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Casa de Ana Frank

Casa de Ana Frank Ámsterdam

Casa de Ana Frank

La Casa de Ana Frank en Ámsterdam, conocida localmente como Anne Frank Huis, es un museo profundamente conmovedor y de gran importancia histórica dedicado a la memoria de Ana Frank y su familia judía, quienes se escondieron de la persecución nazi durante la Segunda Guerra Mundial. Situada en Prinsengracht 263, esta modesta casa junto al canal alberga una historia de valentía, esperanza y el espíritu humano indomable, inmortalizada en el famoso diario de Ana Frank.

La Historia de la Casa de Ana Frank

La historia de la Casa de Ana Frank comienza con la familia Frank, que huyó de la Alemania nazi a Ámsterdam en 1933 para escapar del creciente antisemitismo. Otto Frank, el padre de Ana, estableció un negocio en el centro de la ciudad, dedicado a la venta de pectina y especias bajo los nombres de Opekta y Pectacon. A medida que la ocupación nazi de los Países Bajos se intensificaba, la familia Frank, junto con la familia Van Pels y Fritz Pfeffer, buscaron refugio en un anexo secreto en la parte trasera del negocio de Otto.

El 6 de julio de 1942, la familia Frank se trasladó al anexo oculto, impulsada por la notificación de reclutamiento para la hermana de Ana, Margot. El anexo, escondido detrás de una estantería móvil, se convirtió en su hogar durante los siguientes dos años. Durante este período, Ana Frank escribió su conmovedor e intuitivo diario, documentando la vida diaria, los miedos y las esperanzas de los ocho habitantes.

El Arresto y Sus Consecuencias

Trágicamente, el 4 de agosto de 1944, los ocupantes del escondite fueron traicionados y arrestados por la Gestapo. Fueron deportados a campos de concentración, donde la mayoría de ellos perecieron. Ana Frank murió en Bergen-Belsen a principios de 1945. Otto Frank, el único sobreviviente, regresó a Ámsterdam después de la guerra y descubrió el diario de Ana, preservado por Miep Gies y Bep Voskuijl, dos de los ayudantes de la familia.

Decidido a cumplir el deseo de Ana de convertirse en escritora, Otto Frank publicó el diario en 1947. El libro, titulado Het Achterhuis (El Anexo Secreto), rápidamente ganó reconocimiento mundial, arrojando luz sobre los horrores del Holocausto a través de los ojos de una niña.

La Transformación en Museo

En los años posteriores a la guerra, el edificio en Prinsengracht 263 cayó en mal estado. En 1957, se estableció la Fundación Ana Frank para preservar la casa y su conmovedora historia. A través de donaciones públicas y una campaña de recaudación de fondos liderada por el alcalde de Ámsterdam, la fundación adquirió los edificios adyacentes y restauró el anexo a su estado de tiempos de guerra.

El 3 de mayo de 1960, la Casa de Ana Frank abrió oficialmente sus puertas como museo. Visitantes de todo el mundo acuden a este solemne lugar para rendir homenaje a Ana Frank y a los millones de víctimas del Holocausto. La misión del museo es educar e inspirar, promoviendo la tolerancia y los derechos humanos.

Explorando la Casa de Ana Frank

Una visita a la Casa de Ana Frank es una experiencia profundamente conmovedora. Al atravesar la estrecha entrada, uno se transporta a los oscuros días de la Segunda Guerra Mundial. El museo preserva meticulosamente la estructura original y la atmósfera del anexo, permitiendo a los visitantes caminar sobre los pasos de Ana y su familia.

El recorrido comienza en la parte delantera del edificio, donde operaba el negocio de Otto Frank. La planta baja, que alguna vez fue un bullicioso almacén, ahora sirve como introducción a la historia de la familia. Al subir la empinada y estrecha escalera, se entra en el anexo secreto, donde se hace palpable el verdadero impacto de la odisea de la familia Frank.

El Anexo Secreto

El anexo se conserva en su estado original, con las habitaciones escasamente amuebladas para reflejar las condiciones que soportaron los ocupantes. La habitación de Ana, adornada con fotos de estrellas de cine y postales, ofrece un vistazo a la mente de una joven que buscaba consuelo en sus sueños. La sala del diario, una adición reciente al museo, muestra los escritos originales de Ana, un testimonio de su legado perdurable.

Uno de los elementos más impactantes del anexo es la estantería móvil que ocultaba la entrada. Al estar frente a ella, uno casi puede sentir la tensión y el miedo que debieron permear el aire mientras las familias vivían con el constante temor de ser descubiertas.

Adiciones Modernas y Exposiciones

Para acomodar el creciente número de visitantes, la Casa de Ana Frank ha experimentado varias expansiones y renovaciones. En 1999, se añadió una ala moderna diseñada por Benthem Crouwel Architects, proporcionando espacio adicional para exposiciones y servicios. El museo ahora incluye una cafetería, una librería y salas educativas donde los visitantes pueden aprender más sobre el Holocausto y su impacto.

Las exposiciones del museo están cuidadosamente curadas, ofreciendo una comprensión completa del contexto histórico de la vida de Ana Frank. Exhibiciones interactivas, testimonios personales y presentaciones multimedia dan vida a la historia, asegurando que las lecciones del pasado nunca se olviden.

Un Lugar de Reflexión

La Casa de Ana Frank no es solo un museo; es un lugar de reflexión y recuerdo. Al salir del anexo y pisar las bulliciosas calles del Ámsterdam moderno, el contraste entre el pasado y el presente es marcado. El museo sirve como un poderoso recordatorio de la resiliencia del espíritu humano y la importancia de oponerse al odio y la intolerancia.

En conclusión, una visita a la Casa de Ana Frank es una experiencia inolvidable que deja una huella duradera. Es un viaje a través de la historia, un homenaje al coraje de una joven y un llamado a la acción por un mundo más justo y compasivo. Al recorrer las habitaciones donde Ana Frank vivió y escribió, uno se convierte en parte de su historia, asegurando que su voz continúe resonando a través de las generaciones.

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