En el corazón de Sant Cugat del Vallès, a solo un paso de Barcelona, se encuentra el Celler Cooperatiu de Sant Cugat, un fascinante testimonio del rico patrimonio vitivinícola y la destreza arquitectónica de la región. Esta joya modernista, diseñada por el renombrado arquitecto Cèsar Martinell i Brunet en 1921, no es solo una bodega, sino un símbolo del espíritu cooperativo e innovación que ha perdurado a lo largo del tiempo.
El Celler Cooperatiu de Sant Cugat es un notable ejemplo de arquitectura modernista, combinando funcionalidad con atractivo estético. El edificio está construido principalmente con ladrillo visto, un material elegido tanto por su practicidad como por su potencial decorativo. La estructura se divide en dos secciones principales: el patio de l'abocador y las tres naves de tinas. El patio es un espacio porticado, con un techo sostenido por bóvedas catalanas hechas de ladrillo y mortero de cemento, descansando sobre arcos construidos con ladrillos especialmente moldeados. Esta meticulosa atención al detalle es evidente en todo el edificio.
El interior del Celler es igualmente impresionante. Las tres naves de tinas se encuentran en una gran nave rectangular, con un techo sostenido por arcos parabólicos de madera. Este diseño no solo proporciona integridad estructural, sino que también crea una sensación de grandeza y amplitud. El uso de materiales tradicionales como la piedra para los zócalos, el ladrillo para las bóvedas y arcos, y la cerámica vidriada para la ornamentación, rememora técnicas de construcción históricas mientras muestra el enfoque innovador de Martinell.
La historia del Celler Cooperatiu de Sant Cugat es una de esfuerzo comunitario y resiliencia. Fue construido gracias a los esfuerzos cooperativos de los vinicultores locales que buscaban mejorar la eficiencia y calidad de su producción de vino. En 1921, el Sindicato Vitivinícola y Caja Rural de Sant Medir aprobó la construcción del edificio, respaldado por un crédito de 50,000 pesetas. Inicialmente, la bodega se construyó sin cubrir las naves de tinas, que fueron completadas más tarde en 1948.
A lo largo de su historia, el Celler ha experimentado varias transformaciones. Durante los años tumultuosos alrededor de 1936, un decreto de la Generalitat proporcionó ayuda a todos los sindicatos en Sant Cugat, y para 1942, el Celler había vuelto a ser una cooperativa vinícola. A pesar de las limitaciones financieras que impidieron la ejecución del proyecto grandioso original, se construyeron las partes esenciales del edificio, donde se realizaba el procesamiento inicial de las uvas. En la década de 1940, se construyeron estructuras adicionales usando ladrillos estándar, que fueron en su mayoría demolidas en 1995 para dar paso a galerías comerciales y bloques residenciales.
Los visitantes del Celler Cooperatiu de Sant Cugat están de enhorabuena. Al pasar por sus históricas puertas, uno se transporta inmediatamente a una época donde la artesanía y el espíritu comunitario eran primordiales. El patio de l'abocador, con sus elegantes arcos y techos abovedados, proporciona un espacio sereno para comenzar el recorrido. Aquí, se pueden ver las prensas de uva tradicionales y otros equipos utilizados en el proceso de vinificación, ofreciendo una visión de los métodos laboriosos del pasado.
Al entrar en la nave, la escala y belleza de los arcos parabólicos son impresionantes. Estos arcos de madera no solo sostienen el techo, sino que también crean un patrón rítmico que dirige la mirada hacia arriba, enfatizando la altura y la apertura del espacio. Las paredes exteriores, adornadas con ladrillos decorativos y aberturas de ventilación para las tinas, añaden al encanto y la significancia histórica del edificio.
Hoy en día, el Celler Cooperatiu de Sant Cugat se erige como un monumento al patrimonio agrícola y la ingeniosidad arquitectónica de la región. Es parte del Inventari del Patrimoni Arquitectònic de Catalunya, un testimonio de su importancia cultural e histórica. El edificio no solo sirve como un recordatorio del movimiento cooperativo que jugó un papel crucial en la economía local, sino también como un lugar para eventos culturales y reuniones comunitarias.
Para aquellos interesados en la arquitectura, la historia o la viticultura, una visita al Celler Cooperatiu de Sant Cugat es imprescindible. Ofrece una oportunidad única para explorar un ejemplo bellamente conservado de arquitectura modernista mientras se aprende sobre la rica historia de la producción de vino en la región. Ya seas un turista casual o un apasionado de la historia, el Celler promete una experiencia enriquecedora e inolvidable.
En conclusión, el Celler Cooperatiu de Sant Cugat es más que una bodega; es un símbolo del espíritu perdurable de cooperación e innovación que ha definido la región durante siglos. Sus muros cuentan historias de trabajo arduo, esfuerzo comunitario y brillantez arquitectónica, convirtiéndolo en un destino ineludible para cualquiera que visite Sant Cugat del Vallès.
¡Compre sus entradas ahora!
¡Con myCityHunt descubre miles de ciudades de todo el mundo en emocionantes gymkanas, búsquedas del tesoro y juegos de escape!
¡Los vales de myCityHunt son el regalo perfecto para cualquier ocasión! ¡Sorprende a tus amigos y a la familia con este extraordinario regalo! Los vales de myCityHunt tienen una validez de 2 años a partir de la fecha de compra y pueden ser utilizados dentro de este período para una ciudad y un tour de libre elección del portafolio de myCityHunt.
Cupones de regalo