El Parque de Tervuren, conocido localmente como Park van Tervuren, es un magnífico parque público situado en el encantador municipio de Tervuren, en la región flamenca de Bélgica. Con una extensión impresionante de 205 hectáreas, este parque fue en su día los terrenos de caza de los Duques de Brabante. Hoy en día, se erige como un testimonio de la rica historia y la belleza natural que Bélgica tiene para ofrecer.
La historia del Parque de Tervuren es tan exuberante como sus paisajes. Todo comenzó a principios del siglo XIII, cuando Enrique I, Duque de Brabante, construyó un castillo en la confluencia de los ríos Maelbeek y Voer. Este castillo servía principalmente como pabellón de caza. La importancia histórica del parque floreció aún más cuando Alberto e Isabel, gobernadores de los Países Bajos del Sur, hicieron del castillo su residencia en 1599. La Capilla de San Huberto, situada justo al sureste del castillo, fue construida durante este periodo.
Avanzando al siglo XVIII, el castillo experimentó una transformación bajo Carlos de Lorena, convirtiéndose en una residencia de verano. El diseño original en forma de tablero de ajedrez del parque fue reemplazado por un diseño en forma de estrella que aún existe hoy en día, con siete avenidas convergiendo en un punto central en el bosque. Sin embargo, el castillo encontró su fin en 1782, cuando fue demolido por decreto del emperador José II. El parque vivió un nuevo capítulo cuando fue entregado al príncipe Guillermo de Orange en 1815, quien construyó un pabellón ricamente decorado rodeado de jardines italianos.
El desarrollo del parque tomó un giro significativo bajo el reinado de Leopoldo II, el segundo rey de los belgas. En 1853, el parque le fue otorgado por su padre, Leopoldo I. Bajo la supervisión de Leopoldo II, el Parque de Tervuren fue aún más desarrollado y embellecido. Un momento crucial llegó en 1897, durante la Exposición Internacional de Bruselas, cuando se construyó el Palacio de las Colonias dentro del parque para servir como espacio de exposición. Este palacio fue diseñado por el arquitecto Élie Lainé y estaba rodeado de jardines clásicos.
El parque también albergó aldeas congoleñas durante la exposición, donde los congoleños fueron obligados a vivir como parte de la exhibición. Este controvertido capítulo en la historia del parque es un recordatorio impactante del pasado colonial de Bélgica. En 1905, se estableció el Museo Real de África Central para acomodar la creciente colección de artefactos coloniales. Este museo, inaugurado en 1911 por el rey Alberto I, sigue siendo uno de los hitos más significativos del parque.
Hoy en día, el Parque de Tervuren es un refugio para los amantes de la naturaleza, aficionados a la historia y aquellos que buscan un escape sereno del bullicio de la vida urbana. Una de las características más destacadas del parque es su extensa red de estanques, ocho en total, que añaden a la atmósfera tranquila del parque. El parque también cuenta con un raro bosque de hayas, ofreciendo a los visitantes la oportunidad de sumergirse en la esplendorosa naturaleza.
Mientras paseas por el parque, te encontrarás con las ruinas del antiguo Castillo de Tervuren, un recordatorio conmovedor del pasado histórico del parque. La Capilla de San Huberto, con su importancia histórica, es otro lugar imprescindible. Esta encantadora capilla es un testimonio del patrimonio religioso y cultural del parque.
En la entrada desde la Avenida de Tervuren, serás recibido por una fuente caprichosa adornada con estatuas conocidas como la Banda de Jazz de Agua de Bandundu. Este conjunto lúdico añade un toque de arte moderno al paisaje histórico del parque.
Una de las avenidas más prestigiosas de Bélgica, la Avenida de Tervuren, conecta Bruselas con el Parque de Tervuren. Esta gran avenida comienza en el Parque del Cincuentenario en Bruselas y culmina en la entrada del parque, justo enfrente del Palacio de las Colonias. La avenida en sí es un hermoso recorrido, bordeado de árboles y ofreciendo destellos del exuberante verdor del parque a medida que te acercas.
El Parque de Tervuren sirve como una de las puertas de entrada al extenso Bosque de Soignes, un sitio del Patrimonio Mundial de la UNESCO. Este antiguo bosque, con sus imponentes hayas y robles, ofrece infinitas oportunidades para hacer senderismo, ciclismo y avistamiento de fauna. La conexión entre el Parque de Tervuren y el Bosque de Soignes lo convierte en un punto de partida ideal para quienes desean explorar la belleza natural de la región.
En conclusión, el Parque de Tervuren no es solo un parque; es un tapiz viviente de historia, cultura y belleza natural. Ya seas un entusiasta de la historia deseoso de profundizar en el rico pasado del parque, un amante de la naturaleza buscando explorar sus paisajes escénicos, o simplemente alguien que busca un retiro pacífico, el Parque de Tervuren tiene algo que ofrecer. Sus serenos estanques, ruinas históricas y frondosos bosques lo convierten en un destino imprescindible para cualquier persona que viaje a Bélgica. Así que prepara un picnic, ponte tus zapatos para caminar y prepárate para explorar el encantador Parque de Tervuren.
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