En lo alto del Edificio Legislativo de Manitoba en Winnipeg, el Golden Boy se alza orgullosamente como un brillante emblema del espíritu y la ambición de la provincia. Esta estatua icónica, oficialmente llamada Juventud Eterna y el Espíritu de la Empresa, captura la imaginación de visitantes y locales con su presencia radiante y su rico simbolismo.
La historia del Golden Boy comienza en el contexto de la Primera Guerra Mundial. Diseñado por el arquitecto británico Frank Worthington Simon, quien también ideó el Edificio Legislativo, la estatua fue concebida como un faro de esperanza y prosperidad. A medida que Manitoba florecía como un centro agrícola y comercial, el gobierno buscó crear un edificio que reflejara la nueva vitalidad de la provincia. La visión de Simon fue coronada por el Golden Boy, símbolo del espíritu emprendedor de Manitoba.
En 1915, el escultor parisino Georges Gardet fue encargado de dar vida al Golden Boy. A pesar de los desafíos que presentó la guerra, incluyendo la escasez de materiales, Gardet elaboró la estatua en bronce. La escultura se completó en 1918 y finalmente llegó a Winnipeg tras una serie de cruces transatlánticos durante la guerra. Instalado en noviembre de 1919, el Golden Boy se ha convertido desde entonces en un querido símbolo de Manitoba.
Inspirado por el dios romano Mercurio, el Golden Boy encarna los ideales de comercio, ganancia y negocios. Con una antorcha en una mano y un manojo de trigo en la otra, la estatua representa la búsqueda dual de la iluminación y la prosperidad agrícola. Mirando hacia el norte, el Golden Boy apunta hacia los ricos recursos naturales de Manitoba, subrayando el papel de la provincia como proveedor de oportunidades y crecimiento.
La estatua mide 5.25 metros de altura y pesa 1,650 kilogramos, convirtiéndose en una figura imponente sobre la cúpula del Edificio Legislativo. Originalmente fundida en bronce, la apariencia dorada de la estatua se logra mediante el dorado con pan de oro, añadiendo a su encanto luminoso.
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A lo largo de las décadas, el Golden Boy ha pasado por varias restauraciones para mantener su esplendor. En la década de 1940, la estatua fue pintada de oro por primera vez y, más tarde, en 1951, recibió su primer dorado con pan de oro de 23.5 quilates. Una restauración significativa tuvo lugar en 2002 cuando la estatua fue bajada para reparaciones y nuevo dorado. Este meticuloso proceso involucró la aplicación de pan de oro de 23.75 quilates, asegurando el brillo del Golden Boy por muchos años más.
Durante esta restauración, la estatua fue exhibida temporalmente en el Museo de Manitoba y en el Sitio Histórico Nacional de The Forks, permitiendo al público apreciar de cerca su artesanía. El Golden Boy fue reinstalado en la cúpula en septiembre de 2002, con una ceremonia de rededicación liderada por la Reina Isabel II durante su gira del Jubileo de Oro.
Aunque el Golden Boy se encuentra en lo alto, el Edificio Legislativo de Manitoba ofrece una gran variedad de experiencias para los visitantes. El edificio, completado en 1920, es una maravilla arquitectónica, con grandes salones y detalles intrincados que reflejan la historia y aspiraciones de la provincia. Las visitas guiadas brindan información sobre el diseño del edificio, la importancia del Golden Boy y los procesos políticos que se desarrollan dentro de sus paredes.
Los visitantes también pueden explorar los terrenos circundantes, que ofrecen vistas pintorescas y un entorno tranquilo en el corazón de Winnipeg. Los jardines y senderos del Edificio Legislativo proporcionan un telón de fondo perfecto para un paseo relajado o un momento de reflexión.
El Golden Boy es más que una estatua; es un testimonio del espíritu y la ambición perdurables de Manitoba. Su presencia resplandeciente en la cima del Edificio Legislativo sirve como un recordatorio del viaje de la provincia desde un floreciente centro agrícola hasta un próspero centro de comercio y cultura. El Golden Boy continúa inspirando tanto a los habitantes de Manitoba como a los visitantes, simbolizando la promesa de un futuro próspero.
En conclusión, el Golden Boy se erige como un faro de esperanza y empresa, capturando la esencia del pasado, presente y futuro de Manitoba. Su historia está entrelazada en el tejido de la provincia, convirtiéndolo en una atracción imperdible para cualquiera que visite Winnipeg.
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