En el corazón del centro de San Luis Obispo, California, se encuentra un lugar peculiar y fascinante que ha capturado la imaginación tanto de locales como de turistas: el Callejón de los Chicles. Este pasaje único, que se extiende 21 metros de largo y 4.5 metros de alto, está adornado con miles y miles de trozos de chicle masticado, transformándolo en una vibrante, aunque pegajosa, instalación de arte urbano.
Los orígenes del Callejón de los Chicles están envueltos en un cierto misterio, con varias teorías sobre cómo comenzó esta curiosa tradición. Algunos creen que comenzó después de la Segunda Guerra Mundial como un evento de graduación para los estudiantes de la Escuela Secundaria de San Luis Obispo. Otros sugieren que la tradición inició a finales de los años 50 como una rivalidad juguetona entre los estudiantes de la Escuela Secundaria de San Luis Obispo y la Universidad Estatal Politécnica de California (Cal Poly). Para los años 70, el callejón ya se había establecido como un punto de referencia local, a pesar de la resistencia inicial de los propietarios de tiendas que lo consideraban insalubre.
A lo largo de su historia, el Callejón de los Chicles ha sido limpiado en varias ocasiones, especialmente en los años 70, cuando se intentó eliminar el graffiti de chicle. Sin embargo, estos esfuerzos fueron en gran medida infructuosos, y el chicle continuó reapareciendo. En 1996, la Asociación de Mejora del Centro (BIA) hizo otro intento de limpiar el callejón, pero el chicle se mantuvo resistente, consolidando el estatus del Callejón de los Chicles como una característica permanente de San Luis Obispo.
El Callejón de los Chicles ha llamado la atención de todo el mundo, apareciendo en numerosos programas de televisión, noticieros y periódicos. Publicaciones renombradas como The New York Times y Los Angeles Times han documentado las reacciones mixtas de los visitantes, desde el deleite hasta el disgusto. El callejón también ha sido presentado en programas de televisión populares como The Tonight Show Starring Johnny Carson, That's Incredible! y Real People. En 2006, MTV’s Call to Greatness filmó un episodio en el callejón, donde la récord mundial Susan Chewsy Suzy Williams intentó romper el récord mundial de la burbuja de chicle más grande.
Además de su fama televisiva, el Callejón de los Chicles ha encontrado su camino en la literatura y la música. Se menciona en el capítulo diecisiete de la novela de Lee Goldberg Mr. Monk on the Road, así como en el libro de Megan McDonald Judy Moody: Around the World in 8 and a Half Days. El callejón incluso inspiró un libro infantil titulado Stuck: A Bubblegum Alley Adventure, publicado en 2021. Músicos también han rendido homenaje a este punto de referencia pegajoso, con Weird Al Yankovic mencionándolo en su canción de 1978 Take Me Down, y Those Darn Accordions grabando una canción llamada Wall of Gum en 1999.
A pesar de su popularidad, el Callejón de los Chicles ha sido objeto de controversia entre los locales. Algunos lo ven como una monstruosidad y una preocupación sanitaria, mientras que otros lo abrazan como un aspecto único y encantador del centro de San Luis Obispo. La Cámara de Comercio lo enumera como una “atracción especial,” y sin duda atrae un tráfico peatonal significativo al área, beneficiando a los negocios locales.
Bill Hales, un propietario de un pub local, se encarga de mantener el callejón pagando por limpiezas mensuales con vapor. Este esfuerzo ayuda a gestionar la acumulación de chicle y aborda algunas de las preocupaciones de limpieza. Deborah Holley, la administradora de la Asociación de Mejora del Centro, reconoce los desafíos que presenta el callejón pero también reconoce su valor como un punto de referencia que atrae a visitantes de cerca y de lejos.
El Callejón de los Chicles no solo ha capturado la atención de los turistas, sino que también ha inspirado a artistas profesionales. Un ejemplo notable es Matthew Hoffman, quien creó un autorretrato gigante titulado Projectbubble Gum en la pared norte del callejón. Esta obra de arte, hecha completamente de chicle, muestra a Hoffman soplando una burbuja y requirió una enorme cantidad de chicle contribuido por la comunidad. El proyecto de Hoffman enfatiza la idea de la participación comunitaria y la mayordomía, ya que los individuos que participaron en la creación sintieron un sentido de propiedad y orgullo en su contribución.
El callejón también ha inspirado a poetas, como un poeta de Arroyo Grande conocido como M, quien escribió un poema en defensa del Callejón de los Chicles. Este poema fue publicado en un artículo de 1986 por Don Pieper en el Telegram-Tribune, titulado An Ode to Gum Alley.
Para aquellos que planean una visita a San Luis Obispo, el Callejón de los Chicles es una atracción que no se puede perder. Ubicado en el bloque 700 de la calle Higuera, este punto de referencia peculiar ofrece una experiencia única e inolvidable. Al caminar por el callejón, estarás rodeado por un mosaico colorido de chicles masticados, cada pieza representando una pequeña parte de la historia dejada por innumerables visitantes.
Mientras que algunos pueden encontrarlo un poco asqueroso, otros aprecian el encanto caprichoso del callejón y el sentido de comunidad que representa. Es un lugar donde personas de todos los ámbitos de la vida se reúnen para contribuir a una pieza de arte urbano viva y en constante evolución. Ya sea que seas un fanático de las atracciones poco convencionales o simplemente busques una oportunidad divertida y peculiar para tomar fotos, el Callejón de los Chicles seguramente dejará una impresión duradera.
En conclusión, el Callejón de los Chicles es más que un espectáculo pegajoso; es un testimonio de la creatividad, la resiliencia y el sentido de comunidad que define a San Luis Obispo. Este punto de referencia único invita a los visitantes a abrazar lo inesperado y encontrar belleza en lo poco convencional. Así que, toma un trozo de chicle, añade tu contribución a la pared y conviértete en parte de este tapiz colorido y en constante crecimiento en el corazón del centro de San Luis Obispo.
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