La Catedral de San Esteban, conocida localmente como Stephansdom, no es solo un lugar de culto, sino también un símbolo de la rica historia y patrimonio cultural de Viena. Situada en el corazón de Viena, en Stephansplatz, esta obra maestra arquitectónica ha resistido el paso del tiempo, siendo testigo de la evolución de la ciudad desde un asentamiento medieval hasta una metrópolis bulliciosa. Con su imponente aguja y detalles intrincados, la Catedral de San Esteban es una visita obligada para cualquiera que explore la capital de Austria.
Los orígenes de la Catedral de San Esteban se remontan al siglo XII. La primera iglesia en este sitio fue consagrada en 1147 y dedicada a San Esteban, el primer mártir cristiano. Esta estructura románica temprana fue posteriormente reemplazada y ampliada, resultando en la magnífica catedral gótica que vemos hoy.
Uno de los períodos más significativos en la historia de la catedral ocurrió bajo el Duque Rodolfo IV, conocido como el Fundador. En 1359, colocó la primera piedra para la expansión gótica, que incluyó la construcción de la Torre Sur. Este ambicioso proyecto tenía como objetivo elevar el estatus de la iglesia y reflejar la creciente importancia de Viena en la región.
La Torre Sur, con una altura impresionante de 136,4 metros, se completó en 1433 y sigue siendo una de las estructuras más altas de Viena. Curiosamente, ninguna otra iglesia en el antiguo Imperio Austrohúngaro podía superar su altura. La Torre Norte, destinada a ser un reflejo de su contraparte del sur, permanece inacabada y alcanza solo 68 metros. A pesar de esto, alberga la famosa campana Pummerin, una de las campanas de balanceo libre más grandes de Europa, instalada en 1957.
La Catedral de San Esteban es un testimonio de la destreza arquitectónica de su época. El edificio mide 109 metros de largo y 72 metros de ancho, lo que lo convierte en una de las iglesias más grandes de Austria. Su diseño es una mezcla de estilos románico y gótico, con este último dominando su apariencia.
Una de las características más llamativas de la catedral es su colorido techo de tejas, adornado con intrincados patrones y el águila bicéfala imperial. Este vibrante techo contrasta bellamente con la fachada de piedra, creando un espectáculo visual que puede verse desde varios puntos de la ciudad.
La Fachada Oeste, flanqueada por las dos Heidentürme (Torres de los Pagos), es otro aspecto notable de la catedral. Estas torres, cada una de aproximadamente 65 metros de altura, son vestigios de la estructura románica anterior. El origen de su nombre es debatido, pero se cree que se refiere al uso de piedras de antiguas ruinas romanas o a los símbolos de fertilidad no cristianos que una vez se exhibieron en las torres.
Entrar en la Catedral de San Esteban es como ingresar a un mundo diferente. El vasto interior está lleno de detalles impresionantes, desde los altos techos abovedados hasta las numerosas capillas y altares. La nave principal está flanqueada por altas columnas, cada una adornada con estatuas de santos y figuras religiosas.
Uno de los puntos destacados del interior es el Altar Mayor, completado en 1647. Esta obra maestra barroca presenta una representación de la lapidación de San Esteban y está rodeada por estatuas de ángeles y santos. Las intrincadas tallas y detalles dorados lo convierten en un punto focal del interior de la catedral.
Otro lugar imperdible es el Altar de Wiener Neustädter, ubicado en la nave izquierda. Este retablo gótico, que data de 1447, está adornado con delicadas tallas y pinturas que representan escenas de la vida de la Virgen María. Su conservación y belleza lo convierten en una pieza significativa del arte religioso.
Para aquellos que buscan una vista panorámica de Viena, subir a la Torre Sur es una experiencia gratificante. El recorrido implica ascender 343 escalones, pero la impresionante vista desde la cima vale la pena el esfuerzo. Desde aquí, los visitantes pueden ver todo el paisaje urbano, incluido el río Danubio y las colinas distantes.
Debajo de la catedral se encuentra un mundo oculto de catacumbas. Estas cámaras subterráneas sirven como lugar de descanso final para muchas figuras notables, incluidos miembros de la dinastía Habsburgo. Las visitas guiadas a las catacumbas ofrecen una fascinante visión de la historia y los secretos enterrados bajo la catedral.
La Catedral de San Esteban no es solo un monumento histórico; es una parte viva y vibrante del tejido cultural de Viena. La catedral alberga numerosos eventos a lo largo del año, incluidos conciertos, servicios religiosos y ceremonias especiales. Uno de los eventos más notables es el repique de la campana Pummerin en la víspera de Año Nuevo, una tradición que marca el comienzo de las celebraciones de la ciudad.
La catedral también juega un papel central en la vida religiosa de Viena. Es la sede del Arzobispo de Viena y sirve como la iglesia principal de la Arquidiócesis. Aquí se celebran misas regulares, bodas y bautizos, lo que la convierte en un centro espiritual vital para la comunidad local.
La Catedral de San Esteban es más que un edificio; es un símbolo del espíritu perdurable y el rico patrimonio de Viena. Sus imponentes agujas, detalles intrincados e historia llena de acontecimientos la convierten en un destino imprescindible para cualquiera que explore la ciudad. Ya sea que seas un entusiasta de la arquitectura, un aficionado a la historia o simplemente un viajero curioso, una visita a la Catedral de San Esteban te dejará con recuerdos duraderos de la grandeza y el encanto de Viena.
¡Compre sus entradas ahora!
¡Con myCityHunt descubre miles de ciudades de todo el mundo en emocionantes gymkanas, búsquedas del tesoro y juegos de escape!
¡Los vales de myCityHunt son el regalo perfecto para cualquier ocasión! ¡Sorprende a tus amigos y a la familia con este extraordinario regalo! Los vales de myCityHunt tienen una validez de 2 años a partir de la fecha de compra y pueden ser utilizados dentro de este período para una ciudad y un tour de libre elección del portafolio de myCityHunt.
Cupones de regalo