Ubicado en el pintoresco pueblo de Schwaz en Tirol, Austria, el Franziskanerkloster Schwaz es un destacado testimonio de la rica historia y esplendor arquitectónico de la región. Este monasterio franciscano, fundado a principios del siglo XVI, invita a los visitantes a explorar sus tranquilos patios, capillas históricas y los ecos de siglos pasados.
La historia del Franziskanerkloster comienza en 1507, cuando los influyentes magnates mineros y ciudadanos de Schwaz, con el respaldo del emperador Maximiliano I, iniciaron su construcción. Los franciscanos habían estado visitando Schwaz desde 1471, pero no fue hasta principios del siglo XVI que el monasterio encontró su hogar permanente. Sin embargo, el camino hacia su establecimiento no estuvo exento de obstáculos. Un notable contratiempo ocurrió cuando el clero local inicialmente prohibió la construcción debido a la falta de permisos eclesiásticos adecuados. Afortunadamente, con la intervención del emperador, estos problemas se resolvieron, permitiendo que el monasterio prosperara.
El terreno donde se erige el monasterio fue generosamente donado por Hans Fieger von Melans zu Friedberg. Su donación incluyó no solo el terreno, sino también su propiedad adyacente, conocida como el Fiegerhof, que se integró armoniosamente en el diseño del monasterio. Esta combinación de arquitectura y naturaleza es evidente en los claustros del monasterio, donde se exhiben con orgullo los escudos de armas de los generosos benefactores, incluidos los de los territorios del emperador Maximiliano.
La construcción de la iglesia del monasterio comenzó en abril de 1508, con la Capilla Bonaventura completada un año después. Esta capilla, con sus ventanas originales de vidrio emplomado, sirvió como el lugar principal para la misa hasta que la iglesia principal se completó en 1515. La iglesia, un magnífico ejemplo de arquitectura gótica, es una de las más grandes de su tipo en Tirol, con una longitud de 59 metros y un ancho de 20 metros.
En su interior, seis altares góticos adornaban la iglesia, cada uno una obra maestra del arte religioso. Aunque muchas piezas originales se han perdido o reubicado a lo largo de los siglos, la iglesia aún alberga una conmovedora escultura de la Mater Dolorosa y un impresionante crucifijo de piedra del renombrado escultor Loy Hering. Estos vestigios del pasado ofrecen un vistazo al patrimonio espiritual y artístico del monasterio.
Mientras paseas por los claustros, casi puedes escuchar los susurros de la historia. Los frescos, donados por los hermanos Fieger, representan escenas religiosas que han inspirado la contemplación durante generaciones. Los claustros también sirven como testimonio de los benefactores del monasterio, cuyas contribuciones están inmortalizadas en la piedra.
La Capilla Bonaventura, con su atmósfera serena, invita a los visitantes a detenerse y reflexionar. Aunque la sala de oración superior se transformó en el Salón Mariano a finales de la década de 1950, la capilla conserva su encanto histórico. Sigue siendo una parte querida del monasterio, ofreciendo un espacio tranquilo para el culto y la meditación.
A lo largo de los siglos, el Franziskanerkloster Schwaz ha sido testigo de numerosas renovaciones y cambios. Desde la construcción inicial liderada por Christoph Reichartinger hasta las diversas remodelaciones en los siglos XVII y XVIII, el monasterio ha evolucionado manteniendo su esencia histórica. El refectorio, con sus grandes vigas de madera y elegantes candelabros, cuenta historias de comidas y reuniones comunitarias, resonando con la risa y camaradería de los monjes que una vez cenaron allí.
Hoy en día, el monasterio sigue siendo un lugar de consuelo espiritual e intriga histórica. Sus muros, impregnados de historia, invitan a los visitantes a explorar y descubrir los relatos de antaño. Ya sea que te atraiga su belleza arquitectónica o su rico pasado, el Franziskanerkloster Schwaz ofrece una visión única del tapiz espiritual y cultural de Tirol.
Una visita al Franziskanerkloster Schwaz es un viaje a través del tiempo. Al explorar sus pasillos y jardines, descubrirás capas de historia, arte y espiritualidad. El entorno sereno del monasterio, rodeado por los impresionantes Alpes tiroleses, proporciona un telón de fondo perfecto para la reflexión y el descubrimiento.
Ya seas un entusiasta de la historia, un aficionado a la arquitectura o simplemente un viajero curioso, el Franziskanerkloster Schwaz promete una experiencia inolvidable. Su combinación de importancia histórica, belleza arquitectónica y entorno tranquilo lo convierte en un destino que no te puedes perder en el corazón de Austria.
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