El atentado de Hipercor de 1987, conocido localmente como Atentado de Hipercor, es uno de los eventos más trágicos e impactantes en la historia de Barcelona, España. Este devastador ataque, llevado a cabo por el grupo separatista vasco ETA, tuvo lugar el 19 de junio de 1987 en el centro comercial Hipercor, situado en la Avinguda Meridiana, en el distrito de Sant Andreu de Barcelona. La explosión resultó en la pérdida de 21 vidas y dejó 45 personas heridas, convirtiéndose en uno de los actos terroristas más mortales en España durante ese periodo.
A principios de los años 80, España atravesaba un clima político turbulento tras su transición a la democracia. Diversos grupos armados, como el GAL, Terra Lliure, GRAPO y ETA, estaban activos durante este tiempo. ETA, en particular, intensificó su campaña violenta para forzar negociaciones con el gobierno español. A mediados de los 80, el grupo cambió su enfoque de atacar a personal militar a realizar atentados masivos contra civiles.
En 1986, se formó una facción de ETA conocida como el Comando Barcelona, que rápidamente se convirtió en una de las unidades más activas y letales de la organización. El Comando Barcelona fue responsable de varios ataques de alto perfil, incluyendo el atentado de Hipercor, que sigue siendo el ataque más mortífero llevado a cabo por ETA.
El atentado de Hipercor fue meticulosamente planificado y ejecutado por el Comando Barcelona. Los atacantes colocaron un coche bomba en el segundo sótano del centro comercial, correspondiente al primer nivel de estacionamiento. El coche, un Ford Sierra robado, estaba cargado con 30 kilogramos de amonal (una sustancia explosiva), 100 litros de gasolina, escamas de jabón y adhesivo, creando una mezcla altamente destructiva. La bomba estaba equipada con un temporizador programado para detonar a última hora de la tarde.
Alrededor de las 3:00 PM, miembros de ETA hicieron tres llamadas telefónicas para advertir del inminente ataque: una a la policía local, otra a la administración de Hipercor y una más al periódico Avui. A pesar de estas advertencias, una inspección exhaustiva de las instalaciones por parte de la policía no logró descubrir la bomba, y fue desestimada como una falsa alarma. Cabe señalar que las amenazas de bomba eran comunes en ese momento, y solo el día del ataque se recibieron doce amenazas de este tipo.
A las 4:12 PM, la bomba detonó, causando una explosión masiva que atravesó el nivel de estacionamiento y llegó a la sección de alimentos arriba. El amonal utilizado en la bomba no requería oxígeno para la combustión, resultando en temperaturas que alcanzaron hasta 3,000 grados Celsius y la liberación de gases asfixiantes. El adhesivo en la mezcla explosiva causó que los materiales en llamas se pegaran a las víctimas, provocando lesiones y muertes graves. La explosión creó una gran columna de humo visible desde varias partes de la ciudad, causando pánico generalizado y caos en el tráfico.
Las consecuencias del atentado de Hipercor estuvieron marcadas por un shock y condena generalizados. El presidente de la Generalitat de Cataluña, Jordi Pujol, dio un discurso televisado llamando a la unidad y cooperación para combatir el terrorismo. La familia real española hizo una parada en Barcelona para expresar sus condolencias, y se organizó una manifestación masiva el 22 de junio de 1987 para honrar a las víctimas. La manifestación, realizada en el Passeig de Gràcia, contó con la asistencia de unas 750,000 personas, incluidos líderes políticos, familiares de las víctimas y el público en general. El evento se caracterizó por una atmósfera sombría y silenciosa, reflejando el dolor colectivo y la determinación de la comunidad.
Tras el ataque, ETA emitió un comunicado reconociendo el atentado como un error, mientras que el partido político Herri Batasuna expresó su pesar por la pérdida de vidas y criticó a la policía y a la administración de la empresa por no evacuar el edificio. En 2018, un mes antes de anunciar su disolución, ETA se refirió al atentado de Hipercor como su mayor error y tragedia.
Los miembros del Comando Barcelona responsables del ataque fueron finalmente detenidos y llevados ante la justicia. Domingo Troitiño y Josefa Ernaga fueron arrestados en septiembre de 1987 y sentenciados a 794 años de prisión cada uno en 1989. Rafael Caride Simón y Santiago Arróspide Sarasola (Santi Potros) fueron capturados más tarde y recibieron sentencias de 790 años cada uno en 2003. El estado español también fue considerado civilmente responsable por las acciones de sus fuerzas de seguridad, resultando en compensaciones para las familias de las víctimas.
Para conmemorar a las víctimas del atentado de Hipercor, se inauguró un monumento el 26 de junio de 2003 en el extremo sur del Parque de Can Dragó, cerca de la intersección de la Avinguda Meridiana y el Passeig de Fabra i Puig, aproximadamente a 200 metros del lugar del ataque. Este monumento sirve como un recordatorio conmovedor de las vidas perdidas y la resiliencia de la comunidad ante el terrorismo.
El atentado de Hipercor de 1987 sigue siendo un capítulo significativo y sombrío en la historia de Barcelona. Es un testimonio de la fortaleza y unidad de la ciudad ante la adversidad, y continúa siendo recordado como un evento trágico que marcó la conciencia colectiva de la comunidad.
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