En el corazón de Thonon-les-Bains, un encantador pueblo a orillas del Lago de Ginebra en la región de Alta Saboya en Francia, se encuentra la Basílica de San Francisco de Sales. Esta majestuosa basílica, con su impresionante arquitectura neoclásica, es un testimonio de la rica historia del pueblo y su profundo legado católico.
La historia de la basílica comienza a finales del siglo XIX. Inicialmente, se planeó reemplazar la antigua Iglesia de San Hipólito con una nueva y más grandiosa estructura. Sin embargo, la comunidad local, muy apegada a su querida iglesia, se opuso a esta idea. En su lugar, se decidió construir la nueva basílica junto a la iglesia existente. La construcción comenzó en 1889, siguiendo los diseños del arquitecto Théodore Fivel. Trágicamente, Fivel falleció antes de que el proyecto se completara, pero su visión perduró.
El ambicioso proyecto inicialmente contemplaba una grandiosa iglesia neogótica con dos altas torres. Sin embargo, debido a limitaciones financieras, la construcción se detuvo y la estructura parcialmente construida se reutilizó para diversos fines comerciales, incluyendo servir como almacén y taller durante la Primera Guerra Mundial. No fue hasta 1921, bajo la guía del Padre J. Chaumont, que la construcción se reanudó. Los planes revisados incluyeron solo una torre, y la basílica se completó y consagró finalmente el 30 de noviembre de 1930 por Monseñor de Villerabel, el Obispo de Annecy. En 1993, la iglesia fue elevada al estatus de basílica.
La Basílica de San Francisco de Sales es un impresionante ejemplo de arquitectura neoclásica, caracterizada por sus líneas limpias, diseño simétrico y proporciones grandiosas. La fachada de la basílica está adornada con intrincadas tallas de piedra y presenta una prominente torre del reloj que sirve como un hito local. Al acercarse a la basílica, lo primero que notará es su tamaño impresionante y la sensación de grandeza que emana.
Al entrar en la basílica, será recibido por un interior impresionante que combina belleza artística con tranquilidad espiritual. Una de las primeras cosas que verá es el altar dedicado a San Francisco de Sales, ubicado inmediatamente a la derecha al entrar. Este altar está adornado con un retrato auténtico del santo, añadiendo un toque de autenticidad histórica al espacio.
Cerca de las fuentes bautismales, encontrará una notable estatua de la Virgen y el Niño, que data del siglo XIV y proviene de Beauvais. Esta antigua estatua es un testimonio del legado perdurable del arte religioso y la devoción.
Las paredes de la basílica están adornadas con exquisitas pinturas de Maurice Denis, creadas sobre lienzo marouflé en 1943. Estas pinturas representan escenas de la Pasión de Cristo, incluyendo La Aparición de Cristo a las Santas Mujeres y María Magdalena y La Agonía en el Jardín de Getsemaní. Denis también creó su última serie de Estaciones del Vía Crucis aquí, que fueron meticulosamente restauradas en 2012. Los pilares están adornados con hermosos capiteles esculpidos que datan de 1942, elaborados por los escultores Philippe Koepplin y François Robert.
Las vidrieras de la basílica, creadas por el maestro vidriero Raphaël Lardeur, son una maravilla para contemplar. Estas ventanas representan escenas relacionadas con la Devoción de las Cuarenta Horas, durante la cual San Francisco de Sales jugó un papel crucial en la restauración de la fe católica en Thonon tras la ocupación bernesa, que favoreció la Reforma. Los colores vibrantes y los intrincados diseños de las vidrieras añaden un sentido de belleza etérea al interior de la basílica.
Los amantes de la música estarán encantados de conocer el gran órgano de la basílica, elaborado por el maestro organero Xavier Silbermann. Inaugurado el 7 de mayo de 1967 por el renombrado organista Pierre Cochereau, este magnífico instrumento cuenta con 2.955 tubos, 43 registros y tres teclados con un pedalero. Los tonos ricos y resonantes del órgano llenan la basílica durante los servicios y conciertos, creando una experiencia auditiva inolvidable.
Una visita a la Basílica de San Francisco de Sales es un viaje a través de la historia, el arte y la espiritualidad. Ya sea que sea un entusiasta de la historia, un amante del arte o simplemente busque un momento de tranquilidad, esta basílica ofrece algo para todos. La ubicación de la basílica en la Grande Rue, en el corazón de Thonon-les-Bains, la hace fácilmente accesible para los visitantes que exploran el pueblo.
Al explorar la basílica, tómese un momento para apreciar la dedicación y la artesanía que se invirtieron en su construcción y decoración. Desde las intrincadas tallas de piedra en la fachada hasta la serena belleza del interior, cada detalle cuenta una historia de fe, resiliencia y excelencia artística.
En conclusión, la Basílica de San Francisco de Sales no es solo un lugar de culto; es un testimonio vivo del rico patrimonio cultural y religioso de Thonon-les-Bains. Sus paredes resuenan con las oraciones y los himnos de generaciones pasadas, y su arte y arquitectura continúan inspirando asombro y reverencia. Una visita a esta magnífica basílica es una experiencia que dejará una impresión duradera en su corazón y alma.
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