En el corazón de Ámsterdam, entre los pintorescos canales de Prinsengracht y Keizersgracht, se erige la majestuosa Westerkerk. Esta iglesia reformada, un símbolo del calvinismo protestante holandés, no solo es un lugar de culto, sino también un testimonio de la rica historia y destreza arquitectónica de los Países Bajos. La Westerkerk, con su imponente torre y diseño intrincado, es una parada obligatoria para cualquiera que explore la vibrante ciudad de Ámsterdam.
La historia de la Westerkerk se remonta a principios del siglo XVII. La construcción comenzó en 1620 y se completó en 1631, bajo la supervisión del renombrado arquitecto Hendrick de Keyser. Lamentablemente, Hendrick no vivió para ver terminada su obra maestra; la tarea fue finalizada por su hijo, Pieter de Keyser. La iglesia fue oficialmente inaugurada el 8 de junio de 1631, marcando el inicio de su larga y rica historia.
A diferencia de muchas iglesias más antiguas de Ámsterdam que fueron convertidas al protestantismo durante la Reforma, la Westerkerk fue una de las primeras iglesias construidas específicamente para el culto protestante. Esta distinción la convierte en un hito significativo en la historia religiosa y cultural de los Países Bajos. El diseño de la iglesia, con una longitud de 58 metros y un ancho de 29 metros, es un impresionante ejemplo de arquitectura renacentista. Su basílica de tres naves, con un plano rectangular y dos transeptos, forma la figura de dos cruces griegas conectadas entre sí, creando una estructura única y visualmente impactante.
Uno de los aspectos más fascinantes de la Westerkerk es su grandioso órgano, conocido como el órgano principal Duyschot. Curiosamente, la iglesia no tenía un órgano cuando fue consagrada por primera vez, ya que la música instrumental se consideraba profana en la creencia calvinista de la época. No fue hasta 1681 que la iglesia decidió encargar un órgano al constructor Roelof Barentszn Duyschot. Aunque Roelof falleció antes de completar el órgano, su hijo terminó el trabajo en 1686. A lo largo de los siglos, el órgano ha sufrido varias modificaciones y restauraciones, con una reconstrucción significativa por parte de los constructores de órganos Flentrop en Zaandam entre 1989 y 1992.
Hoy en día, el órgano se erige como una magnífica pieza de artesanía musical y artística. Los tubos frontales, hechos por Hermanus Knipscheer en 1842, y las intrincadas pinturas de Gerard de Lairesse en las contraventanas del órgano, que representan escenas de la Biblia, añaden a su grandeza. Los visitantes pueden disfrutar de los majestuosos sonidos del órgano durante los conciertos semanales al mediodía, de abril a octubre, y actuaciones especiales durante el festival Geen dag zonder Bach en agosto.
El Westertoren, o torre occidental, es otra característica icónica de la Westerkerk. Con una altura de 87 metros (286 pies), es la torre de iglesia más alta de Ámsterdam. El diseño de la aguja sigue siendo un misterio, aunque se sugiere que Jacob van Campen pudo haber sido el diseñador. La torre está coronada con la Corona Imperial de Austria, un tributo a Maximiliano I. En 2006, la corona fue repintada en su color azul original, restaurando su apariencia histórica.
Justo encima de las esferas del reloj, la torre alberga un carillón con 51 campanas, 14 de las cuales fueron fundidas por François Hemony en 1658. El carillón, ampliado a cuatro octavas y afinado en temperamento mesotónico, suena cada cuarto de hora, proporcionando un anuncio melódico del tiempo. Los visitantes también pueden disfrutar de un recital semanal por el carillonista de la ciudad cada martes al mediodía, una tradición que continúa hasta el día de hoy.
La Westerkerk ocupa un lugar especial en los corazones de los entusiastas del arte como el lugar de descanso final del legendario pintor holandés Rembrandt van Rijn. Rembrandt fue enterrado en la iglesia el 8 de octubre de 1669, aunque la ubicación exacta de su tumba sigue siendo desconocida. Un marcador conmemorativo, creado en 1909, honra al artista y sirve como recordatorio de su profundo impacto en el mundo del arte.
Una visita a la Westerkerk es un viaje en el tiempo, ofreciendo una visión de la rica historia y patrimonio cultural de Ámsterdam. La impresionante arquitectura de la iglesia, su magnífico órgano y su imponente torre la convierten en un destino imprescindible para turistas y locales por igual. Ya sea asistiendo a un concierto, explorando la importancia histórica del edificio o simplemente admirando su belleza, la Westerkerk promete una experiencia inolvidable.
En conclusión, la Westerkerk es más que una iglesia; es un símbolo del espíritu perdurable de Ámsterdam y un testimonio del legado arquitectónico y cultural de la ciudad. Sus muros resuenan con historias del pasado, invitando a los visitantes a sumergirse en la historia y belleza de este notable monumento. Así que, la próxima vez que te encuentres paseando por las encantadoras calles de Ámsterdam, asegúrate de visitar la Westerkerk y experimentar su encanto atemporal por ti mismo.
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