Situado en el pintoresco pueblo de Dommelen, cerca de Valkenswaard en los Países Bajos, el Dommelse Watermolen es una joya histórica que ofrece una fascinante mirada al rico pasado de la región. Este encantador molino de agua, ubicado a orillas del tranquilo río Dommel, tiene una historia que se remonta al siglo XIV. Hoy en día, se erige como un testimonio de la ingeniosidad y la resistencia de generaciones que aprovecharon la fuerza del agua para moler grano y producir aceite.
El Dommelse Watermolen fue mencionado por primera vez en registros históricos en la segunda mitad del siglo XIV. Aunque los documentos originales que detallaban su construcción probablemente se perdieron en un incendio, un documento sobreviviente de 1422 revela que Hendrik van Ranst, el Señor de Boxtel y Liempde, alquiló el molino. Para 1545, el molino había pasado a manos de Jan van Cortenbach, el Señor de Helmond y Keerbergen. A lo largo de los siglos, el molino cambió de manos varias veces, pasando por la propiedad de la familia Van der Clusen, el convento en Arendonk y, eventualmente, la familia Keunen.
Uno de los capítulos más intrigantes en la historia del molino ocurrió a mediados del siglo XVIII cuando fue adquirido por Johannes Janszn. Ceunen. El nieto de Ceunen, Joannes Evert Keunen, se convirtió en el alcalde de Dommelen y jugó un papel crucial en la historia del molino. En 1860, cuando el molino fue vendido por los Keunen de Eindhoven, Joannes Evert Keunen se encontró en una situación peculiar. Aunque ya no era dueño del molino, tenía que pasar por él diariamente para cumplir con sus deberes de alcalde. Para evitar esto, financió la construcción de un segundo puente, conocido como el puente del alcalde, que ya no existe hoy en día.
El Dommelse Watermolen es un molino de doble rueda de paletas, lo que significa que tiene dos ruedas de agua que operan por debajo de la superficie del agua. Este diseño único permitía que el molino tuviera múltiples funciones. Operaba como un molino de grano, un molino de aceite e incluso un molino de corteza. Esta versatilidad lo convirtió en una parte esencial de la economía local, proporcionando servicios vitales a las comunidades circundantes.
Durante la Segunda Guerra Mundial, el molino jugó un papel crucial en el apoyo a la población local. Ceel van den Eijnden, quien alquiló el molino en 1900, y su hijo Pau, utilizaron el molino como un escondite y molieron grano en secreto para los residentes locales. Este acto de valentía y ingenio ayudó a sostener a la comunidad durante un tiempo de gran dificultad.
En 1938, el molino de aceite, que había caído en mal estado, fue desmantelado. Sin embargo, el molino de grano continuó operando, produciendo harina para panaderías y alimento para animales hasta 1977. En ese año, el edificio del molino occidental fue restaurado, preservando su estructura de madera del siglo XIX. El edificio del molino oriental fue convertido en una residencia, y la viuda de Pau van den Eijnden continuó viviendo allí después de su fallecimiento en 1983. Su hijo, Maurice van den Eijnden, continuó la tradición familiar como molinero.
A pesar de que ya no está en uso regular, el Dommelse Watermolen sigue siendo completamente operativo. Su entorno pintoresco y su importancia histórica lo convierten en un valioso elemento cultural y paisajístico. La preservación del molino como monumento nacional asegura que las futuras generaciones puedan apreciar su valor histórico y arquitectónico.
El Dommelse Watermolen no es el único molino de agua en la zona. Río abajo en el Dommel, se puede encontrar el Loondermolen, mientras que río arriba se encuentra el Venbergse Watermolen. Estos molinos, junto con el Dommelse Watermolen, ofrecen una fascinante visión del patrimonio molinero de la región y el papel vital que estas estructuras desempeñaron en la economía local.
Para los entusiastas de la historia y los visitantes ocasionales, una visita al Dommelse Watermolen es un viaje al pasado. Los encantadores edificios de madera del molino, con sus techos de tejas rojas y su ubicación serena junto al río, crean una escena pintoresca perfecta para la fotografía y la exploración tranquila. La importancia histórica del molino y las historias de las personas que vivieron y trabajaron allí añaden profundidad e intriga a la experiencia.
Ya sea que seas un aficionado a la historia, un entusiasta de la arquitectura, o simplemente estés buscando un lugar tranquilo y pintoresco para visitar, el Dommelse Watermolen en Valkenswaard es un destino que no te puedes perder. Su rica historia, diseño multifuncional y hermosos alrededores lo convierten en un lugar cautivador y memorable para explorar.
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