine es una obra maestra de la arquitectura medieval. Su orientación a lo largo de un eje norte-sur culmina con un impresionante campanario en el extremo sur. Las paredes de la iglesia están adornadas con exquisitos murales del siglo XV que representan escenas religiosas y santos, incluidos los fundadores de la iglesia, Roberto I y María de Francia.
Entre sus destacados arquitectónicos se encuentran las cinco capillas laterales, construidas entre los contrafuertes. La más notable es la capilla construida de 1601 a 1605 por Jean Vincent, Presidente de la Cámara de Cuentas, y su esposa. Esta capilla presume de un impresionante techo artesonado decorado con motivos dorados. La Capilla de Nuestra Señora de Loreto, añadida en 1640, presenta una cúpula con un óculo que baña el interior de luz.
Dentro de la Église Saint-Antoine, los visitantes encontrarán una gran cantidad de tesoros artísticos. La iglesia alberga 31 objetos clasificados históricamente, incluida una notable colección de 72 bancos de roble del siglo XIX, cada uno grabado con los nombres de familias locales.
Las esculturas de la iglesia son igualmente impresionantes. Un punto destacado es la escultura de madera policromada de la Virgen de la Misericordia del siglo XVII, que cobija tanto al clero como a los laicos bajo su manto protector. Otra pieza notable es el bajorrelieve de piedra de la Coronación de Espinas, que data de la segunda mitad del siglo XVI, descubierto bajo la escalera del campanario.
Tras los tiempos tumultuosos de la Revolución Francesa, la Église Saint-Antoine pasó de ser una iglesia monástica a una iglesia parroquial. Esta transformación marcó un nuevo capítulo en su historia, permitiéndole continuar sirviendo a las necesidades espirituales de la comunidad bajo el patronato de San Antonio.
En el siglo XIX, el campanario fue trasladado al extremo sur de la iglesia, y el descubrimiento de murales medievales durante los siglos XIX y XX añadió otra capa a su significado histórico. Estos murales, que representan a los santos y patrones de los fundadores de la iglesia, ofrecen un vistazo a la vida espiritual del pasado.
En reconocimiento a su importancia histórica y cultural, la Église Saint-Antoine fue designada monumento histórico el 14 de febrero de 1989. Esta designación asegura la preservación de su patrimonio arquitectónico y artístico para que las generaciones futuras lo admiren.
Hoy en día, la Église Saint-Antoine se erige como un faro de historia y espiritualidad en Bar-le-Duc. Sus muros resuenan con historias de devoción, esfuerzo artístico y vida comunitaria, convirtiéndola en una parada esencial para cualquiera que explore el rico tapiz cultural de la región de Lorena.
Ya sea que seas un aficionado a la historia, la arquitectura o el arte, una visita a la Église Saint-Antoine promete una experiencia enriquecedora. Al recorrer sus sagrados pasillos, tómate un momento para reflexionar sobre los siglos de fe y arte que han moldeado esta notable iglesia, dejando una huella indeleble en el paisaje de Bar-le-Duc.
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